miércoles, 15 de agosto de 2012

MUJER= COSA. Para leer lentamente, con voz relativamente alta...

Elevar el objeto a la dignidad de la Cosa
Jacques Lacan.


Por Armando Almánzar-Botello

A Elizabeth Quezada 


Comparar a la mujer con una Cosa enigmática (Das Ding), sin fondo; considerarla una estatua de jade que nos piensa, oculta en su propia belleza; decir que la mujer nos puede hablar como habla un libro, o que, por lo contrario, participa voluntariamente de una mágica y sabia reserva de silencio, como si ella fuese un discreto y enigmático organismo vivo, todo esto no es torpe y simple misoginia, no implica negarle la subjetividad y sus derechos como sujeto político-social a la mujer, sino más bien el abocarnos a esa pura poesía iluminada que vislumbra el goce femenino más allá del falo. Asunto de auténticas mujeres y de auténticos/as poetas. 

Ahora merodeamos un pensamiento desterritorializado que confiere su máximo esplendor a la fuga femenina hacia lo incierto, más allá del agresivo y provisorio suspenso masculino, falsamente feminista, de la Hembra deslumbrada en simetría inversa por el Falo insomne. 

La mujer que reniega compulsivamente de ‘lo femenino’ -aquí entendido como ‘línea de fuga desterritorializante’-, para concebirlo de modo incauto como sinónimo substancial de mera ‘debilidad’, rechaza, en nombre de una supuesta liberación beligerante, su estatuto mítico-simbólico de 'diosa' para constituirse, muchas veces, en plagiaria torpe y en simple 'envi-diosa' de lo abusivamente ‘propio’ de la injusticia falocrática, de la hipostasiada masculinidad. Y sí:

"La mujer es secreta: /apariencia pintada,/ como libro de estampas para indoctos/ que esconde un texto místico, tan sólo/ revelado a los ojos que traspasan/ adornos y atavíos./ Quiero saber quién eres tú: desvístete." JOHN DONNE (fragmento del poema TO HIS MISTRESS GOING TO BED, en traducción de Octavio Paz).


ANEXO A: MUJER=COSA. Para leer lentamente, con voz relativamente alta...


Por Armando Almánzar Botello



El FALO es la transfiguración simbólica del PENE en una insignia de poder. Su funcionamiento como tal es trans-histórico, pero no a-histórico: ¡OJO, categorías distintas!

En sus estudios sobre el Edipo Africano, Ortigues muestra cómo, en ciertas sociedades de filiación matrilineal, la función 'paterna', 'fálica', de Prohibición del Incesto, no la desempeña el padre biológico del sujeto, ni la figura del tío materno de más edad (quien normalmente asume el rol de autoridad en las sociedades matrilineales, pues matriarcado propiamente dicho no ha existido nunca a no ser como mito), sino un árbol totémico, el Algarrobo, símbolo de la Metáfora-'Paterna', de la filiación y de los antepasados (hombres y mujeres).

El uso que se define en la RAE del término 'falo' es el uso coloquial, vulgar de la palabra, no su definición técnica compleja en el ámbito del Psicoanálisis. Para una mayor edificación al respecto, resulta más interesante consultar los diccionarios de psicoanálisis de Laplanche-Pontalis, de Elisabeth Roudinesco-Michel Plon, de Dylan Evans, etc, etc...

Pero la cosa se complica, porque ese simbolismo, para Lacan, puede funcionar en un plano imaginario-arcaico y pre-especular (mito de la captura de la pulsión por el significante) y en otro registro propiamente simbólico, ligado ya al discurso propiamente dicho con su doble articulación (de acuerdo a la “vieja” tripartición lacaniana de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario).

En otro contexto, Lacan considera al falo como un 'semblante' (definición que no tiene que ver directamente con el rostro) y que expresa, sencillamente, el posicionamento del sujeto con respecto al Orden Simbólico en general y al discurso como lazo socio-lingüístico que permite construir una cierta realidad.

El falo alude aquí, fuera de toda referencia al pene y a la anatomía, al tipo de goce asordinado, reducido, temperado, que resulta en el sujeto (tanto hombre como mujer) como efecto de la interposición del lenguaje articulado, del discurso, en la trama fusional que lo relaciona con sus objetos primordiales de deseo. Nada que ver con una 'hipóstasis del falo-pene'. De hecho, ni la mujer ni el hombre alcanzan la 'completitud' que implicaría obturar la falta del Otro inconsciente. ¡Nadie detenta el Falo! Ni el Hombre ni la Mujer. Sólo se alcanza el reflejo de tal fusión en la psicosis...

Pero para Lacan sí existe en las mujeres un 'goce más allá del falo', que, eventualmente, el hombre mismo podría asumir, y pone como ejemplo de ello el llamado goce de los/as místicos/as...

Por otra parte, las categorías de 'Metáfora Paterna' y 'Nombre-del-Padre' aluden, más allá de sus denotaciones machistas o meramente androcéntricas, al 'corte' y a la 'separación' necesarios para la generación de un sujeto relativamente autónomo.


Corte y separación producidos por la intervención de lo Simbólico, tético o posicional, connotado por Kristeva como 'Paterno', con respecto a la dimensión 'Matricial' de lo Semiótico que representa la Chora como transgénero.  Esa chora es connotada como 'Maternal' en un sentido simplemente figurado, pues resulta, de hecho, más que bisexual, polimórfica y transbinaria.... Esto es algo muy antiguo en el pensamiento de Julia Kristeva.

Para comprender estas nociones y problemas, que no son simplemente intuitivos, se necesita manejar ciertas categorías procedentes de los viejos pensamientos de Platón (Timeo), Derrida, Deleuze, Badiou, Kristeva, Lacan, Colette Soler, Zizek, etc... That is the problem!...



Nota publicada originalmente en Facebook
Martes, 6 de marzo de 2012





© Armando Almánzar Botello.
Santo Domingo, República Dominicana.

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