«El desierto es un estado de conciencia colectiva... Quien no deviene activamente hombre-desierto, no logrará jamás superar el mero nihilismo pasivo-reactivo de los hombres del rebaño (pseudo-sujetos que viven, de un modo estéril, inerte, oscuro, otra "experiencia" inconsciente del desierto)... La experiencia del desierto no sólo es un sencillo ascetismo escapista o un mero estado anómico del hombre masa, también es un deshabitarnos de falsos "sí mismos", para abrirnos a la escritura de lo (im)propio, a la experiencia de una insólita comunidad por venir en la que el lazo de justicia lo defina la "diferencia" y no la insulsa "homologación de lo dispar"...» Armando Almánzar-Botello.
René Magritte. Los amantes. 1928.
Por Armando Almánzar-Botello
1-. El verdadero amor aspira siempre a la más plena realización del ser singular del otro, en tanto que otro de pleno derecho.
El amor no se reduce a la simple "perseverancia en el propio ser" (conatus de Spinoza), es decir, no es mero "interés de sí" por parte de un sujeto.
El amor es también, esencialmente, "interés desinteresado" en el otro, contra-efectuación del conatus; prolongación de la línea del propio interés que se desapropia en dirección a la radical alteridad del otro, a través de un ejercicio del deseo más intenso por el brío fugitivo de la falta...
El amor, en el acto mismo de su renuncia inevitable al objeto, al darlo por perdido lo recupera como objeto de cuidados, lo transfigura en el don cotidiano del ser.
Como dijo Jacques Lacan: el amor, como don simbólico, es "dar lo que no se tiene a un ser que no lo es". © Armando Almánzar-Botello.
El amor es también, esencialmente, "interés desinteresado" en el otro, contra-efectuación del conatus; prolongación de la línea del propio interés que se desapropia en dirección a la radical alteridad del otro, a través de un ejercicio del deseo más intenso por el brío fugitivo de la falta...
El amor, en el acto mismo de su renuncia inevitable al objeto, al darlo por perdido lo recupera como objeto de cuidados, lo transfigura en el don cotidiano del ser.
Como dijo Jacques Lacan: el amor, como don simbólico, es "dar lo que no se tiene a un ser que no lo es". © Armando Almánzar-Botello.
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2-. «De mucho interés nos resulta un texto del pensador inglés Terry Eagleton titulado: “Los extranjeros. Por una ética de la solidaridad.” (Paidós, 2010).
Pensando allí el problema de la ética desde Aristóteles hasta la postmodernidad, Eagleton dialoga con Kant, Hume, Spinoza, Levinas, Badiou, Zizek, pero sobre todo con Jacques Lacan, y define la interesante propuesta de una ética cristiana que reivindica la categoría lacaniana de "AMOR DESCARNADO SIN LÍMITES".
Este amor debe ser entendido no como simple negación del cuerpo y del erotismo, sino como "lógica enemiga de la contabilidad", del cálculo fiduciario, de la simple complementación especular, de la mera conveniencia teológico-contractual, de la moralina circular, narcisista, falsamente filantrópica, manifiesta en lo que denominamos en otro contexto: la espera de un retorno con usura del capital simbólico invertido en la maquinación muchas veces oportunista y cloacal de los signos…»
Miércoles, 03 de agosto de 2011
Enlace relacionado en: CAZADOR DE AGUA:
¿Antígona frente a Creonte? A propósito de justicia, decisión ética y juridicidad:
http://tambordegriot.blogspot.com/2012/02/antigona-frente-creonte-proposito-de.html
© Armando Almánzar-Botello
Santo Domingo, República Dominicana.
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