viernes, 30 de diciembre de 2011

no estoy despierto en mí…

“O poeta é um fingidor./ Finge tão completamente./ Que chega a fingir que é dor./ A dor que deveras sente.” Fernando Pessoa.












Por Armando Almánzar Botello




— ¿Te encuentras ahora en ti, poeta insomne?

— ¡No, no estoy despierto en mí, terrible amiga!
Hacia el futuro yo escapé hace un millón de años.
Y tiembla siniestro un corazón en este instante/
                        mas no es el mío… 

Out of Joint ahora voy,/ por el filo cauteloso del 
cuchillo:/
              ¡Payaso roto equilibrista!
            ¡Pensativo dolor desajustado!...

¡No, no estoy despierto en mí, terrible amiga!

Escribo con tu soplo aquí el enigma./
                     Otros lo saben…/

Si tardo demasiado y no llego a mi presencia/
se torna impaciente mi palabra/
me aburre la prosodia
                                   y no me espero./
Soy Caín para mi sombra en tu desierto./
¡Oh escritura!

Casi siempre me voy de mí
muy disgustado,/
de mi patria retórica de amor y mentida semántica
de hastío.

Sin embargo, ¡oh tú, mi escritura irreverente!,/ 
sin embargo:
¡no estoy despierto ahora en mí, terrible amiga!
Duermo sangrando en un país lejano…

Cualquier poeta no deviene un fingidor.

¡Pessoa y tú lo saben!



Mayo de 1996




© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, República Dominicana.

domingo, 25 de diciembre de 2011

AGUJERO NEGRO




Por Armando Almánzar Botello




Agujero negro: ¡terrible turbulencia de inodoro cosmológico!

¿Negativo de una imagen de Dios?...

Adiós aquí al argumento de Aquino:

¡Ano-na-Dante Alígero el reverso erótico de la Diosa Kali...!






Abril de1993


© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, Reública Dominicana.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

ENVÍO SIN RETORNO (Breve homenaje a Van Gogh)

"Lo Real es lo traumático, concebido como tope, como real imposible. Ese real intratable, a través de la textura, del trazo fulgurante, de la pincelada rota, es (a)ludido, merodeado, bordeado constantemente por la pintura de Van Gogh." A.A.B.

                        Van Gogh: Autorretrato con la oreja vendada y pipa. 1989.


Por Armando Almánzar Botello 




Joya rutilante de angustia 
                                         la navaja.
Oscuro y aterrado por el lienzo me desangro
laberinto-girasol en su mirada.
                                            Oreja que Van Gogh
se cortó frente a mi espejo.
                                         
                                            Sonata del abismo.
Envío delicado en un sobre parco y blanco… 

(Siempre hubo la mujer oculta en la tragedia./
Bajo el velo turbulento del amor,/
                                                   o en la belleza.)

Escucha el monstruoso resplandor 
de lo imposible,/
fría y cibernética época
indolente:
                el goce femenino y
su escritura indescifrable…

¡Escúchame!... Te escucho…

Desciende por la oreja y su oscuro
laberinto,/
               a la carne del abismo,/
               al despojo incorruptible,/
al zumbido de la letra y su polifonía colérica,/
hasta el trazo de otro vértigo/
anterior a la mirada…

Envío sin retorno,/ dice un lienzo terco y alto:

la herida que Van Gogh
escribió sobre lo Eterno.






 A Fernando Vargas Jiménez.

Octubre de 1986
© Armando Almánzar Botello



Cazador de agua y otros textos mutantes
(Antología poética personal 1977-2002)
Editora Naciona 2003. Páginas 67-68
Santo Domingo, República Dominicana.

martes, 20 de diciembre de 2011

LA AMETRALLADORA EN ESTADO DE GRACIA

Parafraseando al místico que dijo: "Aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera", digamos con cibernético fervor ahora: Aunque no hubiera 'like', también te amara,   y aunque no hubiera 'hackers', me inquietaras...

         "La ametralladora en estado de gracia". Obra de Hans Bellmer (1937)

lunes, 19 de diciembre de 2011

RELATO COLECTIVO HIPERTEXTUAL

BOCETO DE UN JUEGO IMAGINADO
(CUM GRANO SALIS)




Por Armando Almánzar Botello 



En un mundo realmente feliz, propondría que construyéramos una novela hipertextual y colectiva (una suerte de Gran Poema de Nadie, como dice el poeta y ensayista español Dionisio Cañas a propósito de su proyecto de hacer poemas con basura) entre todos los amigos open mind de Facebook, y que utilicemos para ello las informaciones que existen en nuestra mensajería privada....

Eso no significa que deleguemos la decisión de publicar nuestros datos privados en manos de personas inescrupulosas capaces de alterar las informaciones, personas quizá carentes de ética profesional y/o ajenas a la complejidad vital y         est/ética del juego hipertextual que sugiero... ¡No! La decisión de publicar debe partir de un acuerdo entre los interlocutores involucrados en la conversación privada en cuestión... 

El único impasse ‘técnico’ sería el cómo garantizar la veracidad de lo que cada grupo de interlocutores plantearía como sus reales contenidos de mensajería personal... Problema ético, psicológico, jurídico, filosófico… policial... 

¿Qué es la ficción, qué es lo virtual, qué es lo público, qué es lo privado, qué es la realidad en el mundo postmoderno?... ¿Qué son la política y la micropolítica? 

¿Quién nos oprime? ¿Cuáles atractores extraños despedazan y se roban nuestras vidas, nuestro tiempo, nuestra creatividad? ¿Perdura en nosotros, a pesar de lo virtual, un misterio a plena luz, un algo impenetrable?... ¿Qué son el erotismo, el amor, la fidelidad, la sinceridad, la hipocresía, el cinismo, lo verdadero, la mentira, la amistad, lo falso, en el contexto de las redes sociales virtuales? ¿Son posibles una nueva ironía textual, cibernética, y un info-humor colectivo, transgresivo y dislocante? 

¿En cuáles clusters informáticos reposan nuestras informaciones más ‘recónditas’ y quiénes tienen el ‘derecho’ o la posibilidad de manejarlas? ¿Se negocian esas cuotas de poder sobre la información privada de las redes sociales en encuentros paradigmáticos como el de Davos? ¿Vivimos en realidad la época de la transparencia total y del fin absoluto de la privacidad? ¿Tendría poder de manipulación el hacker en un juego donde cada cual asuma explícitamente la estrategia del auto- desenmascaramiento? ¿Sería saludable, social, económica y políticamente, legalizar las drogas prohibidas con miras a incrementar la transparencia, 'honestidad' y performatividad del sistema? 

¿Qué valor revisten hoy la auténtica poesía y el arte resistente como exploraciones de lo desconocido?... 

El llamado ‘terrorismo’, ¿no sería el escotoma, el grano de opacidad inabordable, el grado cero de la transparencia del mismo sistema monstruoso de poder homeostático, que de modo patológico vendría a ofrecer resistencia a lo visto, a lo dado-a-ver, a lo en-exceso-conocido, previsto y programado? ¿Qué nuevo valor político reviste ahora el auténtico enigma del Acontecimiento, ése que desborda la oposición privado/público?... 

Sueño con un relato hipertextual y colectivo que plantee y problematice todos estos interrogantes.



CODA

Lo que consideramos 'PRIVADO' se encuentra actualmente secuestrado y manipulado por los poderes económicos, políticos y tecnocráticos más duros. Por no decir totalmente CONSTRUIDO por esos poderes. El SECRETO es precisamente lo que difiere de lo privado, y no alude a un contenido intencional que no realiza su expresión o manifestación explícita, sino a un acto 'a plena luz negra' que sustrae su regla de operación al cálculo, a la programación banalizante, al algoritmo y a los atractores extraños que comandan y recentran la aparente 'multiplicidad en el descentramiento' que caracteriza al señuelo de libertad que ofrece una falsa tardo-modernidad crematística.

Lo 'privado', tal como hoy se nos ofrece, es un lujo del capital financiero informatizado... Otra cosa es la singularidad del 'secreto' como acontecimiento imprevisible...

Escribo esto a la memoria del gran pensador francés Jacques Derrida.


© Armando Almánzar Botello 


29 de noviembre de 2011 
Santo Domingo, Rep. Dominicana 

domingo, 18 de diciembre de 2011

¡SOY UN ROCA IMPACIENTE!

"Una roca es una roca es una roca"... A.A.B.

                    Rocas en el Jardín de Ryoanji. Kyoto, Japón.

jueves, 15 de diciembre de 2011

EROTANATISMO

                               Néstor A. Braunstein

Por Néstor A. Braunstein


He propuesto que el psicoanálisis no es esa erotología que algunos postulan sino una gozología. En ese sentido, como decía Lacan al hablar del goce, también el arte es “una pura instancia negativa”, algo pulsional, “que no sirve para nada”: ni para la reproducción de los cuerpos, ni para aumentar el saber, ni para satisfacer necesidades ni para incrementar la riqueza. ¿Entonces, cuál es el móvil de la actividad artística? Evocar, llamar al goce, al goce de los cuerpos en una pura dilapidación de energías individuales y sociales. “Desperdicio”. Waste. Sensualidad. Juego con el cálculo de las convulsiones incalculables.

Es a la funciòn gozológica – algo zo(o)lógica – pero muy antropológica, en su sentido más estricto, que se opone la barrera erigida por la religión monoteísta cuyos dos primeros mandamientos son el de no tener otro dios y el de no forjar imágenes. La sumisión a una autoridad absoluta requiere ese complemento que es la prohibición de la sensualidad. El cuerpo gozante se opone a los deberes del hombre para con la polis y conduce al olvido de la divinidad. Hay que interponer barreras al goce… aun a costa o con el beneficio añadido, es decir, la plusvalía de incrementarlo en la transgresión.

¿Qué hay en el arte que no sea erotismo? ¡El tanatismo! Así sucede hasta en la menos representativa de las artes, la música… ¿A qué nos llaman los sonidos sino a provocar, convocar, evocar e invocar (y desbocar) mociones sensuales tanto por medio de la armonía como de las disonancias, de los acordes bien temperados como de las efusiones dionisiacas y la irritación que producen las estridencias o el estallido de lo inesperado, culminando en el tritono deldiabolus in musica? ¿Dónde está más polarizado el combate entre lo apolíneo y lo dionisíaco que cuando se enfrentan motetes y bacanales, variaciones para dormir al Goldberg y sacudidas estocásticas en el live electronics y el heavy metal?

El erotismo es la transgresión excitante del principio del placer en la búsqueda del goce, hurgando en los entresijos del displacer y la realidad, también de la vida y la muerte, de lo masculino y lo femenino, de lo humano y lo animal, de la paz y el sobresalto, del bien y el mal. El goce requiere de las fronteras para nacer en el momento de atravesarlas. Brota a raudales cuando el sentido se disuelve en el sinsentido. Véase el ejemplo supremo en los chistes y su relación con el inconsciente.

El llamado al despeño de las pulsiones se orienta tanto hacia las de vida como a las de muerte; por eso prefiero no hablar de erotología sino de gozología, pues el goce es lo que resulta de la mezcla de las pulsiones eróticas, que tienden a la construcción de unidades cada vez mayores, con las tanáticas, aspirantes sempiternas a la destrucción de las cosas, de la vida, de los vínculos entre los integrantes de la cultura. No hay erotología sin tanatología.

La obra de arte, por su mera existencia, por estar dirigida a alguien, es en esencia un llamado, una se-ducción. Esa regla se confirma por sus excepciones, por la existencia de objetos inútiles que no buscan un público como la de esos artistas autistas y esos productores de “cosas” bizarras que se dio en llamar art brut y que tienen en Lausana su museo, espléndido, manifestación del deseo de Jean Dubuffet. Atravesar las fronteras del mercado del arte es también gozógeno, pregustación de una posible libertad a conquistar.

Podría hacerse un catálogo de las obras gozológicas según el sentido al que llaman, según cuál de los cinco sentidos es convocado por el objeto creado por el artista: artes culinarias, perfumísticas, hápticas, visuales y auditivas tienen su público y su mercado, su historia, su presente y su porvenir. También las artes propioceptivas del movimiento corporal. Son manifestaciones del espíritu pero, por la vía de la imaginación (fantasía, en griego), claman por el cuerpo. Apelan a la vida mediante la mortificación y la irritación de los sentidos. Se manifiestan como desafíos al sentido por la abolición de la finalidad, la comunicativa en especial.

La obra de arte es creación, invención de lo novedoso, llamado a la superación y violación de fronteras, inconformidad con la naturaleza y con la convención, recurso al lenguaje para forzar sus límites. Es, por esa razón misma, perversa. Esencialmente, no por accidente. “Vierte” de otra manera de la esperada, por otro cauce, y así subvierte a la naturaleza y a la convención. Llama a los remanentes de la perversión polimorfa infantil que subsisten en todos y cada una.

El artista es, en tanto que tal, independientemente de lo anecdótico de su vida o de sus fantasmas, un escenificador de mundos alternativos. Eso se aprecia en el contenido manifiesto de ciertas obras, digamos, la literatura de Sade, la pintura de Picasso o el cine de Fassbinder o Catherine Breillat. También en contenidos latentes; por ejemplo, en lo que parece más alejado del erotismo, en la pintura de Malevich, la poesía de T. S. Eliot, el cine “lento” de Bela Tarr, ese portentoso realizador húngaro. Más aun, en la música pura, ese arte sin contenidos.

R. Barthes y el placer del texto. “Ni la cultura ni su destrucción son eróticas: es la fisura entre una y otra la que se vuelve erótica”. El aburrimiento colindando con el goce, el desplazamiento de las sensaciones por canales alejados de la convención. La perversión se disfruta como “contenido latente” en las películas de un Douglas Sirk, esas que parecen ajustarse a los códigos de Holywood en el momento de burlarlos o en la difuminación de los límites de la realidad como en el cine de David Lynch.

El “naturalismo” da fuego a lo grotesco que ilumina a lo “natural”. La patología, presentada como “antinatural”, revela el débil anclaje de la normalidad. La obra de arte es gozógena porque es el antónimo de lo social en medio de la “comunicación”. Es un agujero en ese barco de pasajeros que es la vida del orden y el trabajo, de la producción y el consumo.

¿Qué sería del arte sin la perversión y la descripción de aquello que no debe verse ni oírse? Los amores de Aquiles y Patroclo, las aventuras de Ulises con Circe, las sirenas o el Cíclope, las grandes tragedias impregnadas de amores ilícitos y contranaturales (la zoofilia en Creta, el matricidio en Micenas, el parricidio y el incesto en Tebas), las comedias de Plauto, los vasos griegos y la estatuaria griega u oriental, por no hablar sino de lo milenario.

¿Qué sería del arte occidental sin la exploración permanente y la impugnación de los modos de la representación yendo en contra de las leyes y de las instituciones? El arte de los trovadores o el de Miguel Angel y Leonardo hasta llegar a la Ilustración y el gran vidente que fue Sade, capaz de provocar ese aburrimiento que es “goce del texto”? ¿Qué sin ese trabajo político y antipolítico, erótico y tanático, en los bordes de la censura de los poderes terrenales y celestiales? ¿Qué sin el desafío órfico a los poderes del averno?

El objeto de arte es erótico porque viene a ocupar el lugar dejado por un hueco, por una falta en el sujeto. En ese sentido los modelos son el fetiche o su prototipo, el objeto transicional de Winnicott, objeto inútil como el osito de peluche, que cumple para el infante, sujeto en ciernes, la función esencial de sustituir al objeto ausente, a la madre, de quien el cuerpo del niño fue originariamente el fetiche, el objeto @, la cosa salida del cuerpo que ella tuvo que aceptar como perdido, imposible de re-in-corporar.

El objeto artístico es sexual y no genital según la concepción ensanchada de la sexualidad que todos compartimos a partir de Freud. De allí surge la noción misma de sublimación: la sexualidad decantada por la imaginación, la puesta en acto de fantasías que desencadenan en el espectador otras fantasías. Como formas del objeto @ las obras de arte se definen según las dos características de estos objetos: plus de gozar y causa del deseo.

¿De cuál deseo? Del propio de cada uno, de lo que en sus sentidos precipita respuestas de goce. El deseo es lo que falta al ser; el goce es otra cosa: lo que viene al lugar de esa falta, sea para recordarla, y entonces es dolor, sea para ofrecerle un sustituto, y entonces es placer. Las más de las veces para combinar ambas en la vidamuerte que se duplica en el arte, tanto en el representativo cargado de imágenes como en el abstracto que pretende renunciar a ellas.

Debería ahora volver sobre la tesis de los tres goces sucesivos (N. A. Braunstein, Goce, 1990, capítulo 2). En primer lugar, goce del ser, de la vida desnuda, anterior y exterior a la ley, a la ley del lenguaje que procede del Otro. Sobre-viene en segundo el goce fálico, regulado y regulador, resultado de la imposición de la renuncia pulsional que obliga a tramitar la satisfacción de las necesidades hablando y pidiendo. Se domestica, por el camino de la palabra, al “perverso polimorfo” que es el niño. Tras esta eros-ión se abre el campo para el tercero de los goces. Como para la pulsión es imposible regresar, recorrer el camino en sentido inverso deslenguando a los sentidos, se vuelve imperiosa la obligación de marchar hacia adelante traslenguándolos. El resultado de la travesía por el lenguaje no es el olvido sino la nostalgia de los goces perdidos, el del propio cuerpo y el del Otro cuando se era el falo materno. Sobrevienen intentos de recuperar ese goce a través de la invención de lo imprevisto, de lo que falta en el Otro. Se perfilan el goce del Otro y Otro goce, más allá del falo. De ese manantial de goce más allá del falo emana la obra de arte, ese objeto tan valorado precisamente porque no sirve para nada.

La esencia de la perversión (en el sentido clínico) se condensa en una postura subjetiva: no hay otro goce más que el goce fálico, ligado al lenguaje. Sobra decir que esta posición se encuentra más que nada en hombres, sometidos a la angustia de castración. Otras veces, no tantas, en mujeres, aunque ellas no son el sexo débil ante la perversión. El fantasma perverso es el de sabergozar, el de hacerse dueño del goce a través del discurso, de la manipulación y de los efectos de goce y angustia provocados en el otro. Así, queriendo adueñarse de él, el llamado perverso desmiente su goce y lo traslada sobre el partenaire, comúnmente el neurótico.

En el irresistible ascenso del goce Otro, el tercero, más allá del fálico, se comprometen los místicos, los inundados por un goce que trasciende a los sentidos. Por lo común esa invasión del goce los acalla. A veces, más a menudo de lo que se cree o se cuenta, alcanzan a expresar un vislumbre de nuevos mundos: Artaud, van Gogh, los pintores insanos en los manicomios, los condenados a quedar sin nombre después de ser atravesados por la luz enceguecedora del desastre, los Nietzsche que nunca llegan a publicar sus escrituras iluminadas.

Mucho se ha debatido la presunta debilidad de las mujeres en cuanto a la creación artística. Por la injusta distribución de los roles en la sociedad (en la cultura), sí, sin duda, pero también por una razón más fundamental que es otro nombre de eso mismo, la sumisión a la razón fálica, la negación de un goce suplementario, el estrechamiento del campo de las satisfacciones pulsionales con la promesa fantasmática de restitución a través de la maternidad y del hijo como objeto @ prometido a su carencia. (Cf. Goce, cit., cap. 5: “La perversión, desmentida del goce”.

Se impone cuestionar un lugar común respecto del erotismo en el arte. El artista, en tanto que creador, no es perverso. Él puede serlo o no, manifestar fantasías perversas o despertarlas en el espectador. Pero su trabajo es una propuesta dirigida al otro a través de la obra, no una expresión del mencionado fantasma de “sabergozar”. Por no saber el artista explora las fronteras del goce y se mueve en los campos minados del amor y la muerte. A través del objeto artístico se formula una pregunta al espectador: ¿Quién eres tú que así me miras? ¿Qué debería mostrar para que te permitas atravesar las barreras de la belleza, del placer, del desagrado, del asco, del pudor y del dolor?

El artista opera seduciendo con el desafío, llamando hacia sí, mostrando ese aspecto insólito de las cosas que puede residir, como en el mingitorio de Duchamp, en el hecho de estar instalado en un museo. El contexto, la persona que está al lado, el hecho de ver una crucifixión de van der Weyden en un enorme salón donde uno está completamente solo como sucede en El Escorial o en el Museo de Filadelfia o de ver el techo de la Capilla Sixtina apretujado por multitudes y oliendo los sudores planetarios que inundan el ambiente.

Erotismo de lo excitante y erotismo de lo repugnante, de lo macabro, de la crueldad, de lo incomprensible como el Finnegans Wake, de lo rebuscado como la poesía de Ezra Pound o como el cine de Godard o Sokúrov. También el más comprensible erotismo de la simpatía, del humor, de la comedia, de la exhibición amena y amable de las debilidades humanas, del reconocimiento imaginario en el atravesamiento de la barrera interpuesta por el espejo entre el yo y el yo del semejante.

¿Qué es lo representable y qué lo obsceno? Depende de los códigos y éstos son históricos. Es sabido que la censura y la represión son incitantes y que una pantorrilla a comienzos del siglo XX era más directamente erotogénica y seductora que un desnudo completo a comienzos del nuestro. ¿Ha disminuido la represión? ¡No! Cuando todo está permitido es que verdaderamente todo está prohibido. La eliminación de los carteles que dicen no trespassing hace monótonos a los recorridos.

¿Significa ese levantamiento de los tabúes que la función del arte para hacer que el público vislumbre lo erótanático ha caducado? No; tampoco. El creador se ve obligado a forjar nuevas formas artísticas, nuevos modos de representación aunque ¾Lacan no dejaba de lamentarse por ello¾ el psicoanálisis no ha permitido la invención de ninguna nueva perversión “un poco menos pendeja y estereotipada que las precedentes” (1960). Pero subsiste la posibilidad de moverse en los límites, como se muestra en esa joya del cine que es la obra entera de Svankmajer, particularmente en Los conspiradores del placer, que liliputiza a la palabra y a eso que se da en llamar “surrealismo”.

Muchas veces se ha condenado al puritanismo pero es solo gracias al puritanismo que la provocación es posible. Unas gracias que no nos hacen gracia alguna. El pudor y el impudor se engendran y fecundan recíprocamente. El goce surge por las fricciones del roce y el choque entre ambos. El capitalismo y la ética protestante encuentran su complemento y su culminación erótica, no su enemigo, en los libros del divino marqués. Hay un goce originario que se pierde al entrar en el mundo del lenguaje y de las convenciones. Para recuperarlo no hay caminos regresivos: hay que engendrar nuevos goces. Se requiere de osadía en la forma y en el contenido. Es la función más destacada del arte, su razón de ser.

El enfrentamiento de la llamada perversión con la ley es inevitable: se censura al desnudo infantil y se persigue a los fotógrafos y cineastas que violan el tabú. Se instaura una búsqueda paranoica de pedófilos y la sospecha recae hoy sobre todos los maestros y sacerdotes que están en contacto con los pequeños inocentes. Los vecinos son invitados a denunciar y proliferan las agencias de asistencia a las víctimas del abuso. Ese puritanismo es el otro lado de la parte oscura de nosotros mismos. El polimorfo perverso de Freud sobrevive en cada uno pero se pretende acallarlo con el mito del niño candoroso.

El asco: Freud habló de él a fines del siglo XIX y Lacan lo retomó con el objeto @. ¿Una experiencia contraria al erotismo, una barrera contra él? Resistimos por ahora a la tentación de abordarlo. Otra vez será. Pero un discurso sobre el erotismo no puede dejarlo de lado. Las funciones digestivas son las que mejor se prestan para representarlo. Hasta la náusea.

¿Cómo no tener en cuenta a lo que fue parte del cuerpo viviente y se apartó de él, a la placenta, al cadáver, a los excrementos, a lo que recuerda a las más íntimas viscosidades? La garganta de Irma, los goceros condenados en los infiernos del Bosco, la mutilación que suscita el espanto y la piedad (Aristóteles). Una obra del Caravaggio nos permite descubrir que todo cuadroes una cabeza de medusa. Cada pintor es un Perseo. La atracción se genera con lo horrible, espantoso, unheimliche que muchas veces se oculta en la monótona belleza de las olas, en el tranquilo rumiar de las vacas holandesas.Hay que cuidarse de mirar porque viene el arenero a extirpar el órgano pecador. ¡Ese ojo! Mirar lo que debe quedar oculto es jugar, jugar con la angustia de castración.

Nuestra época se empeña en la ocultación de la muerte; son los tiempos de “la muerte seca” (Allouch). Se prohíbe publicar las fotografías de cadáveres y de los torturados en Irak. La prohibición da pie a una atroz pornografía de la muerte. Pensemos en los cadáveres de Khadafy, de Hussein, del Cristo en Grünewald. Representar la muerte es un g/r/oce con lo prohibido: ¿Cómo presentar a la virgen muerta? No; ella no murió. Se durmió y su cuerpo y su alma ascendieron juntos, sin separarse, al cielo, según el dogma proclamado ¡en 1950!

El goce, a diferencia del placer, guarda un íntimo vínculo con el aburrimiento. La afirmación, tan fácil de respaldar con ejemplos, es sostenida por Barthes en El placer del texto. El relato del libertinaje acaba en la monotonía: Sade, multiplicando sus jornadas por 120 y después por cinco en cada una, Casanova, un compulsivo sacerdote frustrado, Don Juan, el obseso por la contabilidad. Hay narraciones en que parece que pasa mucho y no pasa nada. Y viceversa.

En los libertinos destaca el gusto por la provocación y por la profanación, formas de arrodillarse ante lo sagrado pretendiendo rebelarse. También destaca el goce de la blasfemia: Dios ha muerto y me cago en Dios: fetidez sobre putrefacción cadavérica. Para Lacan el arte es intrínsecamente obsceno,beaubsceno. El arte es, en sus momentos culminantes, la exhibición de lo que debe permanecer oculto. Lo siniestro es un anzuelo para enganchar el deseo insinuando la presencia de lo descompuesto con los atavíos de la belleza.

El perverso accede al goce haciéndose el objeto del fantasma del otro que es su partenaire, el neurótico. Revela la angustia fundamental que se esconde detrás de ese fantasma. El deseo se expresa mediante un fantasmadegenerado. Va más allá del placer en su búsqueda de lo prohibido. El arte y lo obsceno coinciden en su objetivo de hacer gozar al espectador. La perversión es consustancial con el lenguaje. El lenguaje (sustitución) es en sí perversión con respecto al instinto. Es por el lenguaje que se pasa del sexo, función vital, al erotismo. Al cruzar el lindero irrumpen los goces: los evocados por el artista en el espectador.

Baudelaire, Fusées III: “La voluptuosidad única y suprema del amor consiste en la certidumbre de hacer el mal. ¾ Y el hombre y la mujer saben desde su nacimiento que toda voluptuosidad se encuentra en el mal”. Los códigos que prescriben el bien, enseñados también desde el nacimiento, son un aguijón para la explosión del deseo.

Los paraísos son siempre artificiales, producciones de la inteligencia, efectos de la prohibición (Bataille). La transgresión no es un retorno a la naturaleza, a lo animal, sino un levantamiento de la prohibición que la deja incólume… para que siga siendo gozógena.

San Pablo. Rom. VII, 7-8. En la carne no mora el bien; el mal está en mí. El santo puede superar esa limitación y transitar el camino de la salvación; para el artista (¿evocador de la perversión y de lo abominable?) es la ocasión de una perdición deliciosa. La autoridad del Otro, la potencia de la Ley, es la fuente de la que mana el goce del sujeto. Si no fuese por la Ley no habría conocido el pecado.

Cicerón: nunca en los epitafios se destaca la capacidad amatoria y gozante. Montaigne: se habla con facilidad de todas las acciones criminales pero hay vergüenza para referirse al erotismo. Desde La Ilíada en adelante la literatura bélica no inquieta a nadie y nunca se censuró a la épica. La escena lasciva, en cambio, se actúa después de cerrar la puerta. El fantasma (de la escena primaria) se alimenta por el ojo de la cerradura por donde se puede hacer pasar la cámara cinematográfica y se entrega luego al deleite del voyerista, delpeeping tom.

El cachondeo no deja detrás de él nada “constructivo”. Solo el deseo de reincidir. El sexo es saludable, higiénico; nunca nadie probó que fuese dañino o que haya enfermedades por excesos en el coger. Las continuas advertencias y las incesantes amenazas se expresan en la ideología de los patriarcales adversarios de la masturbación y de las prácticas irregulares o libertinas.

Don Juan y Casanova asumen con lucidez la ligazón entre muerte y sexualidad. Bataille: el erotismo es la aceptación del sexo hasta la muerte. Es la ligazón sensual del cuerpo con el entendimiento. No hay oposición sino solidaridad y alimentación recíproca entre la carne y el espíritu. Cabe desautorizar, sí, a la contabilidad como medida del goce: ni Edison ni Steve Jobs podrán patentar un gozómetro. Tampoco servirán para el caso los dosajes de dopamina.

¿Quién daría la medida de los goces de la privación, de la negación, de la histeria, de la frigidez? La inteligencia dice ¡presente! en la obscenidad pero no en la pornografía. Erotismo es el nombre de la conjunción de Apolo y Dionisio en la sexualidad. ¿Y qué con Tanatos?

Bataille solo hace dos citas de Freud en las muchas páginas de El erotismo(¡1957!). Eso sí, consta su agradecimiento a Lacan en el prólogo (¿impulsados ambos por una misma Diotima? ¾ es un secreto: algo que nadie sabe). El psicoanálisis parecería ¾para Bataille al menos¾ nada tener que decir sobre su tema. El goce, reconoce, es el de un cuerpo trabajado por el lenguaje, sometido a él y empeñado en vulnerarlo, en ir más allá. En eso radica para el psicoanalista la diferencia entre la sexualidad y la pornografía.

Para Octavio Paz el erotismo es poesía; la sexualidad es prosa. Ambas son formas del lenguaje. El erotismo es leído como una poética del cuerpo. La poesía como una erótica verbal. Oposición complementaria. El lenguaje da nombre a lo más fugitivo y evanescente que es la sensación. La palabra fija y guarda lo que pasó por los sentidos. El erotismo no es “acción genital”; es ceremonia, representación. Es sexualidad transfigurada; metáfora. El agente que mueve al acto erótico y al acto poético es el mismo: la imaginación.

El sexo se transfigura en ceremonia y rito (como sucede con la danza). El lenguaje en ritmo y metáfora. La poesía erotiza al mundo y al lenguaje por ser en sí misma una danza de versátiles palabras que copulan desvergonzadamente unas con otras. Veamos: ¿Es en la mesa de disección o en el renglón donde se juntan el paraguas y la máquina de coser?

El erotismo se apoya en la prosaica sexualidad y la sustituye por otra realidad: es metamorfosis y metempsicosis. Inventa algo nuevo en su lugar. Es elintercourse de la realidad y el lenguaje por medio de la fantasía, contrabandista del goce. No una intervención pura del lenguaje tal como se presenta en el contrato de prostitución sino la apertura a otro mundo: más allá de la superficie del espejo, del basto lienzo y de las pantallas con las que usualmente se choca.

Es la desligazón subrepticia de la pulsión autónoma assez phale, acéphale y el instinto que yace en el otro extremo, ligado a la reproducción. Pero eso no basta, como lo demuestra el contrato de prostitución mismo, donde la función reproductiva no juega un papel y donde normalmente tampoco el erotismo está incluido. Contrato firmado por la necesidad, no de sumar algo sino de liberarse, de cumplir una función excretoria, justificada por objetivos higiénicos. En el erotismo hay también, de otra manera, liberación de tendencias agresivas. Y sublimación de la pulsión, la destructiva.

Por la gracia del fantasma y de la Ley se pasa de la sexualidad al erotismo y a éste se lo infiltra con la pulsión de muerte. Se inventan así posiciones y formas de encarar el cuerpo del otro, de vulnerarlo y humillarlo. En ese otro se pretende que brote la angustia, se le amenaza con peligros y se le recomiendan acciones de profilaxis. Dice Paz que el sexo es siempre el mismo y dice lo mismo. Él pretende establecer una separación absoluta entre sexo y erotismo.

¿Pero quién es el partenaire (del amor, del erotismo, del sexo) en el hablente? La perversión erotiza al sexo. Los ejemplos más radicales son la zoofilia y el fetichismo, esos ejercicios en que se prescinde del otro como hablente. El fantasma se escenifica en tales casos con prescindencia del diálogo y del contrato.

El asceta sexual y el libertino son figuras emblemáticas y complementarias. En nuestro tiempo asistimos a un atravesamiento salvaje del fantasma y un llamado al libertinaje. No quedando nada por transgredir, el sexo se ve amenazado por la intrascendencia y la banalidad. Asistimos a una pérdida de la función ritual y de la ceremonia en favor de la contabilidad, esa tarea de Leporello(s).

Se pasa del imperio siempre burlado de la castidad y de la regulación, incluso monetaria, a la intrascendencia de encuentros que no dejan huellas en la memoria. Catherine Millet es el paradigma de la desvergüenza transformada en best-seller.

La vergüenza ¾no la culpa¾ es la salvaguarda del erotismo; es una llamada a la imaginación. La eliminación de los siete velos banaliza el cuerpo de Salomé. Lo carnifica (léase lo que “carnificar” quiere decir).

Presenciamos también la eliminación del juez y de la función del otro: la confidencialidad ha sido suplantada por la difusión en face-book. ¿Es más “real” la sexualidad cuando los padres son llamados a cerrar el pico y cuando se acallan las ideas de honor, vergüenza, etc. que fundaban las inhibiciones, los síntomas y la angustia?

¿Celebrar o festejar? Sin duda las dos cosas: lo ganado y lo perdido, el descorrimiento del neurotizante velo de misterio, la revelación de la vulgaridad de lo que se escondía.

Los niños de doce años han visto ya pornografía hasta aburrirse. Muchas veces acceden al conocimiento de la sexualidad automáticamente, cliqueando en el botón “favoritos” de las computadoras de sus padres. Otras veces asistimos al intento del amo (esos mismos padres) para impedir la contemplación pornográfica “de” los niños. El resultado está escrito por adelantado: es la ampliación del mercado.

El erotismo es una combinatoria de tabúes que permite infinitas permutaciones: disociación entre la madre y la prostituta, tabú de la virginidad, ambigüedad de los dos sexos y sus modalidades de encuentro, entrelazamientos calculados de las zonas erógenas y de los estados de estimulación y de saturación en lo psíquico. Juego con la fantasía del otro sexo, el que no se tiene. Entrada en función de los fetiches más variados y de los objetos transicionales que representan a la madre sin serla.

Hay una historia de los fenómenos del erotismo que se van transformando junto con las sociedades. El amor cortés y la idealización a partir de la prohibición son hoy anacrónicos pero fueron el dernier cri en su momento. Los seres sexuados reciben la consigna generalizada de amar según los usos de la época. En otros casos, cada vez menos frecuentes, se buscan los paraísos perdidos de una sexualidad desenfrenada en el norte de África, la India, el Oriente. El exotismo y el turismo sexual están hoy restringidos por la globalización y el internet. También por el “derecho internacional”.

Es decisiva la modificación de la ideología sobre la mujer. Ella, tradicionalmente, era el objeto pero no el sujeto de su sexualidad. El goce en el siglo XX y hasta la llegada de la enseñanza de Lacan es casi exclusivamente el fálico (místicas aparte) y si ella goza es en la medida en que se carga de atributos fálicos. La perversión es esencialmente masculina. Las diferentes culturas tienden a cuestionar la idea de un goce distinto, femenino. La hembra, desde Eurípides y la patrística, es la pradera o la jungla donde los machos se reproducen. El modelo de la actividad-pasividad, tan difundido, es un estereotipo machista. Nadie lamenta que pase al archivo de las supersticiones.

La infidelidad recíproca y consentida es un modo de apaciguar y relativizar la fuerza del amor en un pacto de complicidad. Swingers, etc. El amor es riguroso: es una variedad del ascetismo. Una apuesta sobre la libertad… del otro (O. Paz). “El amor único, aunque pocas veces se realice íntegramente, es la condición del amor”… qui jamais a connu de loi.

Art is never chaste. It ought to be forbidden to ignorant innocents,
never allowed into contact with those not sufficiently prepared.
Yes, art is dangerous. Where it is chaste,it is not art. (Pablo Picasso)



Pensar en el sexo es erotismo, erotización del pensamiento, goce. Allí convergen los ejes del ascetismo y de la voluptuosidad. La historia del erotismo no es la historia de la sexualidad. Es lo que se escribe al margen de ésta. El erotismo es inaccesible al método y a la actitud científica. Es consustancial con los intentos de regularlo, de codificarlo.

En mi visión del mundo contemporáneo he planteado que hay dos esferas opuestas e inconciliables: el cálculo (que se puede incorporar a las computadoras) y el pensamiento (rebelde a la cibernética). En realidad, es un trípode pues hay que agregar el tercer término que es inalcanzable por ellos dos: la voluptuosidad, el goce, la poesía. El erotanatismo.

Néstor A. Braunstein
diciembre de 2011

DATOS BIO-BIBLIOGRÁFICOS DE NÉSTOR A. BRAUNSTEIN (WIKIPEDIA)

Néstor Alberto Braunstein (nacido en Bell Ville Argentina, 1941) es un psicoanalista argentino.



Obtuvo el título de médico en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, a los veinte años de edad, en 1962, y de doctor en medicina en la misma universidad en1965.

En 1974 tuvo que exiliarse por razones políticas y académicas y se trasladó a México, donde fue psicoanalista practicante, profesor de postgrado y autor de numerosas publicaciones.

Desde 1959 se dedica a la enseñanza universitaria, primero en Argentina y, desde 1975, en programas de postgrado de universidades mexicanas. En sus primeros años en México se desempeñó como psiquiatra en instituciones públicas para el tratamiento de niños y de adultos.

Inmediatamente, después de su llegada a México, publicó (con algunos capítulos escritos por Marcelo Pasternac, Gloria BeneditoFrida Saal) Psicología: Ideología y ciencia, obra en la que arrasaba con la psicología académica y denunciaba sus vanas pretensiones de presentarse como una ciencia auténtica. En su lugar, Braunstein proponía al psicoanálisis como una alternativa práctica, como una herramienta metodológica y como la teoría adecuada para tratar con la subjetividad humana, única capaz de reorientar el estudio de la psicología. El libro conoció un éxito excepcional: se imprimieron 24 ediciones entre 1975 y 2008 (se vendieron más de 70,000 ejemplares). La obra contribuyó a cambiar el paisaje académico en la mayoría de las facultades de psicología de los países de Latinoamérica y el autor fue invitado por muchas de ellas para pronunciar conferencias en ocasión de los 20º, 25º y 30º aniversarios de la primera edición del libro.

En 1980 publicó un libro pionero que se ocupaba del psicoanálisis lacaniano, el primero aparecido en México, Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis. (Hacia Lacan) que también fue recibido con aprobación general; se han impreso catorce ediciones y es constantemente leído, discutido, comentado, usado como referencia y citado. A partir de 1981 Braunstein tomó a su cargo la publicación de una serie de libros que constantemente se reimprimen Coloquios de la Fundación con 13 títulos publicados y que sirvieron como plataformas para analizar los aspectos más críticos del psicoanálisis lacaniano. En esa labor contó con abundantes contribuciones de jóvenes analistas mexicanos.

Entre 1975 y 2006 impartió seminarios de psicoanálisis freudiano y lacaniano en el Círculo Psicoanalítico Mexicano y en el departamento de Postgrado de Psicología Clínica en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México y desde 2005 dirige un seminario en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma institución. Es miembro del consejo y profesor en el doctorado en Teoría Crítica en 17, Instituto de Estudios Críticos y Secretario del Consejo Administrativo de Siglo Veintiuno Editore.

Introdujo el psicoanálisis y la enseñanza de Jacques Lacan en el ambiente cultural mexicano. Dictó el primer curso universitario dedicado a la enseñanza del psicoanalista francés (UNAM,1977), publicó el primer artículo sobre ese autor (Lust,; México, nº 1, 1979), el primer libro dedicado a esa enseñanza (Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (Hacia Lacan) México, D. F. 1980, ISBN 968-23-0984-0) y fundó la primera institución en México orientada a la práctica del psicoanálisis según la teoría freudiana y la clínica lacaniana (Fundación Mexicana de Psicoanálisis, 1980). Fundó y dirigió el primer instituto de estudios psicoanalíticos con reconocimiento oficial (Centro de Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos, 1982), al cual condujo y en el que enseñó hasta el año 2003.1

Con frecuencia imparte cursos fuera de México. Fue invitado a dictar conferencias magistrales inaugurando o clausurando congresos enBogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 1991, Pekín Psychoanalysis International Symposium, Peking University Health Science Center, Beijing April 14-16, 2001, París Lacan, 100 ans, la Sorbonne, 23 janvier 2000, Nueva York Columbia University y Fordham University, 1992 a 2008 , Madrid, Universidad Complutense, Master en Teoría Psicoanalítica 1993 y 1997, Estambul Istanbul'da Psykanaliz, Etkinlikleri Sürüyor, septiembre de 2001, Roma y Santiago de Chile, Universidad Andrés Bello. Mención Psicoanálisis, abril de 2000 y ha impartido seminarios de psicoanálisis lacaniano en prácticamente todos los países del continente americano.

Fue periodista cultural especializado en psicoanálisis en distintos periódicos mexicanos de circulación general (Uno más uno,Excelsior, Reforma, Este país). Es miembro del consejo de redacción de varias revistas psicoanalíticas internacionales editadas en español, francés, portugués e inglés. Asimismo ha traducido numerosos textos literarios y psicoanalíticos al español.
Publicaciones

Ha publicado más de 200 artículos en revistas y periódicos y libros de autoría colectiva especializados en psicoanálisis lacaniano. Entre sus libros figuran:
Coautor y responsable de Psicología: Ideología y Ciencia, prólogo de Marie Langer, con Marcelo Pasternac, Gloria Benedito y Frida Saal (México, Siglo Veintiuno, 1975, 24 ediciones). ISBN 968-23-1732-0
Psiquiatría, Teoría del Sujeto, Psicoanálisis (Hacia Lacan), (México, Siglo Veintiuno, 1980 13 ediciones). ISBN 968-23-0984-0
La Clínica Psicoanalítica: de Freud a Lacan, (San José de Costa Rica, 1987). ISBN 9968-9721-0-X
Goce (1990), México, Siglo Veintiuno, 5 ediciones, ISBN 968-23-1647-2. Traducido al francés como La Jouissance: un concept lacanien, París, Point-Hors Ligne, 1992 ISBN 2-904821-39-2, 2ª edición corregida y aumentada, Ramonville, Érès, 2005 ISBN 2-7492-0474-7, y en curso de traducción al inglés (Verso, 2001) Traducción al portugués: Gozo, Sao Paulo, Escuta, 2007. ISBN 978-85-7137-257-3
El goce. Un concepto lacaniano. 2ª edición totalmente reescrita del libro anterior. (Buenos Aires, Siglo Veitino, 2006.ISBN 968-23-2634-6
Freudiano y Lacaniano, Buenos Aires, Manantial, 1994. ISBN 950-9515-88-4
Por el camino de Freud, México, Siglo Veintiuno, 2001. ISBN 968-23-2310-X
Ficcionario de Psicoanálisis, México, Siglo Veintiuno, 2001. ISBN 968-23-2349-5
¿Hay una patología limítrofe?, Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Ecuador. ISBN 978-9978-331-58-3
Memoria y espanto O el recuerdo de infancia, México, Siglo Veintiuno, 2008.
ISBN-13: 978-968-23-2738-4
Depuis Freud, Après Lacan. Déconstruction dans la psychanalyse, Ramonville, Érès, 2008. ISBN 978-2-7492-0855-8
La memoria, la inventora México, Siglo Veintiuno, 2008. ISBN 978-968-23-2757-5
Cien años de novedad. La moral sexual “cultural” de Sigmund Freud 1908—2008, México, Siglo Veintiuno, (en prensa), 2008. (Coautor y coeditor con Betty Fuks).
Cem anos de novedade. A moral sexual “cultural” de Sigmund Freud 1908—2008, Rio de Janeiro, Contracapa (en prensa), 2008. (Coautor y coeditor con Betty Fuks).
La memoria del uno y la memoria del Otro, A publicarse en México, Siglo Veintiuno, 2009.

Fue coordinador de la edición y coautor de la serie de Coloquios de la Fundación (13 volúmenes).

Autor del capítulo Desire and Jouissance in Lacanian Teachings en el Cambridge Companion to Lacan (Cambridge, Londres y Boston, 2003), Jean-Michel Rabaté (ed.). ISBN 0-521-80744-1 y ISBN 0-521-00203-6

Sus textos han cubierto una gran variedad de temas de la relación entre el psicoanálisis y la cultura: la filosofía desde Platón hastaWittgenstein y Derrida, la literatura desde Sófocles hasta Sebald y Christa Wolf, las artes plásticas, la música, la ópera, el cine, elteatro, la historia, la teología, la medicina, las neurociencias, el derecho y las prácticas jurídicas, la lingüística, la antropología, la psicología académica, la pedagogía, la política y la vida social en el siglo veintiuno. Gran parte de su trabajo de los últimos años trata el tema de la memoria, articulando el significado y las investigaciones sobre la capacidad de recordar en el psicoanálisis y sus referencias constantes: Sigmund Freud y Jacques Lacan, con los resultados procedentes de la literatura, la filosofía, la historia y las neurociencias.

Su obra más difundida es Goce, donde sostiene que el núcleo conceptual que une la teoría y la clínica psicoanalíticas es el concepto de goce, definido mínimamente como “el conjunto de formas en que un cuerpo es afectado por el lenguaje”. En ese sentido argumenta que puede entenderse al psicoanálisis como una “gozología”, un saber pacientemente elaborado desde Freud y después de Lacan hasta la actualidad.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Lacañería para un león que fluye

"Los escritos vuelan, las palabras permanecen"
Jacques Lacan


                                 Botella de Klein


Por Armando Almánzar Botello


Para Grisel González Ramos, con admiración y afecto.


Videmus nunc per speculum in aenigmate,
tunc autem facie ad faciem
: Vemos ahora en espejo, oscuramente,
mas luego veremos cara a cara.
San Pablo dixit. 

Lentamente el yo se forma, se condensa en los cristales
encontrando su matriz en las imágenes del Otro.

Fase o vida en el espejo también fosa./ Hosca imagen per-vertida/
por un tubo y siete llaves cantando su libido 
en simetría inversa. 
                              Metaloide aletazo de otro mundo.
Mercurio casi agua.
                             Azogue lúcido.

Yo es Otro,
escuchóse Rimbaud decir un día.
Anticipaba en Eso la palabra Infierno
su poética mordida en la Figura del Espejo.

¡Estanque pensamiento, jaula de antimonio!
¿Fue Wallon-Girondo-Jacques Lacan un día,
—llorado vuelo en pez, fulgor del Otro—,
aquella retorcida máquina fluencia
de pájaro que hoy narro gimiendo en voz ardiente? 

¡Sordo enigma-laberinto!      ¿Destello múltiple?

El sí-mismo estallado que un espejo ya 'me' usurpa/
la no escrita opacidad de sujeto en bruto siendo,
entendido es carne o cuerpo sin linderos,/ 
                   / ¡borra el goce!/
organismo sucumbiendo en lo real,/ zona de muerte/
                turbio entrópico nirvana./
No esculpida todavía por el borde fronterizo/
la pulsión irreverente 
                                 y su bisagra.

El Yo básico que tiendo sin bufanda 
                                            (Moi, dicho en francés),
a pesar con él de nuestro engolosinamiento,/ 
                     / ¡sí, la muerte!,/
clivaje posterior del sujeto en la sintaxis,/ 
           / al caer sorda la letra,/
                                            ¡tiembla!/
en ácido sulfúrico de ausencia,/
no más que simple constructo imaginario/ 
como el beso./ 

Y el rayo de una lengua en tulipanes arde./
Se ofrece danzando aquel oscuro interrogante:/
                       el sí-mismo
ahora huye por los labios remotos del espejo/
en Otro ya entreabierta mujer de carne amada...  

El sujeto de la enunciación, así por el reverso,
/ correlato de un objeto metonímico que escapa,/
es briosa tachadura-claroscuro y no detenta/ 
imagen especular 
                          sino la pérdida/ 
                la huida sin semáforo de un dios
por los grafemas.

De igual modo sangrando su vacío allá la Cosa,/ 
a pesar de maniquíes, profilaxis y
vitrinas,
real, opaca, inmune,/ Das Ding dice la sombra /
aletea furia ciega,/ y no refleja
                              luz de entendimiento alguno. 

Sólo sabemos del puro 'Yo' sin verlo/
cuando nos escuchamos decir 'Yo' al fin un día.../
y es ya, tal vez, demasiado tarde. 

¡Oh Je o 'yo simbólico' del enunciado que hace/
vínculo de máscara con otros,/
y anuda lazo capital de cordura con el prójimo!

Por lo tanto,
el único semblante conocible se construye y
destruye aquí en la letra... 

Y sin embargo,
horadado por la línea de fuga que
conduce hasta el no-rostro:
aquí se imbrican,/
                          metáfora interpuesta,/
Gregorio Samsa, locura fraseada
                                     y máquina inclemente. 

Ahora roto en ti caído sin espejo/
                                                     mi poema/
un rizoma monstruoso ya germina en la mirada:/
guarida de lo humano y lo inhumano./
                                                  Violencia pura,/
enamorodiamiento.

Rabiosa la escritura irreverente por la muerte,/ 
                                     durísimo el amor deviene otro poema:/
una piedra irreflexiva que destroza los vitrales...


Ahora vemos en espejo, oscuramente, 
mas luego veremos cara a cara.



© Armando Almánzar Botello

26 de Agosto de 2010
Santo Domingo, República Dominicana



NOTAS DEL AUTOR:

1) "La dislocación de la sintaxis en el discurso complejo del gran psicoanalista y pensador francés Jacques Lacan, apunta a la instauración de una suerte de simulacros coyunturales de los Procesos Primarios del Inconsciente que, regulados por una Lógica Paradójica, PARACONSISTENTE, cohabitan en el discurso del maestro con los enunciados que operan en base a la lógica identitaria clásica, representativa, aristotélico-predicativa, apofántica. Con ello, Lacan ejemplificaba en el plano de la dicción, de la retórica y la polivalencia poética de su propio discurso, la complejidad dinámica del aparato psíquico, libidinal-corporal, del que los propios textos de Lacan pretenden constituir una suerte de 'Pèse-Nerfs' artaudiano." Armando Almánzar-Botello. Introducción a la lectura de Jacques Lacan.

Por ejemplo:

"Antes de toda fecha, Menos–Uno designa el lugar dicho del Otro [Autre] por Lacan. Del Uno–en–menos, el lecho está hecho para la intrusión que avanza desde la extrusión; es el significante mismo. Así no todo es carne. Las únicas que improntan le signo que las negativiza, ascienden, de lo que cuerpo se separan, las nubes, aguas superiores, de su goce, cargadas de rayos a redistribuir cuerpo y carne." Jacques Lacan. Radiophonie. Scilicet 2/3. Editions du Seuil. Paris, 1970. Traducción de Oscar Masotta y Orlando Gimeno-Grendi. Psicoanálisis. Radiofonía y Televisión. Editorial Anagrama, Barcelona, 1977. Página 19.




2) Jacques Lacan presenta un discurso denso, polivalente. Para pescar algo en él hay que conocer en primer lugar los textos de Freud, a cuya obra y conceptos remite constantemente aunque sea, casi siempre, en clave de relectura crítica. 

Las principales "conferencias" de Lacan se realizaban en el contexto de su Seminario y ofrecían siempre luces y sombras...

Su tesis de grado para el doctorado en psiquiatría, "De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad", no ofrece dificultades estilísticas, así como tampoco las ofrecen algunos artículos de sus "Escritos"...

Lacan decía que resultaba en estos textos tan lineal y evidente porque su estilo todavía no era 'cristalino'. Se nota que utilizaba este término en un sentido distinto a lo meramente unívoco, accesible: aludía más bien a la complejidad proliferante de las estructuras cristalinas...

Lacan es un pensador barroco muy conocedor de cierta tradición mística; él mismo lo decía con humor, explícitamente. “Estas jaculaciones místicas [se refería a los escritos de Hadewijch de Amberes, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Angelus Silesius y otros poetas místicos] no son ni palabrería ni verborrea; son, a fin de cuentas, lo mejor que hay para leernota a pie de página: añadir los escritos de Jacques Lacan, porque son del mismo registro.” Seminario XX, Aún.

El pensador francés rendía honor también en su decir al concepto heideggeriano de 'lichtung' (claroscuro, mi-dire: medio-decir)...

Lacan, además de psicoanalista y enseñante, era un pensador y un poeta. Pero había una razón para esta oscuridad: el maestro intentaba plasmar en su decir la complejidad paraconsistente, polivalente, fronteriza, de los "procesos primarios del inconsciente" en su relación dinámica con la lógica clásica, apofántica, identitaria, que rige en el "sistema preconsciente-consciente".

No obstante, cuando se conocen el contexto y los ejes conceptuales de su discurso, la palabra y la escritura de Lacan se constituyen en lo que Jean-Claude Milner denomina: La obra clara. Ésta, además del rigor teórico sustentado en la clínica, detenta una inventiva poética cifrada en el bien-decir. 

© Armando Almánzar Botello

RECORDANDO AL GRAN HUMBERTO FRÍAS

"Somos los celosos guardianes de la memoria del amigo muerto." Jacques Derrida

Zona Colonial. Santo Domingo, República Dominicanna

Por Armando Almánzar Botello



Mi querido y recordado amigo Humberto Frías era realmente un estudioso de múltiples disciplinas. Leía con gran voracidad literatura, filosofía, lingüística y semiología, antropología, sociología, historia, psicoanálisis... sin mencionar los más diversos textos sobre cine, área en la que se caracterizó por ser uno de los más profundos críticos con los que contaba la República Dominicana en los años setenta y principio de los ochenta.

Humberto amaba profundamente el buen Jazz y las artes plásticas en general. Poseía una memoria prodigiosa y una inteligencia preclara... Pero tenía una pequeña peculiaridad: todos los libros los conocía, los había leído, sin excepción... 

Una noche, en la calle El Conde esquina Palo Hincado (recuerdo que veníamos de CINEC, el Comité Pro-Instituto Nacional de Estudios Cinematográficos concebido por Jimmy Sierra, institución que operaba en la Avenida George Washington y de la que fui socio co-fundador junto a Humberto y un puñado de jóvenes inquietos de los setenta) le pregunté, con la mayor 'ingenuidad' del mundo, si había leído a un escritor norteamericano poco conocido pero considerado por cierta crítica como un excelente estilista creador de caracteres ligados al Período de La Ley Seca Norteamericana: Henry Bashintong French, autor de la novela Ten Years After

Humberto, ni corto ni perezoso, me dijo del modo más natural y con su típico acento perspicaz y cargado de ironía: "¡Claaaaro que lo conozco muy bien, amigo Armando! Excelente novela Ten Years After… ". 

De inmediato, yo, que siempre me había sentido impresionado por la vocación omnívora de Humberto, descubrí una brecha o fisura en el edificio de la Biblioteca de Alejandría, y contra-ataqué: "¡Humberto, pero ese autor me lo acabo de inventar ahora mismo, tú no puedes haberlo leído!" 

Nuestro querido amigo comprendió que se encontraba en dificultades ante la insolencia de ese muchachito necio que fui a mis diecisiete años (y que en ocasiones retorna en mí de modo imprevisto) y me respondió: "¡JaJaJa! Armando, sé que no existe ese autor, pero te dije que sí le conocía para estudiar tu ‘incipiente capacidad de mitologizar’. ¡Te invito a que tomemos una copa de vino!". 

Nos dirigimos entonces al Restaurante La Carreta, administrado por Rafael Añez Bergés, si mal no recuerdo, y disfrutamos de varias copas de vino en el ambiente de bohemia intelectual y artística que caracterizaba al establecimiento. 

De regreso, cuando veníamos caminando nuevamente por la Calle El Conde, de improviso le dije a Humberto: "¡Oye, Humberto!, ¿sabías que Bashintong French y su novela Ten Years After existen realmente?". Humberto guardó silencio por un instante, y me dijo pausadamente: "Armando, ya veo que el alcohol no le sienta bien a tu sistema nervioso. Debes respirar hondo y serenarte", y dio inicio a un discurso altamente especializado sobre el metabolismo del alcohol y sus secuelas negativas para la salud.... 

De estos hechos puede dar constancia Fernando Hued Namías, gran amigo de quien les habla y de Humberto. In vino veritas... 

Humberto Frías era un mago-poeta de la estirpe de Raymond Roussel y Max Jacob. Encarnaba cierta especie antillana de espadachín surrealista que utiliza como florete una erudición tropical simultáneamente lúdica y trágica. Oculto en su aparente arrogancia irónica, latía en el corazón de Humberto un núcleo de gran honestidad intensamente sensible a todo lo humano. Lástima que la vida no le concediera más tiempo para escribir ficción o ensayos: era soberanamente lúcido. Lamenté y todavía lamento su muerte prematura. 

Siempre adoré a Humberto; fue un héroe cultural de mi adolescencia y todavía lo recuerdo con gran cariño y admiración. Supo corresponder, del mismo modo que Fernando Vargas Jiménez (intensamente vivo y coleando en la ciudad de Nueva York) a mis manifestaciones de humor y de amistad. 

Humberto, al igual que Fernando, encarna en mi memoria las curiosas virtudes de un experimentado samurai espiritual y surrealista que puede ser capaz de tomar en serio el brío incipiente de los más jóvenes en su auténtica vocación de trascendencia.





Martes, 13 de septiembre de 2011 
Santo Domingo, República Dominicana

martes, 6 de diciembre de 2011

¿El gran arte sólo está en nuestra mente?

Great art? It's all in the mind - being told a painting is fake changes how our brains respond to it

By ROB WAUGH



Rembrandt's Self Portrait as a Young Man, 1634: 
Rembrandt was chosen because there are several 
high-profile fakes of his portraits - but MRI scans 
show our brains respond differently from thinking 
a portrait is a fake


Being told a painting is fake instantly reduces our sense of 'reward', even if we are looking at the real thing.

Looking at an original stimulates parts of the brain that deal with rewarding experiences such as tasting good food or winning a bet.

But when told it was not legitimate the area that is associated with planning and strategy showed a complex range of activity instead.

The researchers said that their findings showed how our response to art is ‘not rational’.

They also said it showed that there are more than one areas of the brain involved with judgements about art.

The experiment involved 14 participants who underwent brain scans as they looked at pictures of Rembrandt portraits.

The 7th century Dutch painter was chosen as there are a number of convincing copies of his work which have come under scrutiny in recent years.

By examining the brain signals there was no apparent way the test subjects could tell the fake or the real painting apart 

More...

But when the researchers looked at the areas of the brain which were being stimulated, they saw very different things indeed.

Even if the person in question was looking at the real thing, their brain patterns changed if they thought they were looking at a fake.

The research was carried out by Oxford University in the UK and involved the use of Functional Magnetic Resonance Imaging of the Brain, or FMRIB.

It was published in the journal Frontiers in Human Neuroscience.


Rembrandt self-portrait: When volunteers see a portrait they think is 'fake', the reward 
centres in their brain (also associated with tasting good food) fail to light up

Different areas of the brain 'light up' under an MRI scan dependent 
on whether volunteers think that a painting is real or fake

'The way we view art is not rational - even when we can't distinguish between two works, knowing that one was painted by a famous artist makes us respond differently,' says Professor Kemp. 

Andrew Parker, Professor of Physiology at Oxford University and the study’s senior author, said: 'Our findings support the idea that when we make aesthetic judgements, we are subject to a variety of influences.

‘Not all of these are immediately articulated. Indeed, some may be inaccessible to direct introspection but their presence might be revealed by brain imaging.

‘It suggests that different regions of the brain interact together when a complex judgment is formed, rather than there being a single area of the brain that deals with aesthetic judgements.’

Professor Martin Kemp, Emeritus Professor of the History of Art at Oxford University, said: ‘Our findings support what art historians, critics and the general public have long believed – that it is always better to think we are seeing the genuine article. 

'Our study shows that the way we view art is not rational, that even when we cannot distinguish between two works, the knowledge that one was painted by a renowned artist makes us respond to it very differently. 

‘The fact that people travel to galleries around the world to see an original painting suggests that this conclusion is reasonable.’

He added that as a follow-up he wanted to carry out the experiment again - only on art experts.



http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-2070626/Brain-scan-test--using-fake-Rembrandt-painting-shows-great-art-mind.html



BREVE COMENTARIO

Por Armando Almánzar Botello


Una buena copia, imitación o plagio de una obra de Rembrandt no deja de ser un hallazgo de la autoría de Rembrandt... 

El Gran Arte no está sólo en la mente del receptor del mensaje estético sino en la organización semiótica de dicho mensaje, en las características de un 'artefacto' que permite diferentes lecturas en una constelación de posibilidades significantes objetivadas en un soporte particular. 

La experiencia estética es el resultado de una interacción entre el objeto estético y la subjetividad de aquel que lo contempla con su particular competencia para el desciframiento y el goce de dicha configuración sígnica. Ese valor estético es subjetivo-objetivo. 

Lo que el experimento en cuestión demuestra no es que los valores estéticos sean caprichosamente subjetivos, sino que el conocimiento, por parte del receptor, del carácter plagiado o de mera copia de una obra artística, disminuye en dicho sujeto receptor su goce estético. El especialista que distingue desde el principio el 'original' de la 'copia' reaccionaría de otro modo y podría llegar a descubrir valores estéticos en esa imitación a pesar de saberla copia. Pero el valor creativo sería siempre de Rembrandt, si de él es la autoría del cuadro original. 

El que realiza la copia, si no aporta una transformación estructural a la obra de partida, es decir, si no aporta un valor agregado significativo, se constituye exclusivamente en buen artesano o 'amanuense' que reproduce los logros semióticos del artista realmente creador... 

Me pregunto: ¿A quién le importa saber si Shakespeare o Cervantes, por ejemplo, eran quienes dice la tradición que eran para poder disfrutar del valor real y objetivo de sus textos?...   Y, con perdón de los que puedan leerme, yo mismo me respondo: le importaría a una persona que no sabe o no puede distinguir subjetiva-objetivamente, por falta de la debida formación, adiestramiento y competencia semiótica, lo que es 'valor estético' de aquello que no lo es, y por ende, tiene que guiarse por un juicio de autoridad ajeno proveniente de 'especialistas'. A.A.B.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Enigma descifrado

"¿Quién es quién si Dios hace teatro?
A. Almánzar-Botello   

Mujer Crucificada - Eric Drooker. 2010


Por Armando Almánzar-Botello



Un enigma descifrado es el fin de la aventura. Quien alumbra el reverso de la trama disuelve los hechizos, descubre la verdad metafísica del desierto, penetra en el reino desencantado del tedio y el bostezo.

Entrar en la Caverna de los Ritos, implica descubrir la pena: la verdad terrible del Altar Vacío. 

El Catálogo de Leporello testimonia, más allá de toda ontología, que Dios, sencillamente, no es. Apofática y trágica vía mística la de Don Juan. 

Despojado de su velo el Gran Misterio, la potencia transmutante de un posible y nuevo hechizo descarnado, dependería de nuestra capacidad para dejarnos seducir por el vacío.

Al final de la aventura sólo recordamos, el fervor con que iniciamos engañados la aventura.

Desear la Cosa en el vacío... y el Vacío de la cosa, es morar en el vértigo, santificar lo que fluye... 





© Armando Almánzar Botello.
(Del libro: Aforismos del Amor y de la Muerte)
Santo Domingo, República Dominicana

domingo, 4 de diciembre de 2011

Cultura y Postmodernismo (Fragmento)

Divagaciones en torno a un abismo




Armando Almanzar Botello


La evidente extenuación del proyecto lineal, teleológico y totalizador de las vanguardias estéticas internacionales, ha tenido como consecuencia irrevocable un estallido pluralizante de las prácticas artísticas y del discurso poético contemporáneo. Dicha extenuación expresa de modo palmario el abandono decidido por parte de los creadores del primado excluyente de una lógica unitaria de la simple ruptura y de la mera confrontación con la tradición. 

Lo anteriormente señalado ha dado curso, entre otras cosas, a lo que ciertos estudiosos de la semiótica han convenido en considerar como vía abierta de relectura irónica, oblicua o metalingüística de los valores poéticos tradicionales, en la práctica de una suerte de “paleonimia poética” (la expresión está ligada a la estrategia filosófico-escritural de Jacques Derrida), que no sería mera aceptación arqueológica o apropiación pasiva de la tradición y de los valores canónicos que la sustentan, sino redescripción y distorsión activa de los materiales, recursos, soportes expresivos, nociones de crítica y resistencia, interpretación y negación estéticas, operando ahora en modos descentrados, fractales y plurivalentes.

Las primeras vanguardias internacionales participaban de una visión “figurada, cursiva, lineal y teleológica de la historia”, negaban univalentemente la tradición. El papel histórico de dichas vanguardias consistió en destruir de manera reglada y programática las codificaciones canónicas de las semióticas estéticas tradicionales, imitativo-ilusionistas, miméticas, hasta alcanzar el grado cero de las formas y el “ruido blanco” de la escritura.

El postmodernismo estético y específicamente poético-textual, pretende dialogar y negar simultáneamente. Aceptando con todas sus implicaciones el señalamiento realizado por Umberto Eco, en el sentido de que la simple destrucción del Canon tan sólo conduce al silencio, y reconociendo, tal como bien lo expresa Peter Bürger, que en una modernidad estética “completamente desplegada y desarrollada” no hay materiales, temáticas o procedimientos que deban considerarse tabúes, la genuina estrategia poética postmoderna se aboca, sin pretensiones totalizadoras y sin los facilismos del “todo vale”, a un pluralismo transgenérico, tenso y contradictorio, de temáticas y recursos.

La temporalidad lógica no-lineal que regula el funcionamiento de la estrategia postmoderna podría entenderse como nachträglich (Freud), après – coup o retroactiva. Concepción del espesor espectral de la memoria como corriente viva modificable por el curso de los acontecimientos ulteriores. Futuro anterior, como temporalidad psicoanalítica y poético-fictiva de la curación y el milagro.

En ese sentido, el filósofo francés Jacques Derrida apunta: “cuanta más irrupción haga lo nuevo de la crisis, tanto más out of joint [desajustada] está la época y tanto más necesario se hace convocar a y ‘tomar prestado' de lo antiguo. La herencia de los ‘espíritus del pasado' consiste, como siempre, en tomar prestado; figuras de préstamo, figuras de prestado, figuralidad como figura del préstamo. Y el préstamo habla: lenguaje de prestado, nombres prestados, [tradiciones prestadas]. Cuestión de crédito, pues, o de fe [en los fantasma, en los espectros]”.

Esta estrategia considera a la tradición poética, en la que ahora se incluye al propio modernismo y a las vanguardias, como un despliegue laberíntico de constelaciones semióticas a reinterpretar, distorsionar, reciclar y reutilizar por la imaginación de los poetas actuales. Las estructuras y desconstrucciones de esa Tradición Histórica Monumental se inscriben dentro de nuevos decursos generativos y fractales, que revelan imprevisibles deflagraciones del misterio e insospechadas configuraciones abiertas.

Paralelamente a esta tendencia estético-rizomática hacia lo plural, hacia lo múltiple, hacia la relectura en segundo grado de la modernidad (fenómeno observable desde hace varias décadas en Estados Unidos y Europa, y más recientemente en Latinoamérica), es pertinente recordar lo que Octavio Paz caracterizó en la etapa tardía de su pensamiento como tendencia entrópica del mercado en su momento postmoderno.

Esta tendencia avasalladora se revela hoy más que nunca, acelerada y devorante, en el particular contexto de las artes y la literatura y no sólo en la economía convencional o “profana” de bienes y servicios. De acuerdo con las consideraciones de Paz, dicho empuje a la entropía, patente en el espacio cultural desde el inicio mismo de la modernidad, propende a la homogenización y estandarización de la literatura y el arte, al pretender los poderes del mercado regular el funcionamiento de estas actividades aplicándoles las leyes de la oferta y demanda.

En la Teoría de la Información de Claude Shannon, la entropía se manifiesta como tendencia de un sistema a la desorganización y rutinización de sus estructuras. En el contexto semiótico de la cultura, de la literatura regulada por las leyes de la verosimilitud y el mercado, la entropía se revela como serializacion y desecación simbólica de los objetos estéticos, como desdiferenciación estructural y final isotermia de los hasta entonces diferentes niveles atmosféricos de la sensibilidad creadora y colectiva. Estado Terminal equivalente, en el ámbito cultural –prosiguiendo con la metáfora epistemológica- a la denominada muerte térmica del universo en la teoría cosmológica.

Estaríamos entonces a merced de una aparente producción multicultural que se traduciría en un seudopluralismo mercantil de cuño reductor, que reconstituye la brutalidad homogeneizante de la apropiación capitalista por detrás de la segmentación y el descentramiento del mercado. Jacques Derrida nos hablaría de una artefactualización, virtualización y secuestro del espacio comunicacional de la cultura por los poderes económicos y tecnocráticos.

Toda la supuesta diversidad democrática de los discursos, decursos, bienes y ofertas materiales y simbólicas en general, queda sometida a la "unidad oculta" de un imaginario despótico regulado por la lógica de la producción, la distribución y el consumo, como factores reales que forman parte de una estructura jerárquica de territorios de poder, flujos y beneficios altamente concentrados y asimétricos.

Sustentado en estas consideraciones, el psicoanalista y filósofo español Jorge Alemán piensa que actualmente el freudiano y clásico “malestar en la cultura” reviste la forma de un “malestar en el capitalismo”, con las diferentes modalidades postmodernas de habitar este malestar sin salida posible vislumbrada.

En su culto fetichista a lo nuevo banalizado, el mercado pone cada vez mas de manifiesto la repetición serializada de la “novedad”, la programación inexorable de los bienes, la operacionalización rentabilizante de los procesos, la oferta universal y /o segmentada de los objetos desechables como obturadores fantasmáticos del deseo en la eternidad irrisoria del consumo narcisista.

El mercado global capitalista es para el psicoanálisis y para una cierta hermenéutica cultural sustentada en su “antropología filosófica””, la nueva voz avasallante del Amo en la topología lacaniana de los cuatro discursos. Esa voz superyoica se disfraza de pluralismo multiculturalista, de multiplicidad molecular inconsistente (liberadora), y frente a las pantallas del televisor y del computador o en los pasíllos ilimitados de los shopping malls o grandes centros comerciales postmodernos, nos asalta el núcleo secreto y escindido de nuestra “extimidad” (Lacan), prometiéndonos suturar la carencia, recubrir la falta de ser con la imagen infográfica, sintética o protésica; curarnos de la herida terrible de la vida, del éxodo y el exilio fecundos que entraña inexorablemente el genuino existir mortal de aquel que Eugenio Trías conceptualiza como 'sujeto fronterizo'.

Esa voz “infrasónica” del amo, subliminal o cínica, autocolonialista y neototalitaria, propone como fármaco salvador el paradójico brillo aurático de la mercancía, y nos ordena sordamente: ¡compra, consume, goza! Dicha voz pretende encontrar para el sujeto la autofundamentación de su voluntad de dominio poniendo fin a lo que el mismo Trías denomina 'ser de los límites': ese que asume la dolorosa pero fértil 'cesura diabálica' entre el círculo existencial del aparecer y el círculo hermético de lo inconmensurable. El sujeto fronterizo reconoce límites a su goce, aunque no sea más que a título provisorio: bordes a reinscribir de modo permanente en una historicidad de las transgresiones y las frangencias.

En este mare mágnum de la “ultramodernidad crepuscular y crematística”, que opera cínicamente como rostro de la modernidad tardía usurpando las manifestaciones de lo que realmente podría resultar postmoderno en términos liberadores, la vertiente omnívora del postmodernismo poético-artístico, principalmente en las metrópolis más complejas y de economía preponderantemente post-industrial, dialoga caótica y en ocasiones críticamente con el best-seller, con el onirokitsch, con los soportes tele mediáticos de la Internet y el vídeo, con lo que todavía opera como pueblo o cultura popular; con las tradiciones anteriormente denominadas cultas, con los aspectos mas diversos, dispersos y marginales de la cotidianidad urbana, con las culturas oprimidas, etc., considerándolos como elementos a redescribir e inscribir en nuevas articulaciones textuales y semióticas.

El riesgo final de este eclecticismo, como ya habían advertido en el contexto hispanoamericano Octavio Paz, Iris María Zavala y Eugenio Trías, entre otros, es la parálisis de la sensibilidad por exceso de estímulos, la anestesia y el torpor; es decir, todo lo contrario de la lucidez estética, de la manía hiperestésica de las formas entendidas como valores y conquistas.

La fetichización de los particularismos en ausencia de una nueva modalidad de síntesis o conectividad disyunta entre las partes, conduce a la ausencia de auténtica creatividad y de pensamiento crítico: “foucaultismo pop”, rosario de indigencias conceptuales, oronda originalidad de Pero Grullo: palabrarios. Descontextualización y deshistorización de la productividad textual en una supuesta libertad trascendental del arte y de la poesía que pretende desvincular a estas actividades significantes del campo de lo social y de lo político.

No obstante, y en contrapeso pendular, son perceptibles también los aspectos positivos de lo que parodiando a Heidegger podríamos denominar, la ambigua esencia de la postmodernidad. Esos rasgos permitirían quizás definir una poética de nueva resistencia frente al imperialismo monológico, avasallador y monolingüe de una falsa postmodernidad académica (Britto García), que resulta más bien, en los hechos, ultramodernidad conservadora, preformativa, perfomartiva, oportunista y crematística.

Esa línea positiva de fuga creadora se articula con la fuerza genésica de una tensa y sensible conciencia estética vigilante, a construir por los poetas y artistas contemporáneos en el promiscuo territorio germinante de la contaminación semiótica, en la diversidad, la diferencia, el descentramiento, el dialogismo no reductor entre las síntesis parciales y los fragmentos; en la fricción e interferencia de historias, espacios, ritmos, flujos, umbrales de intensidad y tradiciones culturales distintas, que al abrir en un horizonte de respeto por las diferencias y piedad por los vestigios (como diría Vattimo), la frágil posibilidad de un policentrismo cultural y textual, permitiría el comienzo (Paz: el recomienzo) de una poesía dialógica de convergencia en la diferencia, de cópula disyuntiva de lo múltiple.

Esta suma poética ilimitada que no totaliza jamás sus elementos, debe se entendida como universalidad concreta, oblicua y lateral de la postmodernidad en redefinición permanente. Ella afirmaría su diferencia con respecto al universalismo catártico, ascensional y abstracto de la modernidad teleológica y de las viejas vanguardias, y frente al rigorismo neototalitario característico de la entropía del mercado y su espectacular y fementido éxtasis cibernético.




© Armando Almánzar Botello
Texto completo publicado en Coloquios 2003,
Feria Internacional del Libro. Ministerio de Cultura de R.D.



Diciembre del 2002
Santo Domingo, República Dominicana