René Magritte - Black Magic - 1933-1934.
Por Armando Almánzar Botello
Eterno es el Retorno de su Enigma...
Sí, ahora sí: he retornado ausente sin mí...
¡roto!
Abrazado a ella me dormí en otro mundo,
y sin quererlo,
algo de mí ha regresado ahora: oscuro, torvo y frío,
balbuceante,
vestigio dolorido de otro cuerpo hablando niebla...
Y sangra florecida la inmediata memoria de mi pecho en infinitas aventuras que me inventan,
que me hunden y disuelven:
labios que me salvan, secretas humedades,
pezones, mordiscos y gemidos,
nalgas como astros,
palabras,
entrepiernas pensativas...
caricias minuciosas y arañazos de la muerte...
¡Oh escritura turbulenta sus cabellos!...
Y lo juro, rumor de estatua oscura, insomne:
¡Al fin amo tu horror: el borde!... aleve la huida
de mis ojos...
¡Y lloro!...
Sin embargo, por el beso deslumbrante de tus muertes,
límpios resplandecen violentos alfabetos,
los caminos de mi frente ardiendo allá en tu lienzo...
¡Sí, ardiendo! Lejos, lejos, muy lejos:
en la Vida remota y su escritura que me pierde...
que se pierde...
mas retorna con la danza en el poema...
© Armando Almánzar Botello, 2011.
Santo Domingo, República Dominicana
Precioso poema, mi querido Armando. Desgarradora intensidad que cala...que penetra. Húmedas palabras que arañan sin dañar, el recuerdo alucinante de esos besos. Mas, no se quiebran...se engrandecen; aman en el dolor. El horror emerge deslumbrante de la espesa bruma, sin percibir siquiera que se esfuma...porque se impone el amor.
ResponderEliminarTe amo... por siempre y para siempre, María
Conmueve hasta los huesos.
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