Por Armando Almánzar Botello
Ni ella era Jung, ni él era Freud…
sin embargo:
luego de un fatídico idilio turbulento,
se odiaron a muerte los dos travestis…
¡como si fueran sabios!
sin embargo:
luego de un fatídico idilio turbulento,
se odiaron a muerte los dos travestis…
¡como si fueran sabios!
Febrero 2010
Santo Domingo, República Dominicana.
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