Por Armando Almánzar-Botello
A Albany Aquino
Recuerdo que un día exploramos danzando
el vértigo inefable
de las carreteras:
dos lúcidos desiertos borrachos que viajaban
a lomos del jazz pasional,
turbulento...
Firme tú al volante,
bebimos distancias al evocar el mosto de mujeres remotas...
Sin fin celebramos con las yemas de los dedos
la magia palpable de un torrente di-vino,
amistad resplandeciente y honda fuerza
de Dionisos,
dicción lujuriosa del panorama
en fluencia:
poesía
goteando
pulsiones del vacío
prosodia
claroscura
y
espirales del texto
torbellino alfabético
sobre la página hermética
de un mundo reluciente...
Y volviendo en la vigilia del incendio
a la rabia nocturna de la urbe,
degustamos en la fiesta chivito expiatorio. Sangró nuestro deseo en laberintos góticos,
en rituales discotecas,
en parques canallas de vegetación fosforescente.
Comimos niebla de la noche:
carne titilante del mito que la inventa. Nos robamos
en la furia
el candor de los desastres...
Luego lentamente
besamos el misterio
de las sencillas muchachas:
–altares de lo eterno: ¡hambre abismo de belleza!–
Y tocamos con el saxo un poco del enigma:
lo tremendo evidente...
Recuerdo que un día exploramos danzando...
(Texto retocado)
torbellino alfabético
sobre la página hermética
de un mundo reluciente...
Y volviendo en la vigilia del incendio
a la rabia nocturna de la urbe,
degustamos en la fiesta chivito expiatorio. Sangró nuestro deseo en laberintos góticos,
en rituales discotecas,
en parques canallas de vegetación fosforescente.
Comimos niebla de la noche:
carne titilante del mito que la inventa. Nos robamos
en la furia
el candor de los desastres...
Luego lentamente
besamos el misterio
de las sencillas muchachas:
–altares de lo eterno: ¡hambre abismo de belleza!–
Y tocamos con el saxo un poco del enigma:
lo tremendo evidente...
Recuerdo que un día exploramos danzando...
© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
2 comentarios :
Este poema es un verdadero viaje dionisíaco por los recuerdos de una experiencia, de una aventura compartida, una amistad verdadera que pasea por esos momentos para los que los afanes de la cotidianidad ya no nos dejan tiempo ni energías, pero que son esenciales. Es una apelación a la vida en su más hermosa turbulencia...
Solemos dar mucha importancia sólo a los que nos acompañan en las ocasiones tristes, pero este fabuloso texto nos enseña que en estos tiempos de crisis a todos los niveles, es imperioso "recordar que un dia exploramos danzando..." para acercarnos más a los que han estado ahí en los momentos alegres.
Me encanto este poema. Felicitaciones, poeta!
¡Me fascinó este poema, querido amigo Armando! Trajo dulces recuerdos a mi memoria de viajes, amigos luminosos, carreteras infinitas, Dionisos y los misterios, sin olvidar la música y la danza…
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