lunes, 25 de octubre de 2010

JACQUES LACAN en República Dominicana

 Unas pocas digresiones sinthomáticas
                   Jacques Lacan (1901-1981)


Por: Armando Almánzar Botello


Una específica entidad escritural es el ensayo libre, “poético-literario”, digamos lúdico; otra un poco diferente el ensayo que, sin ser científico en sentido estricto, pretende respetar los conceptos o categorías de una disciplina, los cuales, con toda seguridad, pueden ser problematizados críticamente por un ensayista, pero sólo si éste conoce la cartografía cognitiva por la que se desplaza su escritura con los ojos mínimamente abiertos.

Si bien es cierto que el simple principio de autoridad no ofrece fundamento para ningún juego   -incluidas las reflexiones filosófica y psicoanalítica-, mucho menos lo hace el capricho o el manejo ignaro de los conceptos en un supuesto “abordaje crítico” de problemas muy complejos en el territorio conceptual de la disciplina de Freud y de Lacan.

Como muestras del fracaso de ambas “estrategias” sólo debemos recordar la paradigmática imposibilidad de jugar plenamente, tal como aparece en el capítulo VIII del juego de croquet en Alicia en el país de las maravillas, por efecto de la ausencia de reglas claras en el juego y por los caprichos soberbios de la Reina. Los flamencos, utilizados como mazos de croquet, se decidían a ser jugadores o simplemente escapaban, cansados de ser meros instrumentos de la dinámica lúdica; los erizos, que funcionaban como bolas, cambiaban de posición y buscaban un hoyo para ocultarse, mientras la Reina decretaba, sin ninguna clemencia, cortes de cabeza a diestra y siniestra, a manos del verdugo real...

El colmo de la arbitrariedad semántica, genialmente planteada por Lewis Carroll como un problema lógico y lingüístico, lo encontramos en otro texto del escritor inglés, Alicia a través del espejo, donde la figura simpática pero petulante de Humpty Dumpty –nombre traducido al español como Estate Tieso o Tente Tieso, un huevo parlante con el que Alicia discute en un cierto momento de la obra-, le asegura a su infantil interlocutora que las palabras significan lo que a él le venga en ganas, y que, cuando dice "perro" puede muy bien significar "cuchara", o cuando nombra la "sal" puede referirse perfectamente a "San Eustaquio".

Humpty Dumpty afirma que toda significación o "capacidad de conceptualización" depende de su estado de ánimo voluble, frivolidad característica de los Señores del Discurso entendidos como santa “sede del código y garantes de la verdad”, al decir de Lacan refiriéndose al Gran Otro del lenguaje en su calidad de Tesoro del Significante.... ¡La significación de las palabras está en manos del Amo! ¡Horror! ¿Pero no ha sido siempre así?... ¡Jo!

                                                                         
¡Pues bien! Para no caer en situaciones tragicómicas y humorísticas parecidas a las mencionadas, y por aquello que los aguafiestas denominan razones metodológicas, en primer lugar habría que establecer en ciertos ensayos de pretensión filosófico-psicoanalítica lo que entienden algunos ensayistas de República Dominicana cuando utilizan categorías tales como deseo, pulsión, perversión, goce, placer, "deseo carente de pulsión", "pulsión de muerte" -muy ligadas al pensamiento freudiano y lacaniano-.

En el contexto de algunos trabajos “glocales” sobre el tema hay un uso "muy libre" de estos conceptos; una utilización casi "idiolectal" de ellos, que al ser considerada desde la "conversación" teórico-psicoanalítica podría resultar un mero juego de fantasmas conceptuales o caprichos sintagmáticos... ¡Quizá, creaciones cuasi-poéticas a degustar aprés-coup por su posible carácter avant-la-lettre !...

No era éste el caso de Lacan, como creen aquellos que cifran el triunfo de su propia frigidez o impotencia cognitivas en los asertos de un mal libro hijo de la mala fe y de la lectura apresurada y descontextualizada de los textos criticados, que sus autores, A. Sokal y J. Bricmont, titularon: Imposturas intelectuales.

Hace años que la verdadera impostura se descubre del lado de aquella perversa lectura de la obra y el pensamiento de algunas de las figuras “triunfantes” de la intelectualidad francesa. Trabajo del oportunismo político y del puro resentimiento ilustrado, el de los eminentes intelectuales Sokal y Bricmont, en ese mencionado libro por encargo…

Por otra parte, en Dominicana, frases “glocales” muy complejas de presumida orientación analítica y filosófica, producidas por escritores del patio, nos parecen un mero juego de palabras que desconoce el valor que detentan en psicoanálisis categorías tales como goce, deseo, pulsión, nudo, síntoma, sinthome...

            Retrato de René Descartes. Frans Hals.                                

Por lo menos, “mis luces intelectuales, que son moderadas”, no alcanzan, por ahora, ni siquiera a merodear algunos usos inéditos de términos freudo-lacanianos acuñados por la charlatanería mediática quisqueyana ligada a cierta crítica pseudoliteraria que confunde genuina autoridad intelectual con poder político circunstancial...

No es cierto, como aseveran algunos ensayistas glocales, que para el psicoanálisis la pulsión destruye al deseo; creemos que más bien lo apuntala. Existen, eso sí, deseos vacíos, que aparecen en la clínica –y también en la política-, como anhelos "locos" -Freud y Lacan señalan este fenómeno-, sólo producidos por el mero efecto de una prohibición o por la infatuación compensatoria de un Ego desfallecido que reniega su origen y se avergüenza de su especificidad psico-social como de lo innombrable de una magra leyenda...

Pero el psicoanálisis establece que todo deseo real está sustentado en la pulsión o guarda una relación estructural con ésta. Y Wittgenstein nos decía que, aceptémoslo o no, nuestros juegos de lenguaje están ligados, estructuralmente, a nuestros particulares estilos de vida….

Por su parte, Nietzsche afirmaba que tenemos las verdades que merecemos en función del lugar donde montamos guardia o hacemos vigilia. Y esa realidad no se transmuta de la noche a la mañana…

La llamada acotación o reducción de los deseos es un efecto del análisis que se opone a la aspiración de "plenitud de ser" característica del "Yo imaginario" (Moi), el cual, a través de una pertinaz maniobra obliterante pretende obturar la falta mediante objetos de "apropiación" que funcionan, en el contexto del Mercado Capitalista, como señuelos y prótesis “suturantes” de la falta-de-ser del Otro inconsciente

Por ejemplo, el libro impreso puede funcionar como objeto de apropiación y garante imaginario de "un saber en estado de latencia" que pretende taponar la carencia-de-ser y las insuficiencias de nuestra condición mortal... Verdadera Metafísica o Teología del Libro como medio para tomar por asalto un cierto cielo psicosocial donde podamos ejercer el papel de.... ¡dioses!... Pues bien, ¡Dios ha muerto!, pero no tanto… o por lo menos, no de ese modo tan alevoso y banal...

En el contexto psicoanalítico lacaniano -al que parecen remitir esos artículos “domínico/glocales” sobre psicoanálisis, hijos bastardos de un “Falso Pretendiente Filosófico Platónico” y de la fértil pero promiscua Internet, lo que no estaría nada mal si no fuera por la “vana-gloria” exclusivista de la Logia-, se cita en ocasiones una reflexión de Lacan sobre el carácter prohibido y bloqueado del Goce: "...Hay que aceptar que el goce como tal se encuentra interdicto para quien habla, y no puede ser insinuado sino entre líneas…".

Nos vemos obligados a especificar que el Goce aludido aquí por Lacan -y la Pulsión de Muerte implícita en este concepto-, no debe ser entendido como instancia equivalente al Principio Freudiano de Nirvana. Algunos ensayistas y creadores dominicanos lo creen así…

Este tema freudiano del Principio Nirvana está muy conectado con ciertos aspectos del pensamiento de Schopenhauer –que toma esta noción de la mística india, hinduista y budista- y con las consideraciones de la analista británica Bárbara Low.

La noción de Nirvana alude a la reducción o caída a cero de todas las tensiones psíquicas. -Este problema de “lo intensivo” también está presente en Kant-. Sería una suerte de Principio Radical de Constancia Cero que no coincide aquí con el Principio de Homeostasis como regulación del organismo vivo en sus interacciones con el medio.

                                                                           
Freud vincula el Principio de Nirvana con las nociones de entropía, muerte térmica o “retorno radical a lo inanimado”, pues él piensa este “más allá del principio de placer” utilizando en su elaboración metapsicológica algunos cuasi-conceptos provenientes de la gran tradición cultural humana, de la física termodinámica de su época, de la energética de Ostwald…

En realidad, para Freud, el Nirvana es una caída mítica en un “más acá” de la Urverdrängung o Represión Originaria fundante del inconsciente tópicamente deslindado del sistema preconsciente-consciente. Grado Cero de la subjetividad.

Para Freud, Nirvana como pulsión de muerte es una caída en la indiferenciación absoluta, en la indistinción vida-muerte. Anestesia o letargo radicales.

En Lacan, quien a diferencia de Freud maneja un modelo lingüístico-antropológico y matemático-topológico del “aparato psíquico”, existe una contraposición radical entre el deseo y el goce. Para desear, el sujeto debe aceptar la reducción, prohibición o interdicción del Goce por intervención del proceso de Metaforización Originaria que opera en el Nombre-del-Padre. Con posterioridad Lacan hablará de nombres-del-padre, en plural, per-versiones y/o suplencias sinthomáticas de la metáfora paterna. Pero esta es una fase relativamente tardía en el pensamiento lacaniano…

El psicoanálisis es una ética del deseo, no una ética perversa del goce. "Wo es war, soll Ich werden", dice Freud, y traduce Lacan: "Allí donde Ello (Ça) era debo yo (Je) advenir".

Jacques Lacan re-escribe el “más allá del principio de placer” característico de la freudiana Pulsión de Muerte y el Goce a ella ligado, y los concibe no como retorno al “más acá” de lo inanimado sino como lo más parecido a la vida: tensión, esfuerzo, gasto energético, derroche, exceso.

Esto conduce al sujeto a experimentar la angustia como señal de alarma indicativa de que el deseo, en su ejercicio y tensión hacia el objeto "a" como plus-de goce, se aboca a la disolución del imperio imaginario constituido por el yo (Moi) en sus límites convencionales establecidos.

Lacan, como se puede visualizar, no concibe esta experiencia del goce como pasividad, anestesia, torpor, búsqueda del descanso final, “caída inercial” en un “más acá” o reducción a cero de toda tensión, sino como esforzada hiperestesia, “caída intensiva”, juego de la diferencia y lúcida embriaguez dionisíaca. Encuentro fortuito con lo que “ofrece noticias” del objeto “a”: Tyché.

El autor de los Écrits nos habla en su Seminario 7 La Ética del Psicoanálisis, de una sublimación "creativista" de la Pulsión de Muerte: “Voluntad de empezar de nuevo más allá de todo límite”.

En Lacan, “el más allá del principio de placer” se concibe como renuncia a la blanda gratificación, al apaciguamiento de la necesidad (Befriedigung), al pleasure seeking como evitación del displacer.

El deseo apunta al goce como exceso, como imposible más allá del bien y del mal, que erosiona los límites de la territorialidad psíquica bajo control del sujeto, pero en el acto creativo de producir, simultánea o subsiguientemente, la reformulación de una nueva territorialidad simbólica y una “reinscripción inédita” de los límites del psiquismo. Nada de masoquismo convencional en esta visión, que no autoriza la crueldad y la privación a que somete al sujeto el Amo Capitalista.

Como Wittgenstein lo señala en sus Investigaciones Filosóficas, coincidiendo en esto con Freud y Lacan, no es posible explorar los laberintos y fronteras del sinsentido fáctico sin realizar un movimiento pendular de retorno al territorio del sentido y a la intención de significación (Bedeutung intention, como decía Husserl en sus Investigaciones Lógicas).

Por ello, consideramos, junto con Freud, Wittgenstein y Lacan, que la vida psíquica sólo es posible contaminada por el des-ser, el sinsentido y la muerte, pero entendida también en su carácter de tensión o vendaje (Derrida) entre procesos primarios continuistas de energía libre, y procesos secundarios discontinuos de energía ligada.

Nada aquí, pues, de Discurso del Amo, pero tampoco nada de capricho "lúdico-terminológico" que sólo nos conduce al ejercicio retórico obturador de la carencia. Lacan señalaba que el objeto "a" tiene dos vertientes: 1) Lo que se escapa y nos deja su imagen para que nos engolosinemos con ella como señuelo o mascarada y 2) El hueco real o vacío que opera como significante de la falta en el Otro; hueco “inobturable” y no especularizable.

Como se puede ver, el asunto no es de "creatividad verbal caprichosa" sino de una problemática concreta que, apoyada en la experiencia clínica permite estructurar su propio territorio teorético susceptible de "importaciones conceptuales" filosóficas, pero cerrado a un manejo caprichoso y meramente intuitivo de términos mal "a-similados".

                                                                             
Esa manipulación conceptual, de imponerse, haría que cualquier cosa pueda ser dicha en ciertas disciplinas humanísticas sin respetar mínimamente la coherencia interna de su campo epistémico. Con ello, simplemente estallaría la posibilidad de comunicar ideas y auténticos conocimientos. ¡Solipsismo y autismo teóricos totales!...

¿Autismo de la insularidad a pesar de la “globalización del conocimiento” lograda a través de lo que pomposamente los Nuevos Maestros de los “cyber-ilotas postmodernos” denominan “redes sociales virtuales y postmodernas del conocimiento”, “innovación inversa”?

Innovación inversa al servicio de las mega-corporaciones transnacionales, que más bien podría devenir, para los países pobres o llamados emergentes, en innovación catastrófica en reversa...

Pero este artículo completo es una digresión… Estamos en República Dominicana, tierra en la que cuarenta días de Diluvio en las Tinieblas equivalen a una década y media de promesas redentoristas y demagogia populista por parte de los políticos que han asumido el poder “democrático” después de las Dictaduras de Trujillo y Joaquín Balaguer! ¡En fin!....

El doctor Néstor A. Braunstein, una figura muy importante del psicoanálisis hispanoamericano de los últimos treinta y cinco años, estuvo en República Dominicana hace más de una década y pudimos descubrir, al comunicarnos con él en la Academia de Ciencias, institución en la que el psiquiatra y psicoanalista judío-argentino establecido en México ofrecía un excelente curso-taller, que algunos participantes podíamos hablar la misma “lengua teórica” que él, o que por lo menos nos entendíamos, mediana y razonablemente, hablando en “idioma” freudo-lacaniano. El discurso analítico, aunque de modo precario, y sin la suficiente experiencia clínica por nuestra parte, hizo entonces lazo social… ¡Y no precisamente por intermedio del capricho semántico!…

Hemos dialogado con las escrituras de Freud, de Lacan y del mismo Braunstein durante largos años –entre otros muchos psicoanalistas-, y creemos haber podido cribar, filtrar e interpretar algo de lo que ellos dicen sobre el psicoanálisis y su compleja singularidad clínica y epistemológica. ¡No podemos jugar sin reglas!

Ciertos “ensayismos poéticos glocales" de pega y relumbrón, al juguetear en torno a esta disciplina psicoanalítica -con la excepción de los rigurosos trabajos del psicoanalista y psicólogo clínico dominicano Huberto Bogaert García, y unos cuantos especialistas más que no son simples retóricos sino verdaderos estudiosos del tema-, me ofrecen, paradójicamente, mayores dificultades hermenéuticas, a mí, un simple diletante no autorizado, que los arduos discursos de Freud y de Lacan. ¿Xenofilia o Complejo de Guacanagarix? ¡Pues no!... Simple y civil amor a la sabiduría...

En los Humpty Dumpty locales no hay otras reglas de juego que el tiránico positivismo pragmático y/o el capricho balbuceante en brazos de una engreída ilusión epistémico-literaria. Lo decimos nosotros, los desterrados de la Academia y del éxito, los que no detentamos emblemas ni títulos que no sean nuestra desengañada, perseverante y parsimoniosa vocación de ignorancia… ¡Punto y aparte!
                                                                             
                                                                             
No decimos que aquellos arrebatos “lírico-sentimentales” estén equivocados con respecto a una supuesta “verdad establecida de un modo absoluto” o que sean culpables de algún pecado definido en términos neo-positivistas. ¡No!

Simplemente “se dice” que necesitamos de un cierto “tiempo de comprensión” para describir, asimilar y situar políticamente algunos discursos, “neo-conceptos”, nociones y jerarquías apresuradas elaborados por sujetos darwinianos de la Struggle for Life Dominicana. Nos referimos a esas “gnoseologías” canallas muchas veces construidas de una forma fragmentaria por el mero afán de “figureo” mediático característico de algunos “intelectuales” dominicanos que utilizan ahora la Red como fuente básica de información y "formación", sin haber agotado una fase de serena lectura reflexiva de los temas abordados en sus trabajos; ciclo que debió iniciarse, por razones obvias, en la Galaxia Gutenberg…

¡Aquí en Dominicana los “selectos cualquiera” opinan sobre cualquier cosa, te propinan un “palo epistémico” y la pandilla del Poder permanente los pone, si los “cualquiera” saben asumir su papel de súcubos funcionales, a pontificar y a legislar en cualquier área del conocimiento! ¡Qué paradoja en un Gobierno de Las Luces!

Sorprendentemente, estos “críticos” pretenden extraer una cierta plusvalía simbólica del discurso de Jacques Lacan, cuando en realidad dichos “ilustrados” desconocen las “categorías mínimas” de la enseñanza del psicoanalista francés en su historicidad particular, y pretenden virarlas, irreflexivamente, contra los propios presupuestos teóricos de este pensador…

Entre tanto debemos decir, a propósito de un mandato al goce que escuchamos en ciertos predios “poéticos” todavía “neo-liberales”, que el deseo apuntalado en la pulsión de muerte se dirige al goce, pero a un goce posterior al corte producido por la injerencia del significante que funda o constituye a la subjetividad.

El goce mítico anterior al corte, en su condición de goce de la Cosa (Das Ding), es precisamente el que hay que abandonar, por una causa estructural llamada castración primordial u originaria, para alcanzar el estatuto de sujeto deseante. A ese goce que aniquila se encuentra ligada una cierta interpretación de la Pulsión de Muerte como aspiración al Nirvana freudiano. Es el llamado goce psicótico y/o autista. Por eso el primer Lacan escribe: "La castración quiere decir que es preciso que el goce sea rechazado para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la Ley del deseo".

Pero el último Lacan, el de la Clínica del Goce y de los Nudos Borromeos, nos dice que el sujeto goza en su raíz, en el circuito mismo de la pulsión que gira en torno al objeto de la carencia. El goce como horizonte, al que “se” aspira siguiendo los carriles del significante, es un goce otro; constituye un gozar de hacer semblante o generar lazo social por medio de la producción de semantemas concatenados, con mayor o menor lógica, en el discurso. Proceso de desestructuración-reestructuración de semblantes.

Una cosa es "hacer semblante de gozar" (Braunstein), identificándose con el papel obturador del objeto “a” en cuya pantalla coloca el analizado al analista en la transferencia; y otra muy diferente es aceptar en dicha relación transferencial la condición de semblante del objeto “a” o plus-de goce, causa del deseo, pero sin identificarse con su cara obturadora, sin confundirse con su carácter de tapón imaginario.

La primera estrategia es la del discurso perverso: “yo tengo la clave de tu deseo, ¡y no te la doy; y no te la doy!”… En la segunda maniobra, el analista se identifica con el vacío que permitirá al sujeto encontrar su “propio” deseo (que es, a fin de cuentas, el deseo del Otro afectado por la falta), e inventar su modo particular, o más bien singular, de Goce.

Aquí, en este tiempo lógico, el analizado se identificará con su síntoma, cuyo potencial gozante habrá sido acotado, reducido por mediación de un proceso analítico logrado que convierte a la compulsión de repetición, a ese padecer el síntoma, en una "temperancia de goce incurable por interposición de un retoque o una suplencia". Poética del Sinthome. Saber hacer con el síntoma. Final posible del análisis...

De modo pues que, la autoridad o el saber supuesto (sujet supposé savoir) es el origen del proceso analítico, en tanto que el paciente coloca al analista en esa posición: la del sujeto que se supone sabe. Pero al final del análisis el sujeto vive una experiencia de desubjetivación que rompe sus cristalizaciones imaginarias o por lo menos modifica el estatuto de su relación con ellas.

Por su parte, el mismo analista experimenta un proceso de "des-ser" (dés-être) o “descompletamiento” que lo reconduce a su estatuto de sujeto apoyado en el vacío, lo cual es un modo específico de hacer lazo social como síntesis disyuntiva inclusiva...




Armando Almánzar Botello
Octubre de 2010.
Santo Domingo, República Dominicana.

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