viernes, 24 de junio de 2011

ODELISA

Hubo en verdad circunstancias atenuantes

                               Atardecer en Manhattan

Por Armando Almánzar Botello


En la furia humedeciéndonos el sueño con las lenguas
Odelisa me enredaba con su luz interminable...

Hoy camina solitaria por las calles de Manhattan,
pantera en el invierno,                                                                                                                       desangrándome un teléfono su voz imaginada,
rondando por su abrigo un aire frío ensombrecido…

Perdida la escritura en Internet,
enciendo en la penumbra de mi página su imagen.
Se abre una ventana:
Odelisa caminando por las calles de Manhattan.

Eleva la memoria su árbol de relámpagos,
la música inclemente,
la flauta con sus pájaros,
su agrio resplandor terrible hasta el orgasmo.
Huesos blancos y palabras.
Llueve angustia en este cielo.
Hacia el fondo y lentamente llueve pena en los espejos,
huesos blancos y palabras.

Odelisa como el viento por las calles de Manhattan.
Limpio y hondo su recuerdo.
Unicornio desatado de las manos se me escapa.
Virgen negra que me huye incandescente
por los labios luz de incendio hacia las venas.
Agua pura de mi alma.
Mía sangre anochecida,
la que ondula en su recóndita distancia reservada.

Odelisa sonriente por las calles de Manhattan:
paloma del invierno, grito alto en la mañana.
Su recuerdo resplandece la pureza de una espada,
luz de ángel por la herida.
Sus pasos de mujer dejan huellas en la luna,
en la gélida tormenta de New York y en mi memoria.

Odelisa veloz o detenida.
En el vértigo del tren el misterio suspendido.
Su cuerpo es la promesa irrepetible de su cuerpo.
Su sexo es el fulgor de un astro indescifrable...

La luz ya se derrumba.
El día se desangra y el vídeo se termina.

En el ciego reflujo de las calles y el comercio,
frente al límpido cristal de una vitrina
-llama erguida derritiendo los espejos del invierno-
Odelisa pensativa...

Cálido rubor que me escribe con su aliento
la carta irrevocable del olvido.


Poema original: agosto de 1986.
Versión de 8 de junio de 2001.

Santo Domingo, República Dominicana
Cazador de agua y otros textos mutantes.
(Antología poética personal 1977-2002).
Editora Gente, 2003, páginas 72-73.



miércoles, 22 de junio de 2011

¿Los escritores y artistas son locos?

Simple y brevísima nota para algunos amigos.

                        El gran Antonin Artaud                                    


Por Armando Almánzar Botello


Decía Salvador Dalí: "La única diferencia entre un loco y yo, es que yo no estoy loco".

La "locura" es la ausencia de obra (Foucault). La obra es efecto, entre otras cosas, de la integración y subordinación de los mecanismos de la "locura" al proceso creador.

La obra es sueño y delirio orientados, dirigidos por una “voluntad de articulación semiótica” que se manifiesta capaz, en el acto de escritura y producción de la forma, de mantener un diálogo problemático, difícil pero sostenido, con el caos y lo informe.

Muchos de los "escribanos" sólo somos mancos como Cervantes, ciegos como Homero y Borges, "psicóticos ordinarios" (Lacan) como Joyce, "enfermos de la mentalidad" (Lacan) como Pessoa, cojos como Lord Byron, psicótic@s "suicidadas" como Virginia Woolf y Alejandra Pizarnik; o simplemente feos como Sócrates (caja rústica que oculta un tesoro incomparable, como le dijo Alcibíades)...

O en su defecto, también los “criadores” podemos ser: simples bufones trujillistas como Don Paco Escribano y/o divinidades estrábicas como Venus, la diosa del amor... Pero sin obra creadora compensatoria que avale y trascienda nuestras minusvalías tristes…

El resto es "vanidad de vanidades”, como dijo la gran Mafalda.

La gran obra entre(abierta) habla(rá)… seductora(mente)... Aunque tampoco la misma creación genial, como lo es la de un Shakespeare, por ejemplo, participa(rá) de la inmortalidad en sentido trascendentalista. 


Aquella será inmortal mientras un lector inteligente y finito disfrute de su configuración-sentido y descubra nuevas avenidas semánticas para sobrevolar el desastre.

La gran obra participa de la inmortalidad en el claroscuro, en el medio-decir, en los paradójicos instantes indestructibles de la lectura.

Para ser abierta, una obra debe ofrecer en su “dación de forma”, en los meandros de su escritura -de modo oblicuo, fractal: explícito/implícito-, un diálogo rico y complejo entre razón y sinrazón, entre comunidad semántica del lazo social y retracción del secreto inabordable...

La cordura, entendida como salud textualizada y lucidez escritural, se encuentra más allá de la banalidad de lo “normal” y de su mera negación irreflexiva.

Santo Domingo, República Dominicana.

miércoles, 15 de junio de 2011

Planking. Teatro catatónico

Pseudo-ruptura del vínculo social.

«Una vida (une vie: Gilles Deleuze)... no es "La vida" en su condición de mera instancia metafísica totalizante. La primera comporta una síntesis disyuntiva de singularidades en vértigo, en constante deslizamiento entre trascendencia e inmanencia; la segunda pretende ser una síntesis conjuntiva que se atribuye a un sujeto trascendental.» Armando Almánzar-Botello.


Por Armando Almánzar Botello.


Decía el gran pensador holandés Johan Huizinga, autor del famoso libro Homo ludens tan elogiado por Ortega y Gasset—, que el juego es más antiguo que la cultura, y que, en lugar de ser un efecto secundario de ella más bien la produce o la genera. 

Huizinga partía, para la articulación de este juicio, de la observación de la actividad de juego ya existente en el animal no-humano.

Tanto en los animales que juegan como en los humanos, el juego, con sus diferentes registros de complejidad, va más allá de lo simplemente biológico y/o físico. Se propone escapar del ámbito utilitario característico de las lógicas del interés y la conservación.

En este registro específico de su pensamiento, Huizinga considera que el juego pretende “conferir un sentido” a las actividades vitales de los seres vivos, en particular a las del hombre. Y digo, de un modo en apariencia redundante, "actividades vitales de los seres vivos", porque en el pensamiento post-fenomenológico de la "inmanencia absoluta", une vie (una vida: Gilles Deleuze), opera como una instancia de indeterminación virtual que transgrede las oposiciones adentro/afuera, humano/animal, animal/vegetal, orgánico/inorgánico. En este sentido —que excede evidentemente a lo dicho de modo explícito por Huizinga—, hay juego y una cierta vitalidad, tanto en el reino vegetal como en el mineral...

Consideraba el pensador holandés que el juego, concebido desde el punto de vista “utilitario” o pragmático, puede implicar o perseguir una descarga de tensiones, una necesidad de imitación
presente tanto en los animales como en los humanos, un deseo de rivalidad o competencia, etc.

No obstante, Huizinga pensaba que más allá del interés funcional, regulador u homeostático que puede revestir el juego, existe en éste una gratuidad constitutiva, un “interés en el desinterés” (la idea también es de Alain Badiou), que alcanza en la actividad lúdico-simbólica de los humanos su grado mayor de concreción.

Huizinga piensa entonces que el juego, esencialmente, escapa a la razón instrumental y a la lógica de los fines: es una actividad que se realiza porque sí. Como dice la canción de Serrat: “Sólo vale la pena vivir para vivir”.

Ello no implica negación absoluta del mundo del trabajo que nos humaniza, sino un abrirnos al intento de recuperar la dimensión transfigurada de la “animalidad lúdica y sagrada” que desborda la concepción instrumental de la existencia implicada en la idea de vivir sólo para trabajar. Por el contrario, debemos trabajar para vivir, y generar, asistidos por el supremo ludismo del arte, imprevistas y más complejas formas de belleza, de verdad y de justicia. ¡Juego supremo del hombre: la creación de valores nuevos!


Estas últimas categorías, aunque podamos conferirles un significado religioso trascendental, místico o cristiano si se quiere, permanecen como manifestaciones de un campo de inmanencia en el que lo "(no)humano" y/o lo "(in)humano", se manifiestan como creatividad permanente e invención perpetua de formas y sentidos.

En este contexto de ideas, ¿qué significado antropológico y psicoanalítico revestiría el fenómeno postmoderno conocido como “planking” (tenderse boca abajo en total o extravagante abandono, en lugares públicos y/o laborales, y fotografiarse con voluntad exhibicionista) en su condición de moda contagiosa presente en las grandes metrópolis del mundo post-industrial?


Pensamos que este fenómeno del planking manifiesta un carácter sintomático, programado por el mismo sistema y similar al de la práctica denominada en el Japón postmoderno “hikikomori”, a ser entendida ésta como aislamiento y rechazo por ciertos sujetos (principalmente adolescentes) de las interacciones sociales físicas y corporales, para sumergirse exclusivamente en los mundos digitales de las redes sociales, los videojuegos, el cuerpo virtualizado y protésico, los teléfonos móviles y la Internet en sentido general.

Participa el planking, aunque sea mínimamente, del espíritu creativo del juego a que alude Huizinga, pero expresa, simultáneamente, una cierta condición propia de la “fase nihilista pasiva” característica de las sociedades avanzadas, donde el imperialismo de la razón cognitivo-instrumental y calculadora que niega y reprime las racionalidades ético-práctica y estética, ha conducido a un retorno sintomático y hedonista de lo reprimido.

El planking es entonces una expresión de ruptura sintomática del vínculo social, una suerte de expresión “pseudo-estético-espectacular” que corresponde a la crisis de las sociedades de solidaridad orgánica. Una modalidad banal de body art sin auténtica búsqueda de nuevos códigos semióticos de expresividad estético-corporal. Espontaneísmo a-crítico y no resistente. Intento fallido de hacer valer al cuerpo después que éste ha sido devaluado y obligado a redefinirse desde el campo de la virtualidad.

Como he afirmado en otros contextos, estos fenómenos para-psicóticos de ruptura de los vínculos sociales, corresponderían a “un cierto vaciamiento catastrófico” de las significaciones sociales, simbólicas, que dieron sentido a las sociedades de solidaridad orgánica. Con la diferencia de que en la práctica del planking, la ruptura se encuentra recuperada por un efecto de “pantalla total” al servicio de aquello que se cree combatir o burlar (Jean Baudrillard).

En un mundo de actividad laboral febril e “interaccionismo y heterodireccionalidad” hipertrofiados como efecto de la incidencia de la Red sobre la subjetividad de los usuarios y el exceso de estímulos informativos (muchos de ellos banales), el síntoma del planking expresa un vacío existencial y un intento fallido de protesta, que no obstante debe ser “escuchado” e interpretado psicoanalíticamente como expresión de lo que Freud llamaba un “malestar en la cultura”.

Esta modalidad de malestar es contundentemente visible, hasta ahora, en las sociedades del Primer Mundo, pero podría generalizarse, dada la naturaleza global y espectacular del sistema mediático del capitalismo postmoderno.

En su condición de “síntoma padecido”, el planking podría encontrar su vertiente transgresora de “sinthome” estético (síntoma transfigurado o sublimado por una intervención analítica o micropolítica: Lacan, Miller, Žižek...), si somete su espontaneísmo a un proceso de vigilancia crítica.

Mi tesis es que el “planking” ("tablaje" o “planchado”), entendido como "revuelta" sintomática y "contracultural", vendría a contestar a los excesos del “planning” (planificación), actividad de programación y control que el inconsciente social de muchos sujetos codifica como algo que no resuelve ningún problema esencial en el mundo postmoderno, porque de hecho no está al servicio real de los seres humanos y sus necesidades, sino a las órdenes de un sistema ciego de producción-mercancía-consumo; a favor de los intereses del Mercado y del gran Capital. 

Planking: síntoma catatónico en el contexto de una Sociedad Espectacular Integrada (Guy Debord).

El “planking”, como actividad opuesta y complementaria al “planning”, podría expresar el dilema en el que se ven atrapadas las sociedades postindustriales. Por un lado, culto fetichista a la mercancía y a la actividad productiva febril, y por el otro, protesta
 hedonista fallida que bordea lo sintomático, y expresa un nihilismo pasivo inconformista mayormente visible en los sujetos más jóvenes de esas sociedades, que no alcanza a definir ni articular nuevas modalidades de efectiva y transformadora intervención socio-política, ante la crisis histórica de los valores culturales del humanismo occidental y las agotadas fórmulas de una espuria democracia representativa. 

Unos jóvenes protestan en las plazas públicas manifestando su inconformidad política al no sentirse representados por las actuales e injustas modalidades de intervención y manejo de la Cosa Pública por parte de los aparatos de poder de los Estados, mientras otros practican el “planking”, bajo su estatuto de modalidad inocua de disidencia recuperable 
y de hecho ya recuperada, por los circuitos del mercado de la banalidad y sus leyes inclementes.

El planking es una suerte de pseudo-faquirismo ideológico espectacular quizá programado por el mismo sistema mediático, por medio del cual se expresa una profunda necesidad o compulsión ciertamente creada en los sujetos por dicho sistema de control, de gozar exponiéndose, ofreciéndose a la mirada del Otro de una forma sado-masoquista y exhibicionista-voyeurista.

El planking manifiesta una suerte de rebelión simbólica fallida, simulacralizada, que utilizando el recurso semiótico de una laxa codificación postural, proxémica y cinética (en la que se mezclan los juegos del tipo "mimicry: enmascaramiento" e "ilinx: vértigo", de acuerdo a la clasificación de Roger Caillois en su libro Los juegos y los hombres), pretende negar el frenesí de la actividad productiva para evocar, en clave masoquista, la esclavitud y/o pasividad del sujeto depresivo y bulímico-anoréxico en el contexto de la sociedad postmoderna de control y consumo.  

Planking: estado catatónico del sujeto efectivamente impotente 
que responde, "haciéndose el muerto", al cuerpo lleno del capital cibernético-financiero, espectacular y avasallante. 


© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

martes, 14 de junio de 2011

¡OH, QUERIDO AMIGO!

Real, sinthome… Rorty... out!

"No hay propiamente saber en lo Real, sino cavilación del sujeto supuesto al saber sobre un Real. Mas lo Real persiste como sinthome, más allá del Sinn (sentido: Husserl) y de la Bedeutung- Intention (intención significativa, querer-decir: Husserl). De ahí que la verdad como ficción y la travesía del semblante como acotación del goce, apunten siempre a él sin agotarlo. No todo se queda en las palabras. Por ser también el inconsciente de lalangue algo real: ¡No hay relación sexual!" 

En este párrafo anterior de inspiración lacaniana, amparado además en Duns Scoto con su idea de las 'singularidades-acontecimientos', se podría constatar, si meditamos lo suficiente, la proximidad entre Charles Sanders Peirce y Jacques Lacan: realismos anti-relativistas que dicen ¡no! a la banalidad postmoderna de cierto nominalismo lúdico, psicologista, 'existencializante', irresponsable y cognitivamente impotente. Aquí, Rorty... out! A. Almánzar-Botello.


A un escritor amigo... anti-profeta lúdico. Para que no lo entienda.


Por Armando Almánzar-Botello


"El andrógino pía, es pío, es pía, ¡espía!...¿expía?... ¡Expuesto/a
expiará por la escritura! A.A.B."



Postmoderna en tu variante la meditación de Buda 
bajo el árbol Bodhi... ¡Hoy lo dijo el diario!

Y eres infiel hermano mío
trazo caído aquí en el polvo aleve
y la ceniza triste: 
                             irreflexivo incierto...

¡Ay!, versión caribe nano-tecnológica
de mi angustia absorta, crística,
                                                    cybórgica.

Pavores líquidos y fosforescentes
de otro genotexto..… 
¡Camarero!...
por favor: 
                 la Carta…

Oración de un Cristo en el huerto frío
de los olivos rotos...

                            ahora bar humoso
de las aceitunas verdes...

                                            mar...

Renegado urbano de misión sagrada,
come ardiendo alpiste 
                                   y naranjas amarillas.
Las niñas lo enloquecen.

En copa tan esbelta como la cruz erguida
bebe metafísico Martini de neón…

¡Ficus religiosa contra su impotencia!

                 Lúdico pregunta:

¿Olvidaron Ellos delegar en Otros
el Dolor Tremendo? 

¿Y la Carta Magna, / 
                                    la Constitución?: 
¿huellas de unas patas,
                                     (rotas letras de las ratas)
en la Patria del Ladrón?

¡Oh torrente insonoro del Acontecimiento!...

                Hoy pregunta el diario: 

¿Es la Santa Sede y el Archivo el cuerpo,
semiescrito desnudo velado allá en la hembra? 

               
               ¿O acaso aquí es la epístola
muda turbia desértica,
                                      tentacular contráctil?

"Hay un país en el mundo..."    ¡Ay!

¡Preparen!  ¡Apunten!... 

Global Freedom of(f) Commerce!!

Negrura de la página enlutada de olvido:
¡El universo desangra su vieja canción!...

"Vosotros, los humildes..."  ¡Jo! ¡Pero qué digo!

¡Camarero!... por favor:
                                           traiga usted la cuenta.


¡Hierros puños dientes contra la impostura!

Desangra el Universo la vieja canción...




© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana



ADENDA 2014

Lo(s) Real(es), la Realidad, el Semblante...


Dice Jacques Lacan: “Otra estructura es el saber que, tanto posible cuanto imposible, lo real cierne. Es mi fórmula como se sabe. De tal modo lo REAL se diferencia de la REALIDAD. Y no es para decir que sea incognoscible, sino que no se trata de entender de algo, sino de demostrarlo. Vía excenta de toda idealización.” (Jacques Lacan. Radiophonie. Scilicet 2/3. Editions du Seuil. Paris, 1970. Traducción de Oscar Masotta y Orlando Gimeno-Grendi. “Psicoanálisis. Radiofonía y Televisión.” Editorial Anagrama, Barcelona, 1977).

La categoría de “lo Real” en Jacques Lacan resulta diacrónicamente polimorfa, polivalente. En esta particular mención de lo real que transcribo en el párrafo anterior de esta nota, Lacan se refiere concretamente a un real susceptible de cálculo, que coincide aquí con la posibilidad de matematización y demostración: el real de la ciencia... La "realidad" se ve pero no se demuestra; este "real" no se ve pero se puede despejar mediante cálculo…

No obstante, el pensamiento lacaniano más radical, ése donde funciona la categoría de lo Real en su modo más singular y determinante, se pone de manifiesto cuando concibe lo Real como Imposible, como “aquello” no susceptible de formalización lógica o simbólica: “Vacío” destotalizante, como bien glosa Slavoj Žižek; hiancia que vendría siempre a exceder, en su calidad de resto, en tanto que falla y fisura inasimilables, los intentos de totalización simbólica. Lo Real-imposible lacaniano: lo que “no cesa de no escribirse”...

La llamada “realidad” y la “naturaleza” misma están construidas por lo que Lacan denomina “semblantes” (semblants): modalidades de regulación y aproximación a la significación que pueden, en mayor o menor grado, insinuar el contorno de lo no programable, de lo no simbolizable, de lo disyuntivo tajante. Lo Real lacaniano no es agotable por el cálculo científico ni por los protocolos de la imagen que pretenden obturar la falta-de-ser, la “manque à être” y la opacidad irreductible del sujeto. Lo Real, para Lacan, excede tanto a la Realidad como a la Weltanschauung y al denominado Zeitgeist.



© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

domingo, 12 de junio de 2011

EN SU DOMINIO

(Para ser leído imitando la oralidad declamatoria de Jorge Luis Borges)



Por Armando Almánzar Botello


Al poeta Alexis Gómez Rosa,
voracidad celeste con la que busco
yo también mi verdad en los espejos.



Busca el poeta mujer en los espejos.
Una estricta mujer que le repita: en
la línea estás, Recio Machín- y lo secunde
sin rubor en su obscena y lúdica bachata.
Que le diga: olvida papi al fin el Mito
del Origen, poema doloroso, sí, pero caduco-
y le ponga en el olfato resplandor de costillitas,
cocido, hígado, filetes / bofes, guisos y chorizos,
negra en puya retorcida en creole y papiamento.

Y en los platos apagados, misteriosos, ausentes,
luego de la cena clausure -¡esa mujer!, como dijo
en su salsa Rubén Blades- un barroco y barrial reguetón
de cucarachas…

Porque habrá esposa esclava que lave en palanganas,
en el agua lustral de los olvidos,
-bajo luces podridas de bombillas taciturnas-
el rostro grasiento y desierto de los días.

Pero sí, poeta, en verdad a usted ya no lo quieren.
Quizás, poeta, en verdad a nosotros jamás nos han querido,
-las mujeres y Platón, digo- o eso supongo, en mis noches de
tinieblas caviladas…

En largos años de dolor restaurado mi admirado silencio 
ha conocido
su hermosa palabra derrotada,
unas veces conyugal y costumbrista,
otras veces promiscua y afilada,
resplandores de un fuego desatado por un tigre sinfónico que gruñe
deglutiendo solitario su vacuno con mangú cosmopolita y vino tinto.
Escuchando, vacilando, sin ron, con ron y sin 
son-rojo a su Toña la
Negra
y su Agustín celeste...

¿Sólo cenizas hallarás en el olvido? ¿O en los ombligos?
¿Polvo serás de Veracruz, mas polvo enamorado? ¿O malgastado?

¡Oh amigo de la vieja infancia porque eres amigo de la vida!
Trovador Codina de la Patria Grande: el poema. Allí te multiplicas en
mil seres, cual Proteo.
Uno y diverso cantor de las Antillas. Verso y pasión globalizados.
Amor cortés por  Internet  y printer.
Dominacanyork  nómada y gandido. Piedra rodante que golpea
cielos.
Ontológico varón de pecho ardido. Maníaco pulcro deshojándole
su vulva coliflor a la escritura. Creador violento y aguerrido.

Multicultural scholar, tú aclimatas
para el mundo postmoderno y su mercado
maquillado y étnico tu verso.

Yo, un poeta menor, -hijo de Higüey, no de Manhattan,
como en parte lo eres tú, gigante de boscosa barba-
hoy te advierto, en estos versos con olor a décimas,
en tu lúcido satori de bachata iluminado,
que quien a longaniza frita mata,
a longaniza inclemente morirá,
en el poema.

¡Y sangre aquí el fulgor de tu epitafio!

Pero no. ¡Que haya comercio entre nosotros!
¡Oh gastrónomo violento y aguerrido!

Patafísico varón de voz aflautada, si las flautas son espadas.
Cantarina voz, gentil y mexicana,
estentórea y brutal cuando te enfadas: enfado prodigioso
de trueno y de cascada.

¡Oh histriónico gourmet amanerado
con los bruscos modales de tu genio!

Tuya es la eternidad, el Callejón de los Milagros,
donde huele la inconsciencia su tesoro:
transmutante bienestar en la fritura,
y tus mágicos poemas que abren surcos en la vida.

Perdóname el mal gusto, mas yo pago la propina.

Gargantúa y Pantagruel son tu comparsa
en tu exceso gastrosófico y pagano.
La Serpiente Prominente mordiéndose la cola: el Ouroboros-
pauta tu Eterno Retorno a ritmo de bachata.
¡Musulmán, otro crustáceo!

Es tu firme voluntad culinaria la que afirma
la luenga longaniza “que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre”.

-¡Buen apetito!
-¡Gracias, camarero, cien mil gracias!


Agosto de 2006.

Tomado del libro:
Francis Bacon vuelve. Slaughterhouse’s crucifixion.
Santo Domingo, República Dominica,
Editorial Ángeles de Fierro, 2007, páginas 24-26


sábado, 11 de junio de 2011

lunes, 6 de junio de 2011

¡Faltas ortográficas los cuervos!

FRAGMENTOS BANALES



Por Armando Almánzar Botello


                         Campo de trigo con cuervos. 1890. Vincent Van Gogh


1


El plagio es el estado casi permanente de un creído, ciego y engreído poético decir, hasta que una palabra literaria (des)dentada y en reserva turbulenta, genera la secreta parsimonia de la transgresión...


2


El poeta es el vaso roto de Dios.


3


Dolor y torrente de belleza lustral su cabellera en mi sueño... ¡Oh, la vida!


4


Opera aperta: secreta turbulencia indomeñable de la letra...





¡Faltas ortográficas los cuervos! Aquí vuelan los pájaros en el campo de trigo de Van Gogh... Palpita la textura de la tela. Tensa piel que tiembla y se desgarra... Infinita cae la tarde... ¡Amarillo que grita contra el negro el cielo roto por la espátula! Otro ahora escribe. Algo solitario en él persiste. Mancha. Tintura honda su dolor sobre diez lienzos. Goce obscuro que dibuja erráticos grafemas, rabiosos caligramas delirantes... 


6


Repetición de las pequeñas diferencias: aquí se alude a los cuervos en el campo de trigo de Van Gogh... Pinceladas que retornan, persistentes. ¡Amarillo terrible que grita contra el negro! Faltas ortográficas los pájaros. Mancha obscura... obstinada... ¡Colores!... La tarde borra letras con el viento: erráticos grafemas, paisajes de una herida, lentos labios delirados del desastre... Ahora llueve abstracto... ¿Esta nota simulacro de otro mundo es el poema?... ¡Lo eterno de la tarde se alumbra en el retorno!




Santo Domingo, República Dominicana