Por Armando Almánzar-Botello
Uno de los grandes problemas antropolíticos del mundo contemporáneo globalizado no estriba tan sólo en las intervenciones militares imperialistas norteamericanas, explícita y vergonzosamente agresoras y genocidas, sino en un proceso de norteamericanización planetaria de las costumbres —como dice Vicente Verdú en su obra El planeta americano—, de mimetización hipócrita y descabellada de los valores y estilos del American Way of Life, patrocinado por los medios de comunicación de masas y por el mismo aparato ideológico-educativo deformante, bajo control de los sectores hegemónicos de poder.
Esta realidad sintomática se manifiesta en una suerte de 'inconsciente social planetario' cuya dominante es el cinismo, la búsqueda ciega del éxito, la moralina fraudulenta, la concepción comercial de la existencia, el culto espectacular a la fuerza y a la competencia brutal, el hedonismo consumista, el anti-intelectualismo, la 'floculación difusa del odio' (Lacan) y la genuflexión profunda y oportunista ante las escalas de valores reactivos propias del esclavo 'humanitero' que sirve de soporte, con sus banales acciones meramente ‘interesadas en el interés’ (Badiou), al mismo sistema opresivo que dice combatir.
Padecemos en el mundo actual, junto con la opresión monstruosa del capital político-militar-financiero y sus ‘eximios’ representantes, la dictadura de una seudo-mayoría supuestamente consciente, de una engreída morralla hedonista, dañada, resentida, vengativa, seudo-solidaria y seudo-ética, que pretende hacer el papel de instancia ‘pedagógica’ liberadora de lo múltiple, de lo plural, de las genuinas ‘multitudes’ en su real vocación solidaria y transformadora en esta fase del nihilismo glocal capitalista.
Complemento perfecto de los poderes más duros, ominoso resultado del dominio capitalista más perverso, este presumido sujeto neo-reactivo postmoderno constituye un tipo humano que oculta su profunda pasividad nihilista bajo el chisporroteo de falsas acciones mentidamente vitalistas y seudo-revolucionarias.
Desecho 'exitoso', 'triunfante', que no se reconoce como tal frente al espejo, este homúnculo de podios, clubes, empresas, altares, pandillas, congresos, podridas conveniencias y partidos políticos, pretende compensar con irrisorios activismos la dolorosa y persistente consciencia de su profunda minusvalía psico-social, recubrir con "inicuas simetrías" su más profunda vacuidad ontológica.
Esclavo espiritual que simula poseer consciencia crítica realmente autónoma, convivencial y creativa, cuando de hecho sólo sirve a la soberanía del Gran Capital, a la frivolidad cosmética del mundo.
Monstruosa criatura torturada por el afán de olvidar el propio mal olor que proviene de su origen, en el cumplimiento compulsivo de su rito purificador destinado al ascenso en la escala social; "alma bella" que practica de hecho, alevemente, el quítate tú pa’ ponerme yo, y defiende con fórmulas espurias y jerarquías bastardas una falsa 'otredad' concebida en términos solapadamente etnocéntricos, narcisistas, homogeneizantes, mercuriales, egoístas y pobremente pragmáticos, 'homofóbico-culinarios' y androcéntricos...
A esa criatura, con insospechadas posibilidades mutantes, en mi propio ser yo la vigilo, cauteloso...
© Armando Almánzar Botello
Santo Domingo, República Dpminicana
Santo Domingo, República Dpminicana
Interesantísimo texto, querido Armando. Un análisis agudo y certero que nos invita a reflexionar sobre lo que realmente importa. La inversión de valores éticos y morales va alterando nuestra conducta, mutilando nuestra capacidad de asombro… deshumanizándonos! Nos hemos enfocado en lo que le da sentido a nuestro vivir y no a nuestro existir, por eso vivimos en un constante estado de superficialidad. Me tranquiliza un poco darme cuenta que aún somos capaces de reconocer la diferencia, pero es un razonamiento que se diluye en la estrepitosa carrera “a ocupar un lugar” atropellando el alma a nuestro paso. Gracias por este brillante aporte. Un beso.
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