martes, 30 de abril de 2013

UNA VIDA...

"La normalidad es el grado cero de lo monstruoso." Georges Canguilhem

"Y la vida no se detiene, prosigue su agitado curso.Manuel Antonio Rodríguez –Rodriguito. (En su programa radial "El informador policíaco"). 

Andrés Serrano. Sangre y Semen III. 1990. Fotografía.

Por Armando Almánzar-Botello

A la memoria de Georges Bataille, Jacques Lacan, Michel Foucault, Jacques Derrida, 
Gilles Deleuze... 


Resulta evidente que la rabia de lo ignoto,
lo Real indomeñable nunca escrito, lo vivido, creado 
             y alumbrado, 
jamás tienen por límite aquello que exhibimos 
por las redes sociales a través de la internet... 

¿Quién podría balbucear la entropía temible 
de una Danza  
                        litorales del vacío
el recóndito catálogo de símbolos  
y pasos, 
               lo podrido inverosímil,
               la energía oscura de la letra, 
su vórtice de órganos terribles?

Esto que mostramos deriva en mera punta 
de un iceberg caligráfico
                   monstruoso, éxtimo, innombrable—. 
O en algo más claro y legible todavía...

No obstante, una vida es más compleja, indescrita por siempre: torbellino de abismal polivalencia...

Ahora tomo un whisky a la roca y escucho
un Jazz aperitivo. 
                              Sin embargo,
hace pocas horas mi lenguaje contemplaba
                                         
el espeso delirio de la vulva entreabierta 
de una mujer en trance místico... 

Terminada esa recóndita faena, casi 
                         para mí agotadora, 
trabajé aplicadamente, 
                                      decidido a exhumar
en el denso boscaje de los trazos y los rostros, 
próximo a la urbe y su escritura indiferente 
                      
un fétido cadáver descompuesto: 
Aquel reconocido y temible hombre de letras…




© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

martes, 23 de abril de 2013

TACHADURA EN CRUZ Y TACHADURA SIMPLE

Rememorando...


La tachadura psicoanalítico-lacaniana del sujeto se representa en diagonal —barrando desde el lado superior derecho de la letra 'S' = Sujeto, hasta su lado inferior izquierdo—. Este símbolo del álgebra lacaniana, expresión de la división del "sujeto bruto del goce" por efecto del rasgo unario y de la cadena significante, procede de la heideggeriana doble "tachadura en cruz del Ser". 
A. Almánzar-Botello
                                                                                                                                                                                                               
Martin Heidegger, su esposa y Jacques Lacan. Guitrancourt, 1955.
                                                


Por Armando Almánzar-Botello



La doble tachadura en cruz del Ser, próxima pero diferente a la tachadura simple del Sujeto barrado lacaniano (que también subvierte al sujeto cartesiano), posibilita y delimita en el pensamiento de Martin Heidegger la topología de la Cuadratura, Cuadrípode, Cuadrante o Cuaternidad heideggeriana: LA TIERRA, EL CIELO, LOS DIVINOS Y LOS MORTALES.

Sin darse una mera Coincidentia oppositorum entre estos espacios, ni tampoco una simple superposición o traslapamiento de lugares, cada UNO de ellos resuena en el OTRO y así viene a delimitarse una topología en la que se sitúa el DASEIN en tanto que Ser capturado en el registro “contaminante” de la HUELLA Y LA DONACIÓN ORIGINARIA DEL ACONTECIMIENTO COMO REENVÍO PRIMORDIAL.

Podríamos en este contexto intentar comprender, en lo que vale, la naturaleza de la HYBRIS, la desmedida, la desmesura o infatuación del "Ser-ahí", cuando el hombre pretende erigirse, desde su condición finita de simple MORTAL, en AMO ABSOLUTO de los restantes tres lugares del Cuadrípode.

Denominamos "despotenciación lacaniana de la subjetividad", no a un debilitamiento o pérdida de Voluntad de Poder como capacidad de afirmación selectiva del devenir (en términos nietzscheanos y deleuzianos) sino al proceso filosófico-terapéutico (en el buen sentido wittgensteiniano de este último término) por cuya intermediación el Sujeto Trascendental de la tradición metafísica cartesiano-hegeliana, el mismo que pretende convertirse en SUBJETIVIDAD ABSOLUTISTA, se descubre parcialmente ausente de sí: 
SUJETO DESCENTRADO (Lacan) y FRONTERIZO (Trías). 

Aquí se observa, entonces, una conjunción-disyunción entre el "significante simbólico" como Semblante y lo Real enigmático de "la letra", entre el “círculo del aparecer” y el “círculo hermético”.


© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

martes, 16 de abril de 2013

CUM GRANO SALIS 2

"La vigilia de la locura engendra razones
A. Almánzar-Botello.

"Muchos juegan 'sinsentido' mas no inventan su sinthome, / pues el Nudo Borromeo sólo alcanza sus virtudes de hacer vínculo social, / si mantiene unido el trío que Lacan nombra Simbólico, Imaginario y Real." A. Almánzar-Botello.


Califé, personaje del Carnaval Dominicano.

 Por Armando Almánzar-Botello


Aprecio la belleza sensual de las mujeres negras. Piel oscura, oscura, oscura y lustrosa como el azabache o el ámbar negro, y arrebato resplandeciente como la cegadora poesía solar… cum grano salis... con su grano de sal... ¿con su grano de sol? 

Decía un amigo mío y jovial seguidor del gran pensador alemán Martin Heidegger —filósofo éste muy dado, por cierto, a jugar con falsos étimos—, que la palabra "afrodisíaco" procedía de las voces "afro", derivada de “África”, y "disíaco", síncopa de “dionisíaco”...

Pretendía mi amigo exaltar así la potencia erótica de la mujer negra, para él superior a toda sensualidad humana y posthumana imaginable.

Mi amigo y seguidor de Heidegger vive actualmente en África, matrimoniado felizmente con una bella senegalesa.

Otro de mis recordados y admirados camaradas de siempre, el fallecido Pedro de León Marte, hombre vigoroso, de piel oscura y atildados registros vestimentarios (con sus más de sesenta y cinco años contados nunca recuerdo haberle sorprendido en desaliño), era un sigiloso explorador de los laberintos y enigmas del lenguaje. Se dice que fue apresado varias veces durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. ¿Platón expulsó a todos los poetas del ámbito de la polis?...

Morador durante muchos años del barrio capitalino de Villa Francisca, ese mítico territorio cartografiado por la narrativa urbano-chamánica de nuestro magnífico Marcio Veloz Maggiolo, Pedro de León Marte se dedicó, antes de su revelación esotérico-lingüística, a la fabricación y reparación de sombreros... próximo al mágico Sombrerero de Lewis Carroll, en Alicia en el país de las maravillas.

Conocido popularmente en casi toda la República como el "Renovador de la Lengua", Don Pedro de León logró, a través de la invención de una muy personal suplencia sinthomática denominada por él: “Idioma Caona”, señalar nuevas y lúcidas rutas al delirio político trinitario, poético, místico-lingüístico, que recubre al núcleo babélico reprimido, fecal, esotérico, inconfesado, cuaternario, de toda la Nación Dominicana...

De acuerdo con ese "idioma" maravilloso y chispeante, mezcla casi joyceana-afro-taína de múltiples lenguas y etimologías lúdicas, pura invención personal de este otro Gran Don Pedro nuestro —al que ahora nombro Gran Pedro León soterrado—, la palabra "Ícaro", apelativo del personaje mitológico griego, hijo alado por el esperma de aquel Dédalo famoso constructor del Laberinto de Creta, no provenía de la lengua griega sino del supuesto anglosajón antiguo “Aircarr”: “Coche o Carro del Aire”…

En el mismo idioma caona, la palabra “cerveza” se decía “tentaeva”. El 
argumento semántico-lingüístico que ofrecía El Renovador como justificación para adoptar este vocablo neológico, era que la seducción del hombre a la mujer (Eva) se inicia, casi siempre, invitándola a tomar una cervecita… “Tentaeva” = “Tentar a Eva.” 

A la “Malta Morena”, la muy popular bebida reconfortante dominicana, nuestro genial Renovador de la lengua la designaba: “tentaeva obscura”, poniendo, siempre, al pronunciar este sintagma, una insinuación mistérica, erótico-mística, en el rudo granulado de su voz. Tentaeva obscura...

Citando al poeta alemán Novalis, decía el Renovador con dulce vozarrón: “La mujer es el alimento corporal más elevado”, para añadir de inmediato que la “Malta Morena” era un símbolo más de la pujanza característica de las mujeres negras y mulatas dominicanas, quienes, según Don Pedro, servían hasta para bebérselas desnudas con gran delectación del “ingiriente”, por ser ellas altamente nutricias y gustosas…

En cierta ocasión, mientras cautelosamente departíamos en una cafetería-restaurante de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, le dije que cómo él, en su desempeño lingüístico-esotérico, explicaba el hecho de que la malta negra equivalente a la Malta Morena dominicana fuese una bebida de origen alemán: el extracto de malta “Löwenbräu”.

Ni corto ni perezoso, el Renovador me dijo que de eso él sabía más que cualquiera, porque “Löwenbräu” significaba en alemán “cerveza de los leones” y, por motivos “meta-siderales”, “caósmicos” (utilizó, sorprendentemente, estas palabras en nuestra conversación), él respondía al nombre de Pedro de León Marte…

A lo anteriormente sentenciado añadió de inmediato, que el hecho simple de que “una negra alemana fuera de las mejores del mundo, constituía la prueba contundente de que la supuesta pureza racial teutona, tan cacareada por el pangermanismo Nazi, era una gran falacia.

Cuando el Renovador comprobó el asombro que me produjo su inteligente y elíptica respuesta (nos encontrábamos en la cafetería de la Calle El Conde bautizada por mí como “Palacio de la Esquizofrenia”), se limitó a solicitar con un gesto discreto los servicios del camarero, y en lo que éste llegaba a la mesa que ocupábamos, me dijo, como quien revela una gran verdad social normalmente inconfesada o más bien inconsciente: —Ahora vamos, querido amigo Armando, ¡a degustar nuestra rubia!

Si en verdad existiera un Cielo, el Renovador de la Lengua y Padre del Idioma Caona, Don Pedro de León Marte, desaparecido de la faz de la tierra hace varios años, debería estar, sin dudas, en un lugar todavía mejor que la simple Gloria cristiana. 



Septiembre de 2007



© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

domingo, 14 de abril de 2013

CRUCIFIXIÓN COLECTIVA POSTMODERNA

"My painting is not violent, it's life that is violent.
Francis Bacon.


 
Francis Bacon. Fragmento de una crucifixión. 1950.
                                             

Por Armando Almánzar-Botello.


Tematizar poéticamente lo difuso-terrible, la incertidumbre y lo amorfo amenazante, la evisceración turbulenta y figural de los cuerpos grafía serena, parsimoniosa, imperturbable, casi dulce hasta que se avizora el grito, el desgarrón, el hueso, el puro crudo real de la carne sufriente, puede remitirnos, por vía de los carriles de una reveladora metonimia sangrante, a la trágica verdad de una escena social cuyo guión lo escriben la cuchilla impertérrita de las nuevas injusticias y las renovadas violencias, el garfio que delira con el exterminio programado del Otro —de los más débiles, de los marginados y diferentes—, la mano siniestra de los más duros y perversos poderes del Infierno establecido... 

Y entonces lo repetimos, nuestra escritura sería considerada violenta, pues podría ella revelar la secreta alianza, normalmente innombrable, que opera entre la llamada "virtud oficial" y el "crimen financiero-tanático" erotizado... Escritura que ilumina el ¡MATADERO TURBIO PLANETARIO!


© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.

domingo, 7 de abril de 2013

NO ES MERA EPISTECNOFOBIA...

La ciencia es una ideología de la supresión del sujeto” Jacques Lacan
                                       
                        Jacques Lacan                                                                                                                                                         
Por Armando Almánzar-Botello


"[…] No creo que la ciencia, en su actual modalidad de tecnociencia, con todo el entramado artificial de prestaciones funcionales y controles que ella constituye en el llamado Ge-stell comprendido éste por Martin Heidegger como estructura técnica de dominio y emplazamiento, tenga siempre, por necesidad, la última palabra. 

Cuando los resultados instrumentales de la ciencia cosificante, objetivante, son erigidos en verdades irrebatibles, aduciéndose la tesis o argumento perverso de que garantizan una mayor eficacia o poder sobre el mundo, generalmente acontece lo peor...

Son constatables los efectos catastróficos del 'discurso paranoico de la ciencia', como denomina Jacques Lacan a cierto campo de saber constituido, en el que se opera la ideología, militar en ocasiones, de la supresión del sujeto…

No obstante, y esto se ha dicho hasta las náuseas y la banalidad, pero lo repito: el Ge-stell técnico-científico, a pesar del peligro que encierra, es el primer resplandor del Ereignis (Heidegger), a entender como ‘Acontecimiento’ o trans-apropiación liberadora que permite el paso de la relación metafísica de apropiación simple, ‘sujeto-objeto’ 
causa de un cierto ‘exilio’ y de una estéril nostalgia ontológica, a lo que está más allá del Gegenüber, comprendida esta última categoría como ‘ser-enfrente’ de nosotros. […]” (Fragmento).


Armando Almánzar-Botello. "Introducción a la Lectura de Jacques Lacan".

© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

jueves, 4 de abril de 2013

Levitación, élite y mancha…

Lo que la mancha revela no difiere esencialmente de lo que la muerte revela: el cadáver y la excreción expresan ambos la nada; el cadáver, por su parte, participa de la mancha. Un excremento es una parte muerta de mí mismo, que debo expulsar de mí.” Georges Bataille




Por Armando Almánzar-Botello 



A pesar de que las ranas dicen: “creo que no creo en lo que creo que creo”, y yo, particularmente, creo en el gran Oliverio Girondo, quien decía, también, no poder amar a una mujer que no supiera volar, pienso que ahora, en la tardo-modernidad crematística, impía, toda levitación “espontánea” es algo simplemente banal.

Aunque se disfrace de victoria legítima, de triunfo sobre la mancha del origen, de inocente luminosidad ascensional reflejada en la pulida pureza diamantina de los espejos, en el fingido esfuerzo cotidiano de la perfidia con buena tasa de retorno garantizada, creo que no creo en la levitación.

¡Hay tantos querubines falsos que emprenden, presumidos, el vuelo vertical hacia lo Alto! Algunos utilizan con astucia los ‘prestigios’ abyectos de la mancha…

Yo no concedo valor alguno a la levitación programada: creo más bien en el principio antrópico y en la meso-estructura del terrestre y patente viejo mundo; en el ministerio inveterado de la ‘función oblicua’, cuando me agita el esfuerzo de subir las escaleras; en la hierática opacidad de las duras estatuas dialogantes; en la gloriosa, ineludible ‘masa ponderal’ de los cuerpos desnudos, entrelazados, abiertos, vibrando su recóndita delicia, su río nervioso de centellas convulsas.   

Creo, fervientemente, en la pesantez tentacular de la carne jubilosa, regida por la increíble Ley de la Gravedad.

Amo, sí, la enigmática materia desagregada por las novísimas ecuaciones de la microfísica en los laboratorios abismales de la tecnociencia, pero amo todavía más la materia cotidiana, la palpable como labios que se ofrecen, día tras día, en la escala secreta de los hombres más sencillos. 

Y soy un cuerpo, y dejo mi huella gimiendo y cantando sobre el mundo, ¡a pesar de la lluvia cuántica de hadrones que me agobia!… ¡a pesar de los rostros imprevistos y fugaces del vacío!…


© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.