lunes, 4 de junio de 2012

Magro epigrama ciberótico.


Por Armando Almánzar Botello




Ni ella era Jung, ni él era Freud…
sin embargo:
luego de un fatídico idilio turbulento,
se odiaron a muerte los dos travestis…
                ¡como si fueran sabios!




Febrero 2010


© Armando Almánzar Botello
    Santo Domingo, República Dominicana.

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