La incapacidad patológica de amar y desear, la afánisis (desaparición o ausencia del deseo), entendida no como temor a dicha desaparición o desvanecimiento (Ernest Jones) sino como supuesto refugio neurótico para intentar salvaguardarnos del Deseo del Otro, de la castración y de la muerte (tal como Jacques Lacan concibe a la afánisis en su propia teoría), se disfraza en muchas ocasiones con los prestigios de la ciencia, entendida ésta por Lacan como ideología de la supresión del sujeto al servicio de la instrumentalización del mundo. Caso actual de las tecnociencias y su complemento ineludible: el biopoder.
Hacia "la plaza fuerte de su yo" se orienta el individuo con su voluntarismo, para evitar confrontarse con lo que el exceso del deseo descarnado, causado por el "objeto a" como vacío real, implica de posibilidad de "fading", desapropiación, desvanecimiento y redefinición de la subjetividad.
Resultados de esta impotencia psíquica, de esta defensa compulsiva contra el Deseo no programado por el Yo y que escapa al Principio del Placer como simple homeostasis, es el tedio de envergadura antropológico-epocal y planetaria, el aburrimiento postmoderno, la estrategia de 'ligue polivalente' pero sin compromiso profundo con el otro, el llamado "amor líquido" (Zygmunt Bauman), la simple promiscuidad y/o el intento de convertir al Mercado en 'partner' absoluto que suministra gadgets, mercancías-tapones, para obturar la falla o grieta ontológica.
Como nos recuerda Élisabeth Roudinesco: ¡hay que reinventar el amor y la familia!
Hacia "la plaza fuerte de su yo" se orienta el individuo con su voluntarismo, para evitar confrontarse con lo que el exceso del deseo descarnado, causado por el "objeto a" como vacío real, implica de posibilidad de "fading", desapropiación, desvanecimiento y redefinición de la subjetividad.
Resultados de esta impotencia psíquica, de esta defensa compulsiva contra el Deseo no programado por el Yo y que escapa al Principio del Placer como simple homeostasis, es el tedio de envergadura antropológico-epocal y planetaria, el aburrimiento postmoderno, la estrategia de 'ligue polivalente' pero sin compromiso profundo con el otro, el llamado "amor líquido" (Zygmunt Bauman), la simple promiscuidad y/o el intento de convertir al Mercado en 'partner' absoluto que suministra gadgets, mercancías-tapones, para obturar la falla o grieta ontológica.
Como nos recuerda Élisabeth Roudinesco: ¡hay que reinventar el amor y la familia!
Santo Domingo, República Dominicana,
Excelente, como todo lo que hace usted.
ResponderEliminarSí que hay que reinventarse!!! Sin lugar a dudas.