“Hypocrite lecteur, -mon semblable,- mon frère!”
Charles Baudelaire
Hans Bellmer. Los juegos de la muñeca. (serie) 1939
Por Armando Almánzar-Botello
"¿La vieja y repudiable violencia criminal contra la mujer y contra la integridad de los cuerpos?
O, muy por lo contrario: ¿defensa anti-fascista de una cierta belleza (in)humana; protección del derecho universal anticosmético a la modélica (im)perfección de los cuerpos?"
A.A.B.
“El respeto no es más que el rodeo de la violencia.” Georges Bataille.
“Amor: mecanismo de reparación simbólica de daños imaginarios.” Melanie Klein.
“El secreto innombrable y absoluto del libertino se oculta en su fe profunda y enigmática
“Ciertamente, podemos leer a Sade según un Principio de Violencia; pero podemos leerlo también (y es lo que él nos recomienda) según un Principio de Delicadeza. La delicadeza sadiana no es un producto de clase, un atributo de civilización, un estilo de cultura. Es una potencia de análisis y un poder de goce: análisis y goce se reúnen en beneficio de una exaltación desconocida por nuestras sociedades y que por eso mismo constituye la más formidable utopía.” Roland Barthes.
“El respeto no es más que el rodeo de la violencia.” Georges Bataille.
“Amor: mecanismo de reparación simbólica de daños imaginarios.” Melanie Klein.
“El secreto innombrable y absoluto del libertino se oculta en su fe profunda y enigmática
en un (de)sagrado polimorfo.” A.A.B.
Hans Bellmer. Los juegos de la muñeca (serie). 1939.
"Yo no insulto a ninguna mujer si deseo serle fiel a otra, porque a la mujer que yo insulto, tarde o temprano la penetro, ya sea por la vagina, por la boca, por el ano... o simplemente le abro un discreto orificio copulador en el vientre, en la cabeza o en la espalda...
Por eso, a las mujeres convencionalmente feas, o a las que simplemente no me gustan, nunca les hablo de un modo descompuesto.
Y si estas niñas o viejas feas —que merecen otro tipo de insulto estimulante—, de un modo indigno y
malagradecido hablan mal de mí pese a mi trato cortés, yo sé que su motivación profunda estriba en que adivinan sutilmente mi sistema filosófico y éste las excita. Se masturban entonces en mi nombre, mientras me leen con avidez, con secreta discreción gimiente. Algunas de ellas han tenido el descaro de hacérmelo saber.
Por lo demás, siempre me han fascinado los maniquíes femeninos pintarrajeados con volátiles colores eléctricos y fosforescentes: ¡para des-pan-zurrarlos desnudos en los fríos espejos de lo neutro indolente!".
© Armando Almánzar Botello.
Hans Bellmer. Los juegos de la muñeca (serie). 1939.
"Yo no insulto a ninguna mujer si deseo serle fiel a otra, porque a la mujer que yo insulto, tarde o temprano la penetro, ya sea por la vagina, por la boca, por el ano... o simplemente le abro un discreto orificio copulador en el vientre, en la cabeza o en la espalda...
Por eso, a las mujeres convencionalmente feas, o a las que simplemente no me gustan, nunca les hablo de un modo descompuesto.
Y si estas niñas o viejas feas —que merecen otro tipo de insulto estimulante—, de un modo indigno y
malagradecido hablan mal de mí pese a mi trato cortés, yo sé que su motivación profunda estriba en que adivinan sutilmente mi sistema filosófico y éste las excita. Se masturban entonces en mi nombre, mientras me leen con avidez, con secreta discreción gimiente. Algunas de ellas han tenido el descaro de hacérmelo saber.
Por lo demás, siempre me han fascinado los maniquíes femeninos pintarrajeados con volátiles colores eléctricos y fosforescentes: ¡para des-pan-zurrarlos desnudos en los fríos espejos de lo neutro indolente!".
© Armando Almánzar Botello.
© Donatien Alphonse Francois, Marquis de Sade, leído por Pierre Klossowski leído por Armando Almánzar-Botello leído por usted...
Santo Domingo, República Dominicana.
Mi querido Armando: De forma retorcida y en apariencia cruel pero impecable, desnudas el sadismo hasta su mas fría miseria, con la intención de que emerja puro y limpio el llamado a recuperar la virtud y el respeto a la dignidad humana. Te felicito y a la vez te reitero mi profunda admiración. Un abrazo... María.
ResponderEliminarMe encantó el poema. Paradógicamente núnca estoy en en mi momento estético para encontrar la delicadeza del sadismo. [ pero es muy mi asunto] Felicitaciones y le reitero mi admiración Sr. Almánzar. Altagracia Guílamo.
ResponderEliminarLos insultos generosos son las caricias más elocuentes. Palabras afiladas que se incrustan en la carne y en el alma con ferocidad irresistible. Raspan, liman, sacuden, boxean, provocan. ¡Oh, Sadismo delicioso! Me encanta este texto! Un beso.
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