domingo, 31 de marzo de 2013

EUTIQUIA. Previsor Optimismo... (Fragmento).

[...] Espiritualmente, un año de lo más negro y pobre hasta aquella memorable noche de marzo, en el extremo del muelle, bajo el ventarrón, jamás lo olvidaré, en que todo se me aclaró. Al fin, la revelación. [...]" Samuel Beckett. La última cinta de Krapp.


Por Armando Almánzar-Botello 

A Franz Kafka, a Samuel Beckett, a Louis-Ferdinand Céline. In memoriam.


"[...] sí, muy bonito paisaje acuático el de una laguna brumosa, con su pequeño muelle o puentecito de madera y pilotillos que atraviesa el agua como una promesa de infinito, y que nos induce a soñar con maravillosos viajes, paseos recónditos y mágicos descubrimientos… sí… pero los tablones del pequeño muelle bien podrían estar podridos por la humedad y quebrarse cuando uno los pise, y entonces podemos sufrir una severa herida o desgarrón en una pierna que interese o afecte hasta la mismísima arteria femoral —arteria femoral izquierda si es la de la pierna izquierda, arteria femoral derecha, si es la de la pierna derecha—... ¡y quién sabe!... o la niebla puede envolvernos el cuello con sus fríos y tétricos brazos y producirnos una grave enfermedad respiratoria de consecuencias impredecibles... o un pájaro desorientado en su vuelo puede estrellarse de un modo imprevisto sobre nuestra cara y sacarnos los ojos, o simplemente deformar nuestro rostro, para siempre, de un modo monstruoso, horrible... o uno podría estar invadiendo propiedad privada y entonces resulta probable que venga el legítimo propietario de los terrenos, sólidamente amparado por las leyes locales, y nos amenace con su escopeta, ¡y quizá hasta podría dispararnos!...       o puede venir volando un extraño insecto al que seamos alérgicos y no lo sabíamos, picarnos de un modo sorpresivo en la zona de las manos que no cubren los guantes, en la cara o en el desprevenido cuello, y producirnos una peligrosa reacción alérgica que, al encontrarnos distantes de un centro de atenciones médicas urgentes, pueda desembocar en lo peor... o podría haber quizá un temblor de tierra en el momento de nuestro tránsito por ese puentecillo y de seguro entonces: ¡hombre al agua!, con el agravante de que quizá no sepamos nadar... ¡No, yo mejor elijo quedarme seguro en mi guarida! [...]" 



© Armando Almánzar-Botello. 
Santo Domingo, República Dominicana.

miércoles, 27 de marzo de 2013

YO, SAN FRANCISCO DE ASÍS: ¿UN CYBORG DE SANTO DOMINGO?…

"Son tan inesperados los medios y concepciones de la obra de arte." A. Almánzar-Botello. "La Caída
Texto Neo-testimonial".


Por Armando Almánzar-Botello



«En el Parque Mirador Sur de Santo Domingo, 
a dos exiguas cuadras de mi hogar portentoso, mientras hoy, en pleno miércoles de Semana Santa, ofrecía yo de comer maíz a las cándidas palomas, acompañado, como siempre, por mi propia ausencia turbulenta y por mi deseo de encontrar soldados valientes dispuestos a morir, ¡de verdad!, por el Teatro Fútil del Universo (Cultural Dominicano), tanto apetito manifestaron las aves en sus hervideros traviesos, que se posaron impetuosamente en mi antebrazo no-biónico izquierdo, cuya mano franciscana ofrecía el alimento amoroso a las volátiles criaturas, y me produjeron unas pequeñas heridas, casi letras, agravadas por “la aspirina que consumo por motivos cardiovasculares, 'y que me ha producido' la fragilidad capilar excesiva generadora o responsable del sangrado espontáneo que ahora parece florecer en la tensa superficie de mi piel.” 

De inmediato, Crist@ en persona chupó con sus ‘ventosas’ mis pequeñas heridas precoces, pre-cosmogónicas, como si de sorber una mordedura venenosa de serpiente cascabel se tratara, y, en breves segundos, la verdad antiséptica de una boca y su espumarajo místico, chupando, chupando y chupando, voló en terrible inusitado resplandor divino, en acrobacia seminal de Paloma Sacrosanta del Espíritu Santo… Y eso… que apenas comenzaba el Milagro...»



Enlace relacionado:
http://cazadordeagua.blogspot.com/2010/04/la-caida.html


© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.

miércoles, 13 de marzo de 2013

PADRE PERRO QUE...

Nuevas formas de intentar paliar el freudiano Malestar en la Cultura.


Por Armando Almánzar-Botello



"[...] El análisis pormenorizado de una significativa casuística en torno al EMBLEMA que constituye la figura del 'PERRO' en nuestro mundo actual; el detenido estudio de estos profusos datos leídos en claves propias del pensamiento antropológico-psicoanalítico de Jacques Lacan, es decir, la idea de poder interpretar de un modo simbólico-lacaniano, la-canino, lacani(a)no, el rol que dicho mamífero carnívoro desempeña en nuestra vida doméstica contemporánea, me ha permitido perfilar la hipótesis del actual papel 'civilizatorio' y humanístico del significante 'PERRO' —y de ciertos protocolos de aproximación a éste en el marco de la CULTURA OCCIDENTAL—, entendiéndolo como una de las principales SUPLENCIAS tardías, postmodernas, de la Metáfora Paterna, del NOMBRE-DEL-PADRE, en la caducidad antropológico-metafísica, ontológica e histórica de dicho SIGNIFICANTE TRASCENDENTAL. 

Cuando ya se ha producido casi como un hecho de envergadura antropológica la trágica Forclusión, Verwerfung, Repudio o Rechazo del Significante Mayor 'PADRE', anteriormente concebido de un modo trascendentalista, —crisis del Discurso del Amo Clásico, Religioso—, forclusión rastreable al metamorfosearse el Amo Hipostático en Amo Capitalista, y, posteriormente, en meros Gadgets del Discurso del Mercado (Braunstein), nos vemos precisados a decir: ¡LA BENDICIÓN PAPÁ PERRO!

De dicha pérdida de 'sustancia paterna', para ser sustituida por 'sustancia perruna', depende la poderosa ideología militante, cuasi virulenta, que caracteriza al ANIMALISMO OCCIDENTAL, en este caso canófilo y de terciopelo, imperante en nuestros días como recurso compensatorio y protésico que implica, en ocasiones, un falso compromiso con lo viviente.

Este fenómeno se ofrece con regularidad, y de un modo equívocamente sinthomático, no como una prueba real de sensibilidad ante los sufrimientos de todos los seres vivos sintientes o ‘sentientes’ (Zubiri), no como una lucha política integral contra la barbarie del carno-falogo-centrismo (Jacques Derrida), sino como paradójico recubrimiento 'sensiblero' de la violación de los Derechos Legítimos de la TOTALIDAD DEL PLANETA COMO ORGANISMO VIVO, por parte de una élite perversa y su BIOPODER sin clemencia [...]"



© Armando Almánzar-Botello. La sexualidad humana y la potencia del animal. (Reflexiones Deleuzianas). Ensayo. 2005. Página 121. Santo Domingo. R.D.


Escuchemos ahora, en MP3, a propósito de un posible "Psicoanálisis del Perro", el vigoroso relato "Las investigaciones de un perro", de la autoría del inmenso Franz Kafka:

http://www.escuchaunlibro.com/n_administrador/videos/vervideo.php?video=Investigaciones+de+un+perro.mp3



© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.


martes, 5 de marzo de 2013

“LA PERSONA VÍRICA”. Indignada nota de protesta.

"TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE SER FELICES Y DISFRUTAR." Patricia Ramírez.

"¿Tenemos la OBLIGACIÓN de ser felices y disfrutar?" Armando Almánzar-Botello.

"Si no buscas el placer, si no estás dispuesto a gozar, te sientes culpable. Y no estoy hablando de una hipótesis abstracta. Me encuentro todo el tiempo con psicoanalistas que me dicen que esa es la razón por la cual la gente acude a la consulta. Se sienten culpables de no gozar lo suficiente. La gran paradoja es que el deber de nuestros días no impone la obediencia y el sacrificio, sino más bien el goce y la buena vida. Y quizá se trate de un mandato mucho más cruel. Probablemente el discurso psicoanalítico es el único que hoy propone la máxima: 'gozar no es obligatorio, te está permitido no gozar'. La paradoja de la sociedad permisiva es que nos regula como nunca antes." Slavoj Žižek.



Por Armando Almánzar-Botello


A pesar de la aclaración que se hace en el artículo “Personas víricas que consumen energía”* cuando dicho escrito explícitamente dice: “Parar los pies a los víricos victimistas no es abandonarles sino invitarles a tomar las riendas”, entiendo que la denominación "Persona Vírica" es una “etiquetación ideológica segregativa”, excluyente y con peligrosas pretensiones de rigor nosológico-psiquiátrico, ético e higiénico-existencial.

Este pseudo-diagnóstico invalidante, cándido y útil en apariencia: "persona vírica", "persona tóxica"..., se promueve en una sociedad postmoderna medrosamente gregario-individualista que pretende, en el seno de su interaccionismo físico y virtual generalizado, desentenderse del Otro en su real problematicidad y sólo aceptar en éste, de un modo perverso y reductor, aquello que satisface el hedonismo y la "pétrea fortaleza narcisista" de quienes niegan a dichas personas supuestamente “víricas” su estatuto de sujetos singulares, contradictorios o sufrientes, no domesticados ni folclorizados.

Entiendo que este lenguaje “encanalladamente” inmunológico: “sujeto vírico”, es parte de una labor de counseling, de consejería "terapéutica", que debe ser entendida como una de las múltiples versiones micropolíticas de la guerra preventiva contra las poblaciones, guerra que un cierto biopoder intenta realizar y de hecho realiza en nombre de la armonía y el concierto áulico de los dominios, eliminando todos los elementos perturbadores de la supuesta salud del “organismo” social mediante ideologías "liberales" de negación de la desgracia .

Una cosa es el derecho que legítimamente nos asiste para elegir nuestras amistades, y otra, muy distinta, la constituye la práctica de elaborar una ideología de la victimización y del rechazo a los sujetos ajenos a nuestro sistema de valores, en función de criterios supuestamente psicoterapéuticos que, en última instancia, se revelan como simples torniquetes ideológicos reguladores del canje social en el seno de la Empresa y del Mercado.

En esta metáfora biologicista, "persona vírica", percibo profundas resonancias fascistas y segregativas.

Este mecanismo de rechazo del otro en tanto que Otro radical, no especularizable, problemático, no asimilable por nuestros propios sistemas de valores, es algo característico de una sociedad hipócrita, en lo esencial profundamente racista, en la cual impera lo que Jacques Lacan denominó: "floculación difusa del odio", con su creación permanente de exclusiones y víctimas propiciatorias.

Como decía lúcidamente Kenneth Burke: “el principio sacrificial de la creación de víctimas es intrínseco a la congregación humana” […] De ahí que lo importante no sea “el modo por medio del cual los motivos sacrificiales revelados en las instituciones de la magia y la religión podrían ser abolidos, sino cuáles son las nuevas formas que adoptan”.

Victimizar a la víctima (victimización de segundo grado que apela a los prestigios de una supuesta psicología preventiva) y gozar de ese mecanismo perverso-espectacular pretendidamente ético-terapéutico, podría apuntalar de hecho, en última instancia, las bases más perversas de una sociedad casi en su conjunto enajenada. 

"La persona vírica" es el primer paso en la definición estratégica de "comunidades víricas", "creencias religiosas víricas", "prácticas instrumentales víricas", "culturas víricas", etc. Todo ello, evidentemente, favorece la estabilidad y el fortalecimiento de los poderes más duros, tortuosos y manipuladores.

Esta lucha antigua, pero también moderna y postmoderna contra lo extraño y lo desconocido, identificados con  “lo vírico”, lo “anormal” y lo “patológico”, —que proceden, supuestamente, de una oscura exterioridad amenazante—, me hace reflexionar sobre los antiguos rituales griegos de expulsión del “fármacos” (farmakeus) en su calidad de “víctima sacrificial monstruosa o deforme” seleccionada y expulsada como tal por la comunidad para ésta librarse, mágicamente, de sus propios males intestinos (plagas, guerras, catástrofes climatológicas, etc.). Este fenómeno ha sido bastante estudiado por la antropología, la etnopsiquiatría y la filosofía.

Pero, sobre todo, este intento de eliminar lo heterogéneo, lo extraño y la realidad misma de la muerte me hace pensar en “El Decamerón” de Boccaccio, obra en la que se ofrece la noticia de ciertos grupos o estamentos sociales privilegiados que creyendo huir así de la gran peste negra que asolaba a Europa en el Siglo XIV, se encerraban en sus mansiones y palacios, en sus fortalezas grupales (una suerte de plazas sitiadas por el miedo y el cinismo) para disfrutar de música, historias, buena mesa y bailes, mientras creían mantener a raya la muerte procedente del “exterior”.

La etiquetación de “persona vírica” promueve la victimización de todo aquel sujeto (víctima de primer grado o no) que se muestre refractario a la imposición de las escalas axiológicas de ciertos grupos de decisión.

Ese “diagnóstico banal” (en el sentido en que Hannah Arendt habló de la “banalidad del mal”: pero... ¿existe realmente la banalidad del mal?), podría promover una generalizada actitud aséptica de rechazo a toda manifestación de sufrimiento, infelicidad, conflictividad, reclamo de justicia, contradicción y problematicidad proveniente de ciertos sujetos. Vislumbramos implícito aquí un terrible conformismo egotista.

Resulta siempre curiosa esta velada forma de intolerancia frente a las diferencias, frente a los supuestos “monstruos” víricos que amenazan la homeostasis del sistema, y más cuando dicha intransigencia “pseudohigiénica” se presenta en el contexto de una paradójica ideología de la “felicidad y solidaridad universales, globalizadas”, que olvida, como bien dice Michel Serres, la “criminal inversión del principio sacrificial que se vive en el mundo actual, donde la mayoría de los habitantes del planeta es sacrificada para el mantenimiento del estatus de una minoría de privilegiados.

Esta etiquetación segregativa que constituye el sintagma “persona vírica”, lleva implícita una vocación de anulación del sujeto en su alteridad irreductible y cierta velada voluntad de destrucción de la persona "integral", múltiple y contradictoria, para ponerla a disposición de los engranajes instrumentalizadores de la Empresa y el Mercado. Todo esto me hace pensar en la “microfísica de los poderes” de Foucault, aquella en la que los llamados "anormales" por ciertas estructuras de dominio, son expulsados del seno de la "sana" convivencia y recluidos en instituciones especiales o arrojados a espacios marginales.

Claude Lévi-Strauss, por su parte, nos recuerda esta poderosa verdad:

Después de los trabajos de Cannon se comprende más claramente cuáles son los mecanismos psicofisiológicos sobre los que se basan los casos de muerte por conjuración o sortilegio, atestiguados en numerosas regiones: un individuo, consciente de ser objeto de un maleficio, está íntimamente persuadido, por las más solemnes tradiciones de su grupo, de que se encuentra condenado; parientes y amigos comparten esta actitud. A partir de ese momento, la comunidad se retrae: se aleja del maldito, se conduce ante él como si se tratase no sólo ya de un muerto sino también de una fuente de peligro para todo el entorno; en cada ocasión y en todas sus conductas, el cuerpo social sugiere la muerte a la desdichada víctima, que no pretende ya escapar a lo que considera su destino ineluctable. Bien pronto, por otra parte, se celebran en su honor los ritos sagrados que le conducirán al reino de las sombras. Brutalmente separado primero de todos sus lazos familiares y sociales, y excluido de todas las funciones y actividades por medio de las cuales tomaba conciencia de sí mismo, el individuo vuelve a encontrar esas mismas fuerzas imperiosas nuevamente conjuradas, pero sólo para borrarlo del mundo de los seres vivos. El hechizado [el sujeto vírico, en nuestro caso] cede a la acción combinada del intenso terror que experimenta, del retraimiento súbito y total de los múltiples sistemas de referencia proporcionados por la convivencia del grupo, y, finalmente, de la inversión decisiva de estos sistemas que, de individuo vivo, sujeto de derechos y obligaciones, lo proclaman muerto, objeto de temores, ritos y prohibiciones. La integridad física no resiste a la disolución de la personalidad social ” Claude Lévi-Strauss. Antropología estructural.

¡Esclarecedora y contundente reflexión del gran antropólogo francés!

Me sorprende que algunas personas llamadas a meditar más profundamente sobre temas de esta naturaleza, se limiten a compartir los ideologemas en curso sin someterlos a una debida crítica hermenéutica.

¡Ay, estudiosos de Emmanuel Lévinas!

¿Serán los pobres, para la ideología capitalista del “¡goza a toda costa!”, los sujetos víricos por excelencia?...

Tenemos la obligación de ser felices y disfrutar” (¡sic!), dice el texto en cuestión “Personas víricas que consumen energía”. Es evidente aquí el mandato superyoico que funda un falso “Imperativo Categórico” de naturaleza secretamente sádica.

¡Ahora bien, y cierro así estas deshilachadas reflexiones!: ¿Seré acaso yo un “sujeto vírico” y no me apercibo de mi propia desventura?...

* (Patricia Ramírez. Personas víricas que consumen energía. EL PAÍS SEMANAL, 3 de marzo, 2013.)



© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.


ADENDA


VIOLENCIAS... CONFLICTOS... JUSTICIA...

1

La sociedad democrática moderna quiere borrar de su horizonte la realidad de la desgracia, de la muerte y de la violencia, buscando integrar, en un sistema único, las diferencias y las resistencias. En nombre de la globalización y del éxito económico, intentó abolir la idea de conflicto social. Del mismo modo, tiende a criminalizar las revoluciones y a desheroizar la guerra a fin de sustituir la ética por la política, la sanción judicial por el juicio histórico. Así, pasó de la edad del enfrentamiento a la edad de la evitación, y del culto de la gloria a la revalorización de los cobardes.” Elizabeth Roudinesco, psicoanalista e historiadora francesa.

2

Ciertamente, la violencia y el conflicto son instancias constituyentes de la condición humana: No hay sociedad ni contrato social sin violencia originaria. Pero, una cosa es el carácter transhistórico del conflicto y otra su pretensión absolutista de ahistoricidad. Esto último desemboca en la categoría política de ‘lo peor’. Una cosa es conflicto histórico y/o transhistórico, y otra muy distinta la “brutalidad” ahistórica (Derrida) de “lo peor” ligada al 'struggle for life' concebido de modo 'etológico', puramente biológico, animal. Esta última ideología, como dice Néstor A. Braunstein, se constituye en una 'auténtica aplanadora del deseo' revolucionario. Una cosa es la violencia ejercida para mantener el Orden establecido, y otra, muy distinta, la violencia efectuada para operar transformaciones históricas que de seguro no restablecerán la armonía idílica en la sociedad, pero permitirán cambios necesarios en las estructuras del Contrato Social, transformaciones operadas en la línea de fuga y de perfectibilidad ilimitada de la Justicia. ¡No al ‘Anything Goes’ político-existencial: puro nihilismo pasivo!” Armando Almánzar-Botello.

3

Las diversas modalidades de violencia son inevitablemente históricas, y, además, en su especificidad, constituyentes "inerradicables" del Contrato Social. El problema no consiste en tratar de eliminarlas absolutamente: de hecho, es imposible. Un sujeto sin conflictos consigo mismo o con otros sujetos no sería un sujeto humano.

La cuestión es generar una modalidad de nexo social orientado por una suerte de "economía de la violencia", de reducción o acotación de ésta a su mínima expresión: a la violencia necesaria para las transformaciones, en ocasiones radicales, del contrato social...
” Armando Almánzar-Botello.

4

[…] En el pensamiento del mismo Rousseau, en su idea del estado natural mítico, previo a la fundación del Contrato Social, encontramos una complejidad problemática sobre la que podemos reflexionar.

El gran pensador francés considera aquella situación originaria como caracterizada por la paz y la armonía, pero de hecho también puede ser concebida como una situación de violencia y conflicto.

El Contrato Social es una contra-violencia ejercida sobre una violencia originaria que es la del don originario como exposición incondicional al otro: tanto al mal que de él puede proceder como al mal que podamos infligirle. Donar la Diké, donar la Justicia, implica probar nuestro gesto sobre el telón de fondo de la A-dikia, de la posibilidad misma del mal, del error y de la injusticia. ¡No existe aquí garantía trascendental!. (Derrida).

Esta ambigüedad, entre otras aristas del problema, ha conducido a ciertos pensadores a cuestionar el concepto mismo de Derecho y, en particular, el de Derechos Humanos.

Esta vertiente de la reflexión filosófico-jurídica a que me refiero, intenta mostrar cómo, efectivamente, esa categoría (derechos humanos), está consubstancialmente ligada a una tradición metafísica occidental que limita eventualmente, en su concreto histórico, el ejercicio plural, múltiple y metacultural de la justicia y las prácticas ético-jurídicas.

El concepto de “derechos humanos” está preso dentro de una cierta tradición occidental de la persona, de lo humano, de la ley, que es posible deconstruir. El derecho internacional debe estar abierto a esta reflexión crítica.
” Armando Almánzar-Botello.

5

Cuando se intenta eliminar el conflicto del seno de lo social o considerar iguales y susceptibles de homogeneización todas las modalidades de violencia, estamos pasando de la necesidad de la violencia, de cierta economía de la violencia (Blanchot, Derrida), a la posibilidad de lo peor: la inmortalidad autodeclarada del Sistema Capitalista de Mercado en sus vertientes más absolutistas: complemento perfecto del Terrorismo de Estado.” Armando Almánzar-Botello.

6

El anhelo de expulsar totalmente la violencia del territorio de los ordenamientos y procesos humanos; el deseo totalitario de fundar el reino absoluto de la paz libre de todo conflicto; el proyecto de establecer la armonía universal carente de contradicciones, constituye el principio de la peor violencia: la guerra preventiva contra el sujeto, por definición contradictorio y conflictivo, la lucha sinuosa y perversa contra la complejidad indomeñable de lo (in)humano, contra el planeta y las poblaciones en su diversidad irreductible y problemática. Esta violencia preventiva opera, explícita o implícitamente, para garantizar la permanencia de un Orden injusto, el imperio de lo totalmente transparente y previsible. El banal e hipócrita integrismo pacifista termina siendo muchas veces el complemento perfecto de la Guerra Genocida que desata el Biopoder contra la inconmensurabilidad de lo múltiple.” Armando Almánzar-Botello.

7

"Real, sinthome… Rorty... out!

"No hay propiamente saber en lo Real, sino cavilación del sujeto supuesto al saber sobre un Real. Mas lo Real persiste como sinthome, más allá del Sinn (sentido: Husserl) y de la Bedeutung-Intention (intención significativa, querer-decir: Husserl). De ahí que la verdad como ficción y la travesía del semblante como acotación del goce, apunten siempre a él sin agotarlo. No todo se queda en las palabras. Por ser también el inconsciente de lalangue algo real: ¡No hay relación sexual!"

En este párrafo precedente de inspiración lacaniana, amparado además en Duns Scoto con su idea de las 'singularidades-acontecimientos', se podría constatar, si meditamos lo suficiente, la proximidad entre Charles Sanders Peirce y Jacques Lacan: realismos anti-relativistas que dicen ¡no! a la banalidad postmoderna de cierto nominalismo lúdico, psicologista, 'existencializante', irresponsable y cognitivamente impotente. Aquí, Rorty... out!." Armando Almánzar-Botello.



© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

sábado, 2 de marzo de 2013

Terapia génica, neurociencias, psicoanálisis y enfermedad mental (Breves apuntes banales)

"Cinco enfermedades mentales tienen un origen común, según un último estudio publicado en la revista científica The Lancet. La investigación concluye que existen trazos similares de ADN en cinco de los trastornos psiquiátricos más comunes a nivel mundial, un resultado que puede potencialmente abrir el camino a nuevos tratamientos o técnicas de prevención. Pero todavía queda un largo camino. Las patologías analizadas han sido el autismo, el trastorno por hiperactividad y déficit de atención, el trastorno bipolar, el trastorno depresivo mayor y la esquizofrenia. Según los autores, esta es la investigación más importante jamás realizada entre genética y enfermedades mentales [...]
Carolina García. Cinco enfermedades psiquiátricas comparten material genético. El País. 2 de marzo, 2013. 

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/01/actualidad/1362168241_764043.html


Por Armando Almánzar-Botello


Dado el carácter multicausal y heterogéneo (elementos orgánicos y simbólico-culturales conjugados de modo complejo) de ciertos trastornos psiquiátricos registrados por la psiquiatría dinámica clásica o por el actual DSM-IV-TR, tales como la paranoia, las esquizofrenias y la psicosis maníaco-depresiva (trastorno afectivo bipolar), el tratamiento farmacológico de estas enfermedades por parte de la psiquiatría biológica o la aplicación de una eventual terapia génica, son recursos que no garantizarían de por sí la "curación" radical de estas patologías. 

Estas modalidades bio-instrumentales de intervención terapéutica sólo afrontarían las vertientes anatomo-fisiológicas y biogenéticas de dichas enfermedades y, por no agotar la multiplicidad variable de los factores causales de éstas, simplemente reducirían para un sujeto particular el riesgo de padecer esos trastornos o convertirían a esas entidades nosográficas, si se encontraran ya instaladas en una subjetividad adulta, en meras psicosis "suplementadas" y parcialmente compensadas por medicación o intervención genómica. 

Un factor que no es causal pero sí estructural, y cuya detección en el paciente reviste singular importancia para la determinación del diagnóstico diferencial y para perfilar las direcciones del proceso terapéutico, las estrategias de encuadre, abordaje y “variantes de la cura tipo” en los problemas psicóticos, es la llamada "verwerfung" freudiana o “forclusión del nombre-del-padre”.

Este último proceso negativo, que define la posición del sujeto psicótico en términos de estructura psíquica fallida, (proceso que debe ser debidamente detectado, situado y contextualizado clínicamente caso por caso), delimita todo un territorio de intervención terapéutica que podría ayudar a corregir hasta los efectos iatrogénicos de ciertos tratamientos biológicos en el territorio de las llamadas psicosis desencadenadas. 

Los aludidos fenómenos de la “forclusión” y las suplencias revisten importancia terapéutica crucial en el caso de las denominadas, por el psicoanálisis lacaniano más reciente, “psicosis ordinarias”, suplementadas y/o compensadas por medio de un “síntoma retocado”, regulador y estabilizador del aparato psíquico. 

Dicho elemento singular y regulador del aparato psíquico del paciente, generado por el sujeto mismo (bajo tratamiento psicoanalítico o en ausencia de éste), constituye una invención sintomática que sin dudas es propiciada de un modo más activo, en su emergencia como “invención compensatoria” del sujeto ante la forclusión masiva de las significaciones vinculantes, por el proceso psicoanalítico en curso. Esto se ha demostrado clínicamente.

A dicha instancia suplente o compensatoria, Jacques Lacan, psiquiatra y psicoanalista francés, autor de "Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis" y de seminarios tan importantes sobre el tema como "Las Psicosis" y “El sinthome”, entre otros, denominó “sinthome” (diferente del mero síntoma padecido). Jacques-Alain Miller sigue en este aspecto el marco teórico lacaniano en su conceptualización y clínica de lo que denomina “psicosis ordinarias” o suplementadas.

Con estas líneas no pretendo negarme a reconocer el gran valor que revisten las aproximaciones científicas biogenéticas, farmacológicas o cognitivistas a los mencionados trastornos psiquiátricos, pero sí resalto el hecho de que el abordaje terapéutico de las psicosis, caracterizadas por su compleja etiología multicausal, no puede realizarse de un modo unilateral, no-complementarista, dogmático y reduccionista, apoyándose de forma exclusiva en las neurociencias o en la genómica.

© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.


"[...] A propósito de la singular escritura de James Joyce presente, fundamentalmente, en "Ulises" y en "Finnegans Wake", Jacques Lacan habla, en su Seminario XXIII "El sinthome" (Paidós, Buenos Aires 2008, página 21) de un cuarto nudo que viene a enlazar los redondeles R (Real), I (Imaginario) y S (Simbólico), los cuales, en el aparato psíquico de Joyce constituyen un falso nudo borromeo en el que lo Imaginario (el sentido y la imagen corporal) está suelto como efecto de una forclusión psicotizante del nombre-del-padre. Con el expediente inventivo del "sinthome de su escritura artística", el cual, de modo transmutante, ahonda en el original síntoma autista joyceano que consistía en gozar de la "letra como lluvia" y del sinsentido de la lalangue en el inconsciente real de los significantes amos sueltos, Joyce elabora y constituye una suplencia del nombre-del-padre, un enlazamiento cuaternario denominado por Lacan "sinthome borromeo",  síntoma "normalizador" o síntoma vinculante que le permitió al gran escritor irlandés hacer lazo social y evitar la locura [...]" 

© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.


ADENDA

TECNOCIENCIAS Y ENFERMEDAD MENTAL

El gran psiquiatra francés Jean Delay, uno de los padres precursores de la psicofarmacología moderna, consideraba que el uso de sustancias psicotrópicas con fines terapéuticos debía circunscribirse a una cierta "normativización estabilizante" del paciente para entonces iniciar el VERDADERO PROCESO CURATIVO en el plano psicoterapéutico y/o psicoanalítico.

La práctica psiquiátrica actual, en nombre del cientificismo instrumentalizador, de la renegación perversa de la desgracia social en el contexto de una ideología optimista cuasi-religiosa y trivializante; utilizando las múltiples coartadas del mercado a favor de las grandes corporaciones farmacéuticas, al servicio de la rentabilidad capitalista y de la falsa eficacia cortoplacista, sostiene al paciente psicótico en la escena del mundo por medio de una utilización abusiva de los psicofármacos y al precio del deterioro de su salud integral.

No negamos el valor ineludible del fármaco estratégicamente utilizado para morigerar el sufrimiento, pero rechazamos una concepción del fármaco y de las tecnociencias aplicadas al campo de las enfermedades mentales, que ve en el "gadget" farmacológico la panacea universal contra el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.

Esa ideología perversa tecno-voluntarista, represiva y enemiga de la dimensión holística de la verdadera salud del sujeto, es la misma que ironiza el gran escritor polaco Stanislaw Lem, en su obra genial "Congreso de futurología", cuando explora el "totalitarismo de la psiquímica"

© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.