La Danza. Henri Matisse. 1910
Justo ayer, comunicábamos a ciertos amigos de Cazador de Agua, con gran dolor por la oscura turbulencia impertérrita del mundo y por la reciente muerte del poeta chileno Gonzalo Rojas y del vate dominicano Víctor Villegas:
¡Poetas de la Tierra, uníos!, las muertes nos acechan... mas no podrán jamás
contra la danza y el hálito inmortal de la "poesía erguida".
Paz a los restos de los poetas Gonzalo Rojas y Víctor Villegas.
Deseamos, sin embargo, que sus respectivas Obras no descansen jamás en nuestros labios
ni en el latir más intenso de nuestros corazones...
Como diría el poeta francés Henri Michaux:
Que reposen, sí, ¡pero en Revuelta!
Gonzalo Rojas (diciembre, 1917- abril, 2011)
Carta del suicida
Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
porque ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales y nunca cicatriza,
así sople el verano o el invierno,
así viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estómago lleno, como un cóndor saciado,
así padezca el látigo del hambre, así me acueste
o me levante, y me hunda de cabeza en el día
como una piedra bajo la corriente cambiante,
así toque mi cítara para engañarme, así
se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras hasta consumirse,
como una bala loca,
me sigue a donde voy y me sirve de hada,
me besa con lujuria
me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte,
y, cuando caigo al sueño, se hospeda en mi columna
vertebral, y me grita pidiéndome socorro,
me arrebata a los cielos, como un cóndor sin madre
empollado en la muerte.
http://laliebredorada.blogspot.com/2011/04/
juro-que-esta-mujer-me-ha-partido-los.html
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GONZALO ROJAS:
Místico concupiscente
Víctor Villegas (septiembre, 1924 - abril, 2011)
Como naciendo aún
He amado demasiado.
Pido perdón. Y punto.
He llorado demasiado.
Pido perdón. Y punto.
Amado y llorado con el
corazón ajeno,
con los ojos de los que en mí encendieron
la lágrima sencilla que fui desparramando
por el pueblo.
Está como naciendo aún
el pájaro caliente entre mis venas.
Asoma por mi piel su pequeña cabeza:
el mismo antiguo espanto de la tierra
asolada!
Mejor,
desde este instante,
pido perdón más allá de la muerte.
Tomado del Blog Casta de Leones:
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