"Se hace necesario profundizar la reflexión crítica más allá del simple, astuto, cínico, y en ocasiones pueril oportunismo de ciertos grupos o segmentos de clase "vive bien en el crucero de la temporada", a los que nunca les ha importado un "pito" el destino real del pueblo dominicano en su conjunto, y que ahora simulan hablar en su nombre porque las circunstancias les obligan a regular los protocolos de "chupar la teta estatal" y sus beneficios e incentivos, para tragar también un poco de su leche fiscal. En ese turbio contexto, donde se mezclan cínicamente mansos y cimarrones, el interés y la frustrada vocación de rapiña cohabitan obscenamente con la trivialidad visceral de los insultos y la real desesperación de un pueblo llano todavía ausente en la manifestación de sus más legítimos reclamos. Entiendo que no se debe renunciar a la calidad del compromiso profundo con la práctica política transformativa. Pero hay que redefinir con más seriedad la naturaleza, los actores, los contextos y deslindes de la lucha." Armando Almánzar-Botello.
Por Armando Almánzar-Botello
Algunos “tontitos epistémicos”, con más de “micos” y “despiste” histórico-intelectual que de verdadera “episteme” y alpiste crítico, —criaturas que son “en el fondo”, pese a su burdo intento de “tigueraje pseudo-reflexivo”, verdaderos “gallitos locos” y pragmáticos “busca vida”—, creen que, con su escasa formación intelectiva (¡claro: una injusticia!), su débil pulsión epistemofílica y la “cota vital inmatura” desde la cual emiten sus banales y epidérmicos juicios cibernético-vernáculos, ¡jo!, están agotando la “medida de lo posible conceptual-humanístico” y precipitando la llegada del “Hombre Nuevo”.
Citan en sus “lienzos”, aplicadamente, a “picto-periodistas” de quinta categoría “súcuba”, como si estuvieran haciendo referencias a grandes teóricos o estrategas de la “picto-política” y la “vita nuova” socio-cultural, y se creen muy originales por el hecho simple de ignorar que eso que “pintan” tan orondamente como “propio”, no es más que el mero dibujito empobrecido, descolorido, “grado xerox en la teoría plástica”, de los trazos grandiosos de un Giotto di Bondone, un Raffaello Sanzio, un Tiziano Vecellio y/o un Pablo Picasso, verdaderos genios creadores que resultan lamentablemente desconocidos en su obra estético-política efectivamente transformadora por aquellos arrogantes “sujetitos-pictóricos-pintorescos” de marras... ¿Postvanguardistas?... ¡Jo!
Estos “inquietos” picto-pelafustanes, padecen la ceguera fatal que provoca en las canquiñas el tener por maestros de “esculto-pintura” a pésimos merengueros disfrazados de compositores líricos y/o sinfónicos, y el tratar de “picotear sapiencia contumaz” desplazándose, fundamentalmente, en el reino fragmentario de la Realidad Virtual (RV), vicio que anula el “pathos” de las distancias y las auténticas jerarquías del espíritu para traer como “retorno de lo reprimido” las movilizaciones acéfalas —y en ocasiones, simplemente canallas— que hace ya 723 años y medio se produjeron en el reino político de una cierta roñosa y/o maquillada materialidad física pseudo-turbulenta, usurpadora de las legítimas instancias. ¡Y después pretenden un título “nobiliario”! ¡Jo!
A esos presumidos “tunantitos” del ejercicio pseudo-libertario y de las artes liberales “google-babelizadas” (pese a sus afeites, vestiditos, pullover sweaters y otras malas artes de circo pletóricas de simulaciones), les recuerdo las palabras de nuestro insigne humanista Don Pedro Henríquez Ureña cuando cuestionaba la falsa originalidad de los "pelafustanes":
«¿Dónde, pues, comienza el mal de la imitación?
Cualquier literatura se nutre de influjos extranjeros, de imitaciones y hasta de robos: no por eso será menos original. La falta de carácter, de sabor genuino, no viene de exceso de cultura, COMO FINGEN CREER LOS PEREZOSOS, ni siquiera de la franca apropiación de tesoros extraños: hombres de originalidad máxima saquean con descaro la labor ajena y la transforman con breves toques de pincel.
PERO EL CASO ES GRAVE CUANDO LA TRANSFORMACIÓN NO SE CUMPLE, CUANDO LA IMITACIÓN SE QUEDA EN IMITACIÓN.
Nuestro pecado, en América, no es la imitación sistemática —que no daña a Catulo ni a Virgilio, a Corneille ni a Molière—, sino la imitación difusa, signo de la literatura de aficionados, DE HOMBRES QUE NO PADECEN ANSIA DE CREACIÓN ; las legiones de pequeños poetas [y de pseudoteórico-prácticos] adoptan y repiten indefinidamente en versos [y en banales ideologemas] incoloros, “el estilo de la época”, los lugares comunes del momento.» Pedro Henríquez Ureña.
© Armando Almánzar-Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.
Santo Domingo, República Dominicana.
No puedo negar, siendo objetivo, que me gusta este artículo, aunque debo decir que no estoy de acuerdo con el enfoque dado al tema que ya conocemos. Es posible que mi posición esté infectada por ser un "inquieto" inmaduro más, pero estoy en esa fase de la vida en la que las cosas son o no son: se hacen bien o no se hacen. Todavía no estoy para matizar, prefiero ver el mundo con los malos desenmascarados y los buenos dando el frente sin temor. En cuanto al arte y la imitación burda sólo me queda decir que son la cosecha de lo que hemos cultivado.
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