¿Tienen futuro los Partidos y el Estado Nacional?
Miércoles, 25 de mayo de 2011.
Comunicación dirigida al señor Omar Bautista González en un foro de Fátima Portorreal en facebook sobre política internacional, gestión comunitaria y futuro del Estado y los Partidos Políticos.
Por Armando Almánzar Botello
Me parece que logro adivinar, a través de la sinuosa línea de su interesante escritura fractal, los motivos que le impulsan a defender lo que usted denomina autogestión ácrata.
Podría decirle, para su tranquilidad, que los comparto parcialmente, aunque filtro con una cautelosa escucha sus implicaciones "eróticas".
Siempre he dudado del supuesto valor libertario de esos "contratos prostitutivos" con los que se ofrece hoy la mercancía erótico-económico-política en el denominado "mercado del amor"....o del bien comunitario. Usted mismo lo dice: "Sin embargo, Machepa nos alienta y nos prepara para que no dependamos de esa vida perversa que nos alimenta en la actualidad". Reconoce usted que hay un riesgo perverso en ciertos financiamientos "libertarios".
Pero mi interés ahora se concentra más bien en recordarle que ningún proceso lineal de autogestión comunitaria puede aspirar al logro de "autonomía funcional" alguna, pretendidamente autárquica y ácrata, si pierde de vista su relación dialógica, y además -no le temo a la palabra-, dialéctica, con la instancia de un Estado redefinido en su estructura, sus funciones y proyectos.
La mera autogestión de carácter anarco-voluntarista conduce a un callejón sin salida ético-práctico; ella, si bien puede favorecer ciertos logros parciales en los proyectos comunitarios, corre el riesgo de subordinarse a otros intereses y escollos de genealogía mucho peor que la de los problemas ofrecidos por los mismos estados nacionales en su gestión… aunque pueda resultar rentable para ciertos estamentos aviesos de una mal llamada sociedad civil oportunista.
Como decía José María Ripalda a propósito de la tensión política existente entre descentramientro y recentramiento en los procesos actuales de liberación: El espacio de la postmodernidad es tramposo, pues la supuesta pluralidad y descentramiento conquistados, se hallan "recentrados" por hegemonías evidentes y...otras menos evidentes: atractores extraños y... "unidad oculta" en la sombra (aquí uso una categoría de Deleuze, ya que usted se toma la libertad de citarlo en su exposición).
Creo en la racionalidad de la descentralización en la gestión social de ciertos procesos, creo en el empoderamiento cada vez mayor de los sectores populares y de los diferentes estamentos productivos y/o marginales de la sociedad; pero me parece una ingenuidad creer que estas transformaciones se pueden realizar sin una lucha política simultánea orientada a la redefinición del papel del Estado.
Tratar de actuar de espaldas a esta tensión dialéctica y política entre 'descentralización ácrata' que segregaría sus propios mecanismos de ‘marcación’ y 'regulación', por un lado, y 'centralización estratégica' en la que el Estado asuma un papel de regulador y rector parcial de ciertos procesos, por el otro, significa abandonarse a 'sobre-codificaciones' económico-jurídicas inconfesables que pervierten efectivamente los procesos libertarios de nuestras comunidades, sometiéndolos a las hegemonías de las grandes Corporaciones Transnacionales, las ONG's auspiciadas por Estados de catadura neocolonial, y/o a la vocación de ciertos grupos 'humanitarios' de vocación anómica y esencialmente nihilista.
Así como no existe sujeto autónomo sin relación con lo social, tampoco se ofrece un sujeto meramente relacional que pueda coordinar y orientar acciones sin una mínima centralización y fijeza de sus estructuras. El riesgo de ese intento de "relacionismo aboluto" es la "psicosis política", que eventualmente puede resultar rentable para ciertos agentes sociales y sectores perversos de la modernidad crematística tardía...
Creo en el combate político que abarque un doble registro: la lucha descentralizadora de cara a la comunidad, esa lucha que intenta construir "una cierta autonomía relativa desde abajo”, sustentable, como usted bien señala, abierta a múltiples formas de propiedad y gestión, y la lucha por redefinir el funcionamiento del Estado –trabajo difícil si se quiere, pero necesario-, al promover las condiciones propicias para la emergencia de fuerzas y agentes políticos que reorienten el papel de éste, de cara a los intereses de las grandes mayorías desposeídas y del porvenir institucional, realmente pluralista y democrático, de nuestro país y de toda la región.
Santo Domingo, República Dominicana.