Breve dramaturgia de la escritura
Por Armando Almánzar Botello
A Fredesvinda Báez, esa mujer que me sigue soñando…
“La oposición del sueño y la vigilia, ¿no es también una representación de la metafísica? Y ¿qué debe ser el sueño, qué debe ser la escritura si, como ahora sabemos, se puede soñar escribiendo? ¿Y si la escena del sueño siempre es una escena de escritura?”. Jacques Derrida.
En el sueño – ¿estado profundo y archioriginario de la “lecto-escritura”? –, la consciencia prerreflexiva puede distanciarse parcialmente de las imágenes en un modo que Sartre llamaba no tético, no posicional.
Podemos decir, inmersos en el proceso onírico: “esto es un sueño, ojalá no llegue, o llegue (depende de los deseos del sujeto-“lector” y del carácter del sueño) el momento del despertar”; pero el sujeto soñante no podría nunca decirse: “cuando yo despierte, ¿seguiré siendo la misma persona que supongo ahora que soy?, ¿estaré acostado, reclinado leyendo, o me descubriré despierto y activo en otro guión o accionar mundano muy diferente al que me ocupa en este sueño?”
Si el sujeto/lector/soñante se plantea así el problema -modo este último correspondiente al de una consciencia reflexiva, tética, posicional-, es porque ya está despierto.
¿Estamos ahora dormidos o despiertos?... ¿Me sigues, lector-soñante?
La seguridad de la vigilia nunca es un estado definitivamente alcanzado por nosotros. No podemos demostrar matemáticamente que estamos despiertos, no existe certeza apodíctica de la vigilia; a pesar de la presunta intuición autoconvalidante de Descartes, que dependía, en realidad, de la existencia presupuesta de un Dios-Autor que no mintiera.
De hecho, sólo podemos proseguir -en un proceso de ensayo y error-, con la validación/falsación fenomenológica de la presunción de vigilia, sosteniendo sobre la marcha la hipótesis de que estamos despiertos... Hasta prueba en contrario... ¿Me sigues, amable lector?...
Como diría Wittgenstein, denominamos entonces vigilia al estado del ser en que nos planteamos este tipo de problema filosófico y/o est/ético.
Nunca, cuando me considero dormido, mi yo se ha planteado así esta contrariedad lógica, por más que me distancie de las imágenes que se me ofrecen en algunos sueños.
Siempre, al formular el impasse, me descubro "casualmente" haciendo lazo social con otro(s) sujeto(s), cuyo espesor existencial
-en ocasiones virtual o espectral-, me hace resistencia, en mayor o menor grado.
En ningún sueño, por más que nos distanciemos de la sucesión aparente de imágenes oníricas
-en el llamado modo no posional-, podríamos efectuar este tipo de cadena razonante.
Inasible lector, observa el hecho de que siempre, en aquello que nos acontece y que marcamos en el recuerdo con los índices de "vivencia en la realidad despierta", es que nos hemos planteado este tipo de problemas sobre el dormir y la vigilia, con todos sus meandros y matices conceptuales...
A no ser que ahora soñemos sin ninguna coherencia, y creamos, sin embargo, razonar con ideas claras y distintas… No obstante, yo juego a que ahora estamos plenamente despiertos… y escribo…
¿Radica, talvez, en este insignificante detalle, la diferencia profunda entre sueño y vigilia… entre poesía y prosa?...
Se ha dicho: soñar es una experiencia más radical que la locura misma. El cogito queda más profundamente alterado en el soñar que en la alucinación. Por eso, yo supongo que ahora estoy despierto y no soñando…pero escribo...
Las imágenes del sueño son el dar-a-ver originario de un Ello impersonal que simplemente "muestra", para una pura mirada mental flotante que resulta ser la del sujeto que sueña. Alguien, cuyo nombre es Jacques Lacan, dijo algo parecido a esto en un remoto día de lluvia que se pierde en la memoria...
Cuando Chuang Tzu soñó que era mariposa, no fue en su condición de mariposa que se planteó el problema de si estaba despierto o dormido, sino en su carácter de Chuang Tzu. Se suponía sujeto humano despierto prisionero de la duda, pero no recordaba en absoluto que cuando batía sus alas como mariposa hubiese reflexionado sobre este dilema.
Por dicho motivo, podemos conjeturar que quien soñó fue el filósofo y no la mariposa. Satisface nuestra vanidad comprobar que él también lo razonó de este modo…
En el sueño de Chuang Tzu, su mirada misma era la mariposa... El soñante mira, pero no ve, como dijo Jacques Lacan en Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. El ver es un “mirarse mirando”, y esto sólo lo puede hacer la consciencia reflexiva de la vigilia, en la cual, aquella función atópica de la mirada
–luz, mancha, hendidura, objeto pulsátil en la sombra y estructural desposeimiento–, queda parcialmente elidida.
Ergo: es muy probable que ahora, a pesar del estado hipnoide que pueda inducir en nosotros la Internet o el libro, tú y yo, querido lector, estemos resplandecientemente despiertos.... en la lecto-escritura...
Aunque algo extrañamente familiar me inquieta: una bella rapsoda me recordó una noche, que "el sueño es una vigilia más alta".... No obstante, ahora evoco el hecho de que la hermosa mujer pronunció esta frase cuando se consideraba sutil y completamente despierta: ella misma me lo confirmó en el acto....
Quién sabe, amigo lector, si ahora te encuentras prisionero de Otro que se oculta en ti mismo, y sueñas que lees, por medio de artilugios más extraños que el caparazón de las tortugas, que la hoja de papel, la pantalla del computador o los perseverantes libros, estas "lúcidas" líneas que alguien, desconocido para ti, escribe pacientemente.
-No llamaré "torpe” a esa escritura, con la falsa modestia de Borges-.
© Armando Almánzar Botello
10 de Diciembre de 2010
Santo Domingo, República Dominicana.
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