lunes, 5 de septiembre de 2011

ARS MORIENDI LA ESCRITURA

"Elaborados en y a partir de los textos modernos, los modelos semióticos así producidos se vuelven de nuevo hacia el texto social -hacia las prácticas sociales de las cuales la 'literatura' no es sino una variante no valorizada- para que podamos pensarlos como transformaciones-producciones en curso". Julia Kristeva.

                                                      
Por Armando Almánzar Botello



¡Gracias por nominarme al Ser, por sellarme a la Gloria con uñas tan banales, Doña Muerte!...

Le ofrezco ahora lo que a "José y sus hermanos" más les gusta. ¡Aquello disfrutado por usted en su torva condición de Alquímica Dama invertida y ataviada con botas de tinieblas postmodernas!

¡Usted, mi Doña Muerte, que convierte a los hombres en cerdos putrefactos, como Circe! 

Esta versión de las historias podría ser más apegada a los hechos que la vuestra... Mi Señora. Los hechos, tal como “realmente acontecieron”.... 

¡Usted no estaba sin la máscara esa noche Doña Muerte! ¡Pero yo, transido de dolor, cociné los tentáculos del pulpo junto a Hamlet! To be or not to be!... ¡Señora Muerte!... ¡Y en el odio los otros comieron su verdad! ¿Me escucha usted, Señora Muerte?

La mujer metalenguaje que intentaba alumbrar nuestra miseria irreverente fue Kristeva…

Y hubo un gesto en negro, duplicado en espejos traidores, balbuceantes, pretendiendo violar una página manchada por el Carro Triunfal de una Gloria más Violenta...

Y aquella noche ardía su verdad el Mediador,     
el Trickster, dispuesto a cualquier cosa; letras turbulentas por la carne de fósforo diciendo... haciendo su escalera secreta en rojo-vivo: claroscuro en espiral su pensamiento... ¡Oh erótico-tanático en la página su furia ya danzando!...

¡Todo lo que digo es un invento!... ¿Todo lo que digo es un invento?...

¡Ah la noche de alcoholes extraviados y derrumbe, sagrada la violencia de Kali enardecida en otro secreto apartamento muy lejos esperándome! Remoto y olvidado semanálisis del cuerpo…

Y allí, en el Banquete inmundo, atropellando al pulpo, al plato y a Platón: ¡palabras, palabras, torpes trabalenguas presumidos, insulsa vanidad de unas palabras al desgaire!... Brillaba por su ausencia el aura de un Artaud, el cuerpo lúbrico-abisal, su pensamiento erógeno y mutante... Lacan, al final de su enseñanza, prefería sus Nudos Borromeos y Matemas... ¡Melancolía extática de los perros!...

Pena sobre pena, la poesía en la ciudad aquella noche fue un abismo: sin fin meta-escritura, sí, mas no el amor en cada mantra ni un diálogo fecundo. Beligerancia oscura. Íncubo egocéntrico. Súcubo lamiendo la palabra conveniente, circular y fiduciaria. Hocico docto, ameboide, trapecista. Hueca presunción: letra en el polvo...

Truculencia de un encuentro que persiste sangrando como trauma indescrito en la memoria... ¡Me extraña todo tanto ahora!... Das Unheimliche...  Ars moriendi la escritura…

¡Ay, los viejos transeúntes que olvidaron hoy su origen, que suponen para siempre haber lavado de su carne aquel barro inapelable de su ser y la vergüenza, la Pocilga Nauseabunda Trepadora y Narcisista! ¡Ay, fratricidas letrados de la tribu en la traición unánime!

¡Oh, Santo Domingo!: ¿ruinas postmodernas, circulares? ¡No! Simple copia irrisoria de Cartago en Agustín cuando alumbró el Milagro. ¡Parque Temático y Gran Circo!

Y me gusta la violencia en el poema que florece, pulsión de muerte justiciera, y (mal)-digo los escritos destinados al olvido... como éste….

Y ahora, cauteloso —legión en noche oscura—,
abro las compuertas y lúcido recorro el Laberinto...

                                         
                                        
                                                                           

© Armando Almánzar Botello.Santo Domingo, República Dominicana.

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